Pensamiento

¿Se ha suicidado el PSC?

16 junio, 2014 08:31

"El PSC se ha suicidado"; "Lo peor es que deja huérfanos a miles de catalanes y catalanas". Decía Toni bolaño en sus postreras reflexiones sobre la situación de este partido.

El PSC nació con la defunción programada; programada y asociada al tiempo que puede mantenerse una mentira colosal en el imaginario colectivo, por muchas inyecciones de narcótico que se hayan ido inyectando a ese imaginario

Cuesta añadirse a esta reflexión. El verbo, en forma de presente reciente, no se corresponde con los hechos ni con los datos electorales: Ha sido un proceso agónico, alargado y obstinadamente negado por los "matarifes". Es difícil poner una fecha a la expresión "El PSC se ha suicidado"; probablemente, situar esa fecha con la iniciativa del proceso del 2º Estatuto sería más acorde con la realidad profunda acumulada.

Pero siendo más rigurosos, el PSC nació con la defunción programada; programada y asociada al tiempo que puede mantenerse una mentira colosal en el imaginario colectivo, por muchas inyecciones de narcótico que se hayan ido inyectando a ese imaginario.

El PSC fue creado para dos finalidades; una explícita: partido al servicio de las capas populares para canalizar la política inspirada en los principios socialistas, alma PSOE, y otra implícita y disimulada en la hipérbole "aconseguir la realització plena de Catalunya [lograr la realización plena de Cataluña]", alma PSC.

Había que evitar por todos los medios la visualización de que, al inicio de la democracia, en Cataluña, el partido socialista consiguiese más votos que otros partidos de "obediencia catalana", expresión acuñada por "L'Assemblea de Catalunya" para acotar el terreno de la política posible en esta comunidad.

La Federación Catalana del PSOE podía conseguir algo elemental y peligroso: dejar al descubierto la naturaleza real de la demografía de Cataluña, y con ello, dar al traste con el proyecto del catalanismo, así llamado entonces, pero que llevaba el ADN de la mutación progresiva catalanismo-nacionalismo-soberanismo-secesionismo.

No se podía permitir que el PSOE obtuviera más votos que otras formaciones catalanas nominadas socialistas; menos aún que superara el resto de votos asimilables a toda la izquierda

No se podía permitir que el PSOE obtuviera más votos que otras formaciones catalanas nominadas socialistas; menos aún que superara el resto de votos asimilables a toda la izquierda; y mucho menos todavía que el "sorpasso" alcanzara al resto de las demás fuerzas en su conjunto.

Además había otra alarma añadida; la práctica totalidad de los votos que obtendría el PSOE serían de inmigrados. Por tanto; nada de dejarlo presentarse en solitario. El resultado fue forzar una coalición electoral socialista como primera medida y una unificación posterior entre los tres partidos socialistas, en la que, en expresión real y cruel de la época, se definió como "vosotros ponéis la cantidad y nosotros la calidad".

Así se lo hicieron saber a Felipe y a Alfonso; así se argumentó con el chantaje de que no podían colaborar en la reedición del lerrouxismo, y así se lo creyeron éstos, y así lo asumieron (el tiempo les habrá pagado con suficientes pesadillas). Ese abandono, esa cesión al chantaje es la que da sentido a la segunda afirmación de Bolaño: "Lo peor es que deja huérfanos a miles de catalanes y catalanas", solo que la orfandad hay que situarla demasiadas décadas atrás.

El PSC actual, residual e inútil, ya no sirve, los votantes socialistas han percibido el engaño sostenido elección tras elección, consistente en una política de hechos ajenos a las proclamas de campaña, a los mismos programas, y ajenos a los intereses de los que votaban PSC porque venía el González de turno a pedirlos para el PSOE y a conseguir su movilización. ¡A qué extrañarse de que le den la espalda!

La condición de disconformes díscolos de los inmigrantes "lerrouxistas" ha desaparecido, décadas de juego sucio de los socialistas, en la que han ejercido a partes iguales de responsabilidad el PSC y el PSOE, ayudados en la misma tarea, asumida con gozo por comunistas y sindicalistas, han permitido a los continuadores de "L'Assemblea" modificar la infraestructura social a través de la renovación de generaciones y de la formación de hornadas producidas en la "normalización".

El último servicio que están dispuestos a prestar los poderes fácticos del actual PSC es que éste se pueda contabilizar como una fuerza más a favor del "procés", y eso, ni siquiera les requiere convencimiento ideológico

El último servicio que están dispuestos a prestar los poderes fácticos del actual PSC es que éste se pueda contabilizar como una fuerza más a favor del "procés", y eso, ni siquiera les requiere convencimiento ideológico; basta algo abundante en sus filas: líderes con ideología acomodaticia al servicio de su supervivencia y acólitos alimentados por el pesebre administrativo municipal, diputacional, consellterritorial, parlamental... y afines.

Personalmente creo que Navarro es el último superviviente de los convencidos de que se puede mezclar el aceite con el agua; hasta me creo que su esfuerzo ha ido guiado por razonables dosis de buena fe. Obviamente insuficientes, cuando el deterioro arranca de tan antiguo, y la maraña de sofismas tan tenaz, que resulta imposible separar el grano de la paja en el revuelto conceptual.

Sin embargo, en esta sociedad, como en cualquier otra, hay diferencias de intereses, hay lucha de clases, hay, por tanto, terreno para la política inspirada en los valores socialistas. Ello ya no está en manos del PSC, dudosamente lo está en el PSOE. Sin duda ni ha estado en el zapaterismo real ni en el rubalcabismo de interpretación.

Quizá remotamente pueda estar en el PSOE resultante de su crisis, si descubren a tiempo que una política de izquierdas necesita un campo de acción política organizado, eficaz y honesto, pero, sobre todo, necesita un campo de actuación creíble en términos institucionales, un Estado viable y controlable.

Desgraciadamente, hace demasiado tiempo que el paradigma del Estado fuerte, como condición para hacer posibles las políticas redentoras de los desfavorecidos, ha desaparecido del inventario ideológico del PSOE, o ¿es que algún socialista cree que se debe dedicar a hacer propuestas que no puedan rechazar los de BILDU, ERC, PNV, CiU y demás destructores del Estado?