Pensamiento

Joaquín Sabina, de hereje a monaguillo

26 septiembre, 2014 08:57

¿Quién les habrá otorgado al gremio de actores y demás personal de la farándula la capacidad para aleccionarnos sobre ideología, política y moral con sobrada y persistente superioridad moral? ¿Acaso están tocados por una varita mágica? ¿Tienen mayores conocimientos que el resto? ¿Por qué se les otorga predicamento, por qué las buenas gentes, las gentes sencillas les dan crédito, les otorgan mayor credibilidad que a un ingeniero, a un albañil, o a una enfermera, si nunca han demostrado por estudios, preparación o experiencia política mayor pericia que el resto de ciudadanos en estos avatares?Tienen el mismo derecho que cualquiera, no seré yo quien lo cuestione, ni tendría razón alguna para hacerlo, pero no más.

Viene a cuento porque de manera ocurrente, cada dos por tres, pontifican sin rigor alguno, sobre temas que demuestran desconocer. Aunque ni ellos ni quienes le otorgan el crédito, parecen sospecharlo.

Joaquín Sabina, acaba de hacerlo con la frivolidad de quien decide experimentar en cuerpo ajeno, lo que nunca estaría dispuesto a soportar en el propio. Ya lo hizo con el régimen cubano; ahora hace lo mismo con el proceso de secesión catalán: “La gente debe tener derecho a votar cuantas más veces mejor”, dijo en el programa de Risto Mejide como quien está formulando una evidencia que sólo los necios podrían cuestionar. Y puso a EEUU como modelo de permisividad. Si así es, ¿Podría Navarra poner a votación si se veta de la nacionalidad española a las personas de religión diferente a la católica, si se priva a las mujeres del derecho al voto, o se prohíbe la homosexualidad? ¿Podría Cataluña decidir en referéndum si el castellano ha de ser o no oficial o España imponer al español como única lengua oficial?

No dudo de su buena fe, Sr. Sabina, pero no se puede hacer más alarde de ignorancia, ni hacer de tonto útil con más seguidismo

Joaquín Sabina queda de puta madre con la rajada, pero su reflexión sobre el particular es escasa, y su conocimiento nulo. La democracia es algo más que votar, también es un entramado de axiomas jurídicos y normas para garantizarla. Sabina cae en la frivolidad de poner al mismo nivel votar la legalización o no de la marihuana con la posibilidad de desmembrar un país. Y para ello se apoyó en EEUU como modelo democrático. Debería saber al menos, que en EEUU se podrán hacer votaciones refrendarías (también aquí), pero su constitución no contempla la posibilidad de que uno de sus Estados pueda separarse de la Unión. Esta fue la respuesta de la Casa Blanca el pasado 2013, a la petición de secesión de Texas:

"Nuestros padres fundadores establecieron la Constitución de los Estados Unidos “para formar una unión más perfecta” mediante la dura y frustrante pero necesaria tarea del autogobierno. Ellos consagraron en ese documento el derecho a cambiar nuestro Gobierno nacional a través del poder del voto, un derecho por el que generaciones de americanos han luchado para garantizar a todos. Pero no establecieron el derecho a marcharse. Como explicó el presidente Abraham Lincoln en su primer discurso inaugural en 1861, “considerando la ley universal y la Constitución, la unión de estos estados es perpetua".

No espero que Joaquín Sabina esté de acuerdo con la Constitución americana, yo no lo estoy, pero al menos, cuando se apoye en ella para ayudar al separatismo catalán a incumplir la española, sepa de qué habla. Y de paso reconocer que al menos en nuestra Constitución, se regula la posibilidad de cambiarla democráticamente, y por tanto, incluir, si tiene mayorías suficientes, el derecho a hacer referendos por parte de las comunidades autónomas. O no.

Pero puesto a mostrar su ignorancia con ínfulas de estar de vuelta de todo, aseguró que en Cataluña no hay problema lingüístico alguno. Puso su autoridad y vivencias en Cataluña como aval de tan evidente conclusión. Y agregó decidido: "Ese problema se lo han inventado los políticos de Madrid".

No dudo de su buena fe, Sr. Sabina, pero no se puede hacer más alarde de ignorancia, ni hacer de tonto útil con más seguidismo. Acaba de repetir el mantra preferido y más antiguo de los nacionalistas, su argumento ad hominem por excelencia. Lo que acabo de hacer yo con usted. Si a estas alturas alguien negase que en el País Vasco nunca existió miedo, ni exclusión, ni muertos, sino que todo fue propaganda inventada por Madrid, le aseguro que buena parte de la sociedad le miraría con condescendencia. Tener que aguantar desde Madrid decir, que la imposibilidad de estudiar en castellano en Cataluña, es un invento de Madrid, y que la exclusión que hemos sufrido y sufrimos millones de castellanohablantes nunca existió, es propio de alguien que no tiene ni puta idea de qué ha pasado en Cataluña en los últimos 34 años. Como no podía ser de otra manera, el pack de mantras nacionalistas no podía ir completo sin la defensa de la inmersión lingüística en nombre de los pecados a redimir por el franquismo. Como si tuviéramos que pagar nosotros lo que hicieron generaciones anteriores. Y ya puestos, se pasó por la Iglesia: “las lenguas son sagradas”. Es casi imposible hacerle el juego con mayor torpeza al esencialismo nacionalista. Entérese: las lenguas no son sagradas, las lenguas están para que te sirvan, no para servirlas tú a ellas; quien es sagrado es el ser humano, su vida y su libertad, nunca las lenguas, y más si sólo se constituyen en medios para excluir el derecho de otros hablantes a utilizar las suyas.

La defensa de la inmersión lingüística en nombre de los pecados a redimir por el franquismo. Como si tuviéramos que pagar nosotros lo que hicieron generaciones anteriores

La única disculpa que le asiste es pertenecer a esa casta de privilegiados que cuando vienen a Cataluña le ponen alfombras y le bailan el agua. Como a García Márquez en Cuba, como a cualquier famoso en cualquier lugar donde su presencia es un plus. Rentabilidad, marketing, ya saben. Se montan en un taxi, le hacen la ola, van a un concierto, cenan, autógrafos, adulación… pero la realidad de los que son ciudadanos de segunda en Cataluña ni la sospecha.

Estoy convencido de que si el Sabina subversivo que todos conocemos hubiera vivido una décima parte de atropellos que en Cataluña percibe cualquiera que no se niegue a ser ciego, sordo y mudo, sería el primero en rebelarse. De hecho ya ha dado muestras al remarcar al final de la entrevista con Risto Mejido que "en los últimos meses" ha detectado "determinadas cosas que no se pueden hablar" porque si no te acusan de "traidor" o"botifler". "Eso me parece muy grave, gravísimo", asegura. ¡Vaya por dios! eso le parece gravísimo, y se acaba de enterar ahora, hace unos meses, cuando ha sido el pan de cada día desde hace 34 años. Pero se atreve a desautorizar a todos los que hemos sufrido eso y mucho más desde hace tres décadas. Ni siquiera ha reparado en el exilio de su compañero de farándula, Albert Boadella, harto de aguantar este “manicomio”.

En otra entrevista a Pedro Gómez, Risto Mejido achuchó sin concesiones para que el líder del PSOE se mojara y diera el sí a la consulta. Pedro resistió, los dos estuvieron a la altura, pero Risto acabó dándole como argumento, el morbo de saber el resultado: “Es que a mí me da morbo incluso saber cuánta gente quiere la independencia”. También por morbo de saber cómo era el lugar donde le concibió su madre, el emperador romano Calígula mandó abrirle las entrañas”. La frivolidad de un eufemismo tramposo como el derecho a decidir tiene consecuencia indeseadas y tendrá más en el futuro. Estamos tan instalados en esa frivolidad que hasta muñidores de esa basura televisiva denominada “Sálvame”, como Jorge Javier Vázquez, mete baza y apoya la consulta sin reparar en la ley.

Normalizar la verdad en Cataluña es muy difícil, porque mentiras las hay de todos los colores, aunque siempre benefician a los mismos. El pasado 13 de Octubre de 2013, apareció en La Vanguardia una carta al director firmada por Juan Diego. Empezaba de esta guisa: “Como madrileño he llegado a la conclusión de que soy independentista catalán”. Efectivamente estaba firmada por alguien de Vicalbaro (Madrid). Pronto incendió las redes sociales y el actor hizo correr ríos de tinta en Cataluña. Todo apoyo que venga de Madrid les pone mucho a los nacionalistas.

La carta participa de los mismos mantras que las declaraciones de Sabina, pero Juan Diego lo supera con creces: “No se le puede decir a un pueblo que no use su idioma para educar a sus hijos” dijo, después de dibujar una Cataluña idílica y maltratada. Era evidente que exponía una Cataluña hoy inexistente. ¿Dónde está la Cataluña laboriosa, emprendedora, generadora de riqueza con una burguesía estoica y exquisita? Pudo ser en el pasado, pero cada día lo es menos. Hoy sus hijos viven del negocio nacional, son funcionarios del relato de 1714, con un déficit cada vez mayor y ninguna responsabilidad sobre él. Este mes hemos sabido que La Generalidad ha aumentado en 73,6 % la deuda desde que la gobierna Artur Mas y su déficit asciende a 61.836 millones de euros. El mayor de todas las comunidades.

Quien es sagrado es el ser humano, su vida y su libertad, nunca las lenguas

¿De qué Cataluña hablaba Juan Diego y cómo se atrevía a sostener que en Cataluña se estaba impidiendo educar en catalán a los niños catalanohablantes? ¿En qué tómbola compró informaciones como esa? ¿En la misma que Manuel Vázquez Montalbán compraba la suya, cuando allá por 1984 despotricó contra la querella impuesta a Pujol por el caso de Banca Catalana?: “De Pujol se podrá pensar que ha sido un mal banquero, que es de la derecha camuflada o que es feo, pero nadie, absolutamente nadie en Cataluña, sea del credo que sea, puede llegar a la más leve sombra de sospecha de que sea un ladrón” (En los Días del gran engaño, Santos Julià, El País) Estas y otras muchas declaraciones suyas dieron un espaldarazo decisivo a la atmósfera de impunidad que se estaba creando para que Pujol no fuera imputado. Ahora sabemos las consecuencias.

El que Juan Diego utilizara el argumento territorial como si ser de Madrid otorgara mérito o le diera mayor certeza al argumento, me pareció sospechoso pues es propio de la mentalidad nacionalista. Aún así supuse que era uno más de esa larga saga de sublimes desinformados, o acomplejados patéticos que han desbarrado ante el chantaje moral nacionalista. Como Pepe Rubianes, aquel gallego afincado en Barcelona que sobreactuó en TV3 pocos días antes de la Diada de 2010 con estos piropos a los españoles: "Y que se metan a España ya en el puto culo a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgando de los campanarios. Vayan a cagar… con la puta España…"

La mentira de Juan Diego era tan extravagante y su obscenidad tan evidente como sospechosa. ¿Cómo un hombre mayor, con experiencia y viajado podía acumular tantos tópicos? ¿Acaso no sabía que en Cataluña desde que entró Jordi Pujol en la Generalidad en 1980 todos los alumnos estudian catalán y en catalán? Es decir, ¿que además de estudiar catalán, la lengua vehicular o docente es exclusivamente el catalán? ¿Qué quienes de verdad no pueden estudiar en la lengua materna son los niños castellanohablantes, a pesar de tenerla como propia un 55,3% de la población?

Hubo de pasar tiempo hasta que el 18 de enero de 2014, Juan Diego desmintiera en una entrevista en El Diario de Navarra que fuera el autor de dicha carta. Su propia biografía de Wikipedia recogía el desmentido, aunque la utilización de su imagen ya había sido suficientemente explotada en medios y redes sociales. Ahora, cuando he vuelto a su biografía para linkar el desmentido, compruebo que ha desaparecido.

No es la primera vez que el nacionalismo inventa cartas al director. En CiU se dedicaban a escribir cartas de supuestos ciudadanos residentes en Cataluña pero nacidos en el resto de España para difundir su adhesión a las tesis nacionalistas. Ahora mismo hay una pléyade de voluntarios de la ANC convocando a castellanohablantes a juegos, excusiones, colonias, paelladas, reuniones y demás encerronas para convencerles en la lengua que excluyen en las instituciones, que no perderán su nacionalidad, y podrán seguir hablando en castellano. Manipulaciones para desactivar el temor creciente que hay entre la población no nacionalista. La eterna canción de estos profesionales del disimulo, la astucia y la extorsión psicológica.