Las principales Bolsas occidentales empezaron muy bien el año. A pesar de los estragos generados por la Covid-19 en China, el 19 de febrero el índice S&P 500 conseguía un nuevo máximo histórico, el Ibex-35 acababa por tercer día consecutivo por encima de los 10.000 puntos y el Eurostoxx 50 obtenía una revalorización del 3,1% en poco más de mes y medio.

No obstante, en la siguiente semana, la tendencia cambió. Los inversores empezaron a temer que ni Europa ni EEUU se librarían de las negativas repercusiones económicas y sanitarias generadas por el nuevo coronavirus. La señal de alarma la dio Lombardía (Italia), al decretar sus autoridades la suspensión de todos los eventos públicos y el cierre de escuelas, universidades, bibliotecas, cines y teatros.

A pesar de ello, el gran desplome llegó entre el 12 y 23 de marzo. El principal motivo fue el confinamiento en sus casas de una sustancial parte de la población europea y la creciente posibilidad de que EEUU adoptara una medida similar. Entre el 19 de febrero y el 23 de marzo, el Ibex-35, Eurostoxx 50 y S&P 500 cayeron un 38,2%, 35,7% y 33,9%, respectivamente. 

Sin embargo, una gran sorpresa ha tenido lugar en las últimas 15 sesiones. Una recuperación lenta y errática de las Bolsas ha dado paso a una fulgurante. Entre el 15 de mayo y el 5 de junio, los principales índices español, europeo y norteamericano han avanzado un 21,6%, 21,4% y 11,5% respectivamente.

Las razones que justifican dicha sorpresa son muy diversas. Tienen índole económica, inversora y sanitaria. Entre las primeras, cabe destacar:

1) El plan de recuperación europeo. Su elevado importe (750.000 millones de euros) ha recibido un aplauso casi unánime. Ha superado cualquier expectativa optimista. No obstante, tan o más importante es el destino del 66,6% de sus fondos a subvenciones (500.000 millones de euros). También que los países más afectados por la Covid-19 sean los más beneficiados (Italia y España). Después de su presentación, los inversores creen en una recuperación más rápida de la inicialmente prevista y en que ningún país de la Unión Europa quedará excluido de ella.

2) El incremento de las compras de deuda por parte del BCE. El pasado jueves, el BCE decidió incrementar en 600.000 millones de euros su programa de adquisición de bonos y lo extendió al menos hasta junio de 2021. Además, reinvertirá en dichos títulos, como mínimo hasta diciembre de 2022, cualquier importe procedente de sus vencimientos. Dos medidas que aseguran una elevada liquidez en la zona euro y alejan de forma casi definitiva la posibilidad de una crisis de la deuda en ninguno de los países del área.

3) El empleo sorprende positivamente en mayo. En abril, en EEUU se destruyeron 20,5 millones de puestos de trabajo y la tasa de desempleo ascendió al 14,7%, la más elevada desde 1940. En mayo, el consenso del mercado esperaba que el anterior ratio llegara al 19%. No obstante, de manera sorprendente, el país no destruyó, sino creó ocupación en dicho mes. En concreto, 2,5 millones de empleos. Un dato que llevó la tasa de paro al 13,3% y aumentó las posibilidades de que la salida de la crisis en EEUU sea en forma de V. 

Las más importantes de las segundas razones:

4) La renta fija no es una buena opción de inversión. La elevada liquidez inyectada por los bancos centrales ha llevado a un nivel muy bajo a los tipos de interés de la deuda de los países desarrollados y la mayoría de empresas. Así, por ejemplo, el pasado viernes, el del bono español a 10 años se situó en el 0,56%. Una de las pocas opciones para conseguir una atractiva rentabilidad la constituyen los bonos de las compañías que poseen un elevado ratio de endeudamiento. Sin embargo, no son nada recomendables para el inversor conservador.

5) El precio de la vivienda casi no ha caído. Los propietarios de pisos siempre reaccionan más lentamente que los tenedores de acciones. Por tanto, cuando llega una crisis económica, el precio de los títulos cae mucho más rápido que el de las viviendas. En consecuencia, en la actualidad hay escasas oportunidades en el mercado residencial y múltiples en el bursátil, pues muchas de las primeras llegarán a partir de septiembre. Un magnífico ejemplo es la reciente evolución del precio de los pisos usados en España. Según Idealista, entre el 1 de marzo y el 31 de mayo, la caída solo fue del 1,3%. En términos interanuales, aún sube un 1%.

Las más transcendentes de las terceras razones:

6) La remisión de la enfermedad. El número de contagios y muertos en los países avanzados ha disminuido notablemente en el último mes. Dicha reducción ha permitido el regreso de numerosas empresas. Entre ellas, aunque sea de forma limitada, muchas de las dedicadas al comercio, la restauración y la cultura. Además, entre el 15 de junio y el 1 de julio, la mayoría de países europeos volverá a abrir sus fronteras a los visitantes extranjeros, sin necesidad de que éstos pasen ninguna cuarentena. Por tanto, el turismo internacional retornará.

7) Un superior conocimiento de la enfermedad y una mayor dotación de servicios sanitarios. El próximo otoño, si existe un rebrote del Covid-19, la primera característica probablemente provocará una disminución del ratio entre enfermos graves y totales. La segunda permitirá disponer de más plazas en los hospitales, en las unidades de semicríticos y en las UCI. Así pues, será más difícil que se produzca un colapso del sistema sanitario y el confinamiento en sus casas de la mayor parte de la población.

En definitiva, el acierto en las medidas adoptadas por las autoridades económicas, unas perspectivas más favorables de las inicialmente previstas, la inexistencia de atractivas alternativas conservadoras de inversión, la remisión y el mayor conocimiento de la enfermedad explican principalmente la gran alza bursátil observada en las últimas 15 sesiones.

A pesar de ello, el ejercicio de 2020 pasará a la historia como el peor en materia económica de nuestras vidas. Al menos, hasta el momento. Por tanto, sería iluso pensar que los principales índices bursátiles seguirán subiendo de forma casi continúa. En los próximos meses, habrá malas noticias y éstas también cotizarán en el parqué. En resumen, si invierte en Bolsa, prepárese para cualquier alegría, pero también para tener muchos sustos.