No pasa día sin que Esquerra Republicana encuentre una nueva manera de hacerle la pascua a su socio de gobierno, el PDeCat, Junts x Puchi o como se llamen en estos momentos los herederos de la arruinada, embargada y morosa Convergència Democràtica de Catalunya. No negaré que la cosa resulta bastante divertida para los que no soportamos al actual gobiernillo, pero no sé si es la mejor manera de afrontar la catástrofe financiera que se nos viene encima tras la epidemia del coronavirus. Es cierto que en el gobierno central también hay roces entre el PSOE y Podemos, pero lo de aquí es mucho más espectacular. Cuando los de Torra pretendieron que los del beato Junqueras les echaran una mano con el marrón que le ha caído encima a Laura Borràs por sus supuestos trapicheos con un amiguete de variadas ocupaciones --entre ellas, la de narcotraficante-- cuando estaba al frente de la Institució de les Lletres Catalanes, los de ERC les vinieron a decir que apechugaran ellos solos con las presuntas corruptelas de la geganta del pí, y solo les faltó añadir algo que ya es del dominio público, que los términos convergente y corrupto son prácticamente sinónimos.

Ahora ERC se ha vuelto a descolgar con otra propuesta que, sin duda alguna, volverá a hacer las delicias de los neo convergentes: exigir que TV3 haga el favor de fijarse un poco en la corrupción catalana, la de aquí, la de casa, que, sin molestarse en insinuarlo, afecta siempre a los convergentes del ayer, del hoy y del mañana. Hasta el momento, ese asunto ha sido ignorado por la dirección de TV3, implacable con la corrupción mientras no afecte al partido fundado por Jordi Pujol (cuya imagen contribuye a blanquear siempre que tiene oportunidad, aunque haya que arrastrar al plató a la Rahola con el brazo roto para decir que al viejo ladrón lo absolverá la historia, o algo parecido). Las prisas que se han dado en TV3 para emitir un programa de ETB que pone a caer de un burro al rey emérito o la alegría con la que se informa de esos papeles del FBI que señalan a Felipe González como el creador del GAL --dos asuntos censurables, de acuerdo-- nunca han llegado al entorno convergente, provisto, al parecer, de un “Detente, bala” de gran eficacia.

 Es evidente que ERC tiene muchas ganas de que lleguen las elecciones para poder deshacerse de su molesto socio de gobierno. Todo lo que hacen es para chinchar a Torra y al entorno convergente. Es como si les diera vergüenza que se les relacionara con ellos, cosa comprensible ante la larga lista de mangancias que atesoran los pedecators, y no vieran la hora de librarse de ellos. Mientras los puchis y los torreznos siguen con la cantinela de la independencia unilateral, los tardás y los rufianes parecen haberse hecho a la idea de que dicha independencia ni está ni se la espera en los próximos dos siglos y se matan por pintar algo en Madrid, que es, en el fondo, donde se toman las decisiones importantes.

Por eso prefieren pactar con Sánchez en vez de unirse a los alienígenas del planeta Torra, que cada día están más cerca de perderse en el espacio sideral mientras nadie le hace el más mínimo caso al orate de Waterloo. Tal como está el patio entre ERC y el PDeCat, las elecciones deberían ser inminentes. ¿A quién le interesa un gobierno cuyos socios reman en direcciones diferentes y se hacen mutuamente la puñeta? Pues parece que solo a una persona, Quim Torra, el fantasmón de la Casa dels Canonges, cuyo aleteo de sábana y arrastrar de cadenas dicen que se oye con cierta frecuencia en el palacio de la Generalitat.

El hombre que, teóricamente, solo estaba para guardarle el sillón a su amo y señor se resiste ahora a poner fin a esta agonía sadomasoquista que es nuestro querido gobierno autónomo. Yo ni siquiera entiendo muy bien por qué, ya que lo realmente importante, subirse la pensión, ya lo hizo en su momento con la misma eficacia y sutileza con la que se subió el sueldo al llegar a presidente por accidente. ¿Estará esperando a que lo inhabiliten para poder apuntarse a la táctica Borràs --¡hay una persecución generalizada del Estado contra el independentismo!, y otros mantras que ya solo convencen al inefable Canadell y a los lectores más zotes de los digitales subvencionados-- y arder metafóricamente en la pira española que se alimenta con soberanistas? Ya que lo van a echar, nada le costaría ensayar esa pose tan española que consiste en asegurar que se va porque quiere y convocar elecciones para después de las vacaciones. Difícilmente salvaría la dignidad, pero se ahorraría las próximas trastadas que ERC le debe estar preparando en estos mismos momentos, mientras termino este artículo.