¡Cuánta razón tenía Cela cuando dijo aquello de que, en España, el que resiste gana! ¿Alguien se acuerda del oneroso casoplón de Pablo Iglesias, que hasta tenía una casita de invitados para cuando viniera Roures de visita? El tema ha desaparecido de los diarios, y como una parte de la militancia de Podemos dijo que le parecía muy bien lo de la mansión, pues no hay más que hablar. De esta manera, Iglesias no se ve obligado a perder el tiempo defendiendo lo indefendible y puede dedicarse a su auténtica prioridad: la Tercera República Española. En su reciente visita a Chis Torra, hasta le dijo que contaba con él para la consecución de esa república, cuando la que tiene en la cabeza el mayordomo de Puchi es de ámbito estrictamente catalán. Luego, Pablemos se fue al trullo a visitar a Sànchez y a Cuixart para solidarizarse con ellos y declarar que es una vergüenza que en España haya presos políticos. Como muestra de coherencia, espero que un día de éstos invite a comer a los supervivientes del golpe de Estado de febrero del 81, que también se consideraban presos políticos.
Contar con Torra para implementar la República española es del género tonto. El separatista es, por definición, un señor que quiere dejar de ser español, así que no se puede contar con él para nada relacionado con el futuro de España. Los comunistas siempre han alabado la figura del tonto útil, pero se trataba de un tonto que les pudiera ser de utilidad, no de interpretar ellos ese papel, que es lo que acaba de hacer Iglesias con su visita al becario de la plaza de Sant Jaume. ¿No recuerda el líder de Podemos cómo se portaron los referentes políticos de Torra durante la guerra civil? Estat Català intentó pactar con Hitler para convertir Cataluña en una república amiga del Tercer Reich. El majareta de Daniel Cardona, líder de Nosaltres Sols, hizo lo propio con Mussolini para convertir la catalana tierra en una especie de precedente en la península ibérica de la República de Saló. Confundir a un separatista con un aliado a la hora de conseguir tus fines es de una miopía política considerable, y Pablemos debería ponerse gafas en su búsqueda de compañeros de viaje en vez de darle palmaditas a alguien que va a su bola y que le dejará tirado a las primeras de cambio.
Lamentablemente, el hombre es partidario de la contumacia en el error. Se conforma con compartir los enemigos con cualquiera, aunque no sea de fiar. Si todos los que no soportamos al PP y que nos da la mismo una monarquía que una república votásemos a Podemos, el partido crecería de manera exponencial y se haría con el Gobierno de la nación ipso facto. Desafortunadamente para el Hombre del Chalé, eso no va a ocurrir porque no somos todos tan lerdos como él y nunca iríamos con un fascista seudoilustrado como Torra ni a la esquina. Si Iglesias cree que merece respeto una gente que se pasó por el forro la Constitución y el Estatuto de autonomía, otros pensamos que no merecen ninguno, que los actos tienen consecuencias y que los presos y los fugados tienen que atenerse a ellas. Y que hace falta ser muy zote para creer que se puede reformar España junto a una gente que solo piensa en abandonarla lo antes posible.