Pensamiento

La neolengua

10 julio, 2015 21:28

'Lingua Tertii Imperii: Notizbuch eines Philologen' (1947) es un libro de Victor Klemperer, profesor de francés en la Universidad de Dresde. El título, en latín, significa 'La lengua del Tercer Imperio', y el subtítulo, en alemán, 'Agenda de un filólogo'. 'Lingua Tertii Imperii' (LTI) estudia la forma en la que la propaganda nazi alteró el idioma alemán para inculcar a la gente ideas nacionalsocialistas.

LTI muestra un idioma alemán retorcido en una neolengua como idioma. También muestra cómo el nuevo idioma llegó a ser hablado por la mayoría de la población de forma natural. En el reverso, el texto también hace hincapié en la idea de que la resistencia a la opresión comienza por cuestionar el constante uso de palabras de moda. Subraya construcciones de palabras extrañas con la intención de dar un aspecto 'científico' o neutral muy dedicado a los discursos, así como gran parte del comportamiento de todos los días. El texto de Klemperer vio la luz después de la Segunda Guerra Mundial, casi al mismo tiempo que '1984', de George Orwell, que también acuñó el término de neolengua que transforma el léxico con fines represivos.

"La gente lleva pegatinas con el 'sí' en la solapa del abrigo, y a los vendedores de esos distintivos no se les puede decir que no sin despertar sospechas"

El libro tiene poco desperdicio. Aquí van unas perlas: "Es el mayor espectáculo circense, propio del circo Barnum, que he visto de Goebbels hasta ahora, y no logro concebir que pueda superarse. El plebiscito a favor de la política del Führer y de la 'lista única' para el Reichstag". Klemperer sigue en su análisis: "A mí, todo el asunto me parece de lo más torpe y burdo imaginable. Plebiscito... Quien conozca la palabra verá que está irremediablemente ligada a Napoleón III, y Hitler no debería dejar que lo asocien con él. Y la 'lista única' muestra demasiado a las claras que el Reichstag tiene los días contados como parlamento". Y así fue.

El profesor universitario escribía estas ideas en su diario mientras sufría la persecución del nacionalsocialismo: "La propaganda es en su totalidad un espectáculo circense tan perfecto -la gente lleva pegatinas con el 'sí' en la solapa del abrigo, y a los vendedores de esos distintivos no se les puede decir que no sin despertar sospechas-, es tal la violación de lo público que, de hecho, debería provocar el efecto contrario al deseado...".

Victor Klemperer concluye con un cierto tono de amargura que "hasta ahora siempre me he equivocado; juzgo como un intelectual, y el señor Goebbels cuenta con una masa embriagada." ¿Les suena todo esto? Estoy seguro de que sí. Si eliminamos las referencias al nazismo, las reflexiones de hoy tienen mucho en común. Aún estamos, parece, a tiempo de reflexionar. Al menos eso esperamos muchos antes de que sea tarde.