Los últimos días han supuesto un baño de realidad para aquellos que predican que el procés, además de muerto, está enterrado.

El ascenso de Anna Erra y de Joan Queralt a destacados puestos de responsabilidad política es un claro mensaje por parte de Junts y de ERC en el sentido de que no tienen la más mínima intención de permitir la convivencia en Cataluña.

No faltan quienes insisten en que la cosa está mejor que antes, que lo del 1-O es una antigualla, que estamos en otra etapa y que el independentismo, poco a poco, empieza a asumir su derrota y volverse pragmático.

Sin embargo, la apuesta por dos de los tipos más fanáticos que te puedes echar a la cara en el panorama mediático y político catalán impugna el anterior planteamiento.

 ¡Qué decir de Erra! ¿Recuerdan? La alcaldesa de Vic que acogió las performances secesionistas más ultras (incluyendo miles de cruces amarillas en la plaza mayor) mientras prohibía actos de los constitucionalistas. Desde la megafonía municipal, llegó a lanzar proclamas indepes a toda mecha, tras el redoble de las campañas, como si fuera una ciudad controlada por el Estado Islámico.

 Durante una intervención en el Parlament, Erra pidió a los “catalanes autóctonos” que no cambien de idioma ni hablen en español a las personas que "por su acento o aspecto no parecen catalanas". Pues bien, esta es la nueva presidenta de la Cámara autonómica gracias al apoyo de su partido –Junts– y de ERC.

Por otra parte, quienes tengan la osadía de ver TV3 sabrán quién es Joan Queralt. Se trata del jurista de cabecera de la tele de la Generalitat –algunos creen que vive en los estudios por su omnipresencia en antena– y, junto al trío calavera (José Antonio Martín Pallín, Javier Pérez Royo y Joaquín Urías), forma la punta de lanza de nacionalismo mediático-jurídico más rancio. Sus análisis llegan siempre a la misma conclusión: España, caca y mala. Sólo Gonzalo Boye –el abogado de Puigdemont– le supera en inquina (que no en radicalismo).

Sorprendentemente, Joan Queralt es el padre de Argelia Queralt, una jurista de lo más razonable y ponderada, pero crítica con el procés. Mientras que su pareja es la magistrada del TSJC Montserrat Comas, muy de la tercera vía. La verdad es que las comidas familiares en esa casa deben ser la bomba…

Queralt es uno de los tertulianos que más odio destilan contra el uso del castellano. Hasta el punto de que en una ocasión llegó a acusar de “maltrato” a los padres de unos niños de Canet que exigían una educación bilingüe para sus hijos. ERC ha designado a Queralt como candidato por Barcelona para el Senado.

Esta semana, comentando estos hechos con uno de aquellos terceristas bienintencionados, me decía: “Al final, tienes razón, Alejandro, no hay nada que hacer con esta gente”. Lamentablemente, luego siempre acaban pactando con ellos.