La firma catalana Werfenlife, fabricante de material hospitalario, está haciendo de oro a sus afortunados amos, Marc, Xavier, José Luis y Jorge Rubiralta Giralt. Su padre, José María Rubiralta Vilaseca, erigió mano a mano con su hermano Francisco un vasto imperio económico que tiene ramificaciones por medio mundo y abarca dos negocios principales: uno, el citado Werfenlife; y otro, la acería Celsa, fundidora de chatarra en alambres, cables y vigas de acero.
En 2006, José María y Francisco partieron peras y acordaron adjudicarse los activos, que ambos venían poseyendo por mitad. Francisco se quedó la rama siderúrgica y José María, la médica.
Este último falleció en 2012. De inmediato, sus hijos tomaron el control de las sociedades patrimoniales dueñas del capital de Werfenlife y desembarcaron en el consejo de administración de ésta. A continuación, designaron secretario al incombustible abogado y expolítico Miquel Roca Junyent.
Desde entonces, la estirpe Rubiralta ha propinado una serie de petardazos financieros que la catapultan a la categoría de supermillonaria.
Las vías escogidas para succionar los fondos sociales son dos. La primera, la distribución de dividendos. La segunda, la compra por parte de Werfenlife, de gruesos paquetes de sus propias acciones, que obraban en poder de las entidades titulares de la corporación. Entre pitos y flautas, desde 2012 la saga se ha embolsado por ambos conceptos la bagatela de 1.055 millones en efectivo contante y sonante. De ellos, 175 millones el año pasado.
Salvo error u omisión, se trata de uno de los mayores enriquecimientos acaecidos en los últimos tiempos en Cataluña.
Este singular pelotazo encierra, además, un detalle no menor. La hermandad Rubiralta ha ingresado esa cantidad astronómica, sin merma de su control absoluto de Werfenlife. Sigue disfrutando del 100% de un gigante que capitaliza casi 1.400 millones y que, además, año tras año gana dinero a capazos.
Año | Giro | Beneficio | Patrimonio |
2020 | 1.700 | 260 | 1.380 |
2019 | 1.470 | 180 | 1.372 |
2018 | 1.360 | 160 | 1.370 |
2017 | 1.340 | 157 | 1.290 |
2016 | 1.190 | 138 | 1.214 |
2015 | 1.175 | 142 | 1.140 |
2014 | 1.030 | 124 | 960 |
2013 | 985 | 114 | 790 |
2012 | 1.015 | 116 | 790 |
Grupo Werfen tiene su cuartel general en la plaza Europa, del municipio barcelonés de Hospitalet de Llobregat. Cuenta con 5.500 empleados. Su especialidad son los sistemas de diagnóstico in vitro, que le aportan casi el 90% del giro. En dos negocios, la coagulación y la autoinmunidad, es líder mundial con cuotas de mercado respectivas del 28% y el 20%.
El conglomerado Werfenlife gestiona más de medio centenar de empresas y posee siete plantas industriales de avanzada tecnología. Estas se encuentran en Sant Esteve de Sesrovires y Lliçà d’Amunt, ambas en Barcelona; una en Munich (Alemania); y cuatro en Estados Unidos, ubicadas en Bedford, Orangeburg y dos en San Diego. La inversión realizada en estos centros suma 1.000 millones de euros.
Investigación, su plato fuerte
El plato fuerte de Werfen es la investigación y desarrollo de nuevos productos. Solo en los dos últimos años ha dedicado a este capítulo más de 200 millones.
Las magnitudes del consorcio Rubiralta son espectaculares. En 2020, en plena pandemia, sus ventas consolidadas se encaramaron un 15% hasta los 1.700 millones.
Rentabilidad
La rentabilidad de la casa se mantuvo en sus esplendorosos términos habituales. Con semejantes ingresos, declaró un beneficio de explotación de 350 millones y un superávit neto de 260 millones. Este último significó una ascensión fulgurante del 44%.
Los avatares de Werfenlife revelan que con crisis económica o sin ella, el opulento conglomerado de los Rubiralta sigue navegando con las velas desplegadas y además proporciona un lucro inmenso a sus venturosos propietarios.