La dirección de Podemos insiste en la necesidad de congelar el precio de las hipotecas a tipo variable, de intervenir en el negocio bancario ahora que la subida del euríbor ha encarecido los préstamos y ha dado fuelle a las entidades para mejorar sus márgenes y obtener unos beneficios de 20.000 millones de euros en el último ejercicio. Unos resultados de los que el nuevo impuesto detraerá en torno a 1.000 millones.
De la misma forma que en un momento dado la tomaron con el principal accionista de Inditex, Amancio Ortega, por sus donaciones al sistema sanitario público, ahora Podemos la ha emprendido con los banqueros; casi a la vez que con el propietario de Mercadona, Juan Roig, al que han puesto a caer de un burro viniendo y sin venir a cuento.
Es curioso que insistan porque no se puede decir que la campaña contra Ortega les saliera bien: la gente tiende a odiar a los ricos, sobre todo si hacen ostentación de su riqueza o si la empresas que los ha hecho millonarios es abusiva a ojos de los consumidores. No es el caso de los dos personajes ni de las marcas de Inditex ni de los supermercados del valenciano.
Podría comprenderse que el momento que atraviesa Podemos, muy castigado por los efectos adversos de la ley del solo sí es sí, aconseja desviar la atención con otros asuntos más rentables desde el punto de vista de la propaganda. Aunque, en cualquier caso, no parece la política más responsable de un partido de gobierno, y mucho menos si es de izquierdas.
Dicho lo cual, hay que reconocer que la banca de nuestro país mantiene el tradicional comportamiento abusivo con sus clientes, a los que en estos 10 años de tipos a cero, incluso negativos, ha aplicado comisiones suficientes para mantener a flote la cuenta de resultados. Ahora, cuando sube el precio del dinero, se empeña en ensanchar sus márgenes sin compartir los beneficios que comporta el cambio de escenario con los ahorradores.
El euríbor estaba al -0,3% en febrero del año pasado, y ayer se situó en el 3,4%, una subida que se ha reflejado con una fidelidad inmediata en los préstamos, pero no en los depósitos. Las entidades solo retribuyen el ahorro de los nuevos clientes; con los habituales arrastrarán los pies todo lo que puedan, como siempre han hecho.
No es de extrañar que se formen colas ante las oficinas del Banco de España para comprar deuda pública: las letras a seis y 12 meses se retribuyen casi al 3%. Los bancos también tienen fondos de deuda soberana, pero con una rentabilidad media del 2% en estos momentos; o sea, el 30% menos que comprándola directamente en la ventanilla del Tesoro.
Que todos los bancos del país trasladen la subida de tipos al ahorro con el mismo retraso, uno de los más exagerados de la UE –de los 19 países de la zona euro, solo en cinco se pagan peor los depósitos que aquí-- no habla muy bien de la transparencia de nuestro mercado financiero.