Sarah Frier, autora de 'Sin Filtro: la historia secreta de Instagram' / TWITTER

Sarah Frier, autora de 'Sin Filtro: la historia secreta de Instagram' / TWITTER

Pensamiento

Sin Filtros: la “otra” historia de Instagram

La periodista Sarah Frier revela en su libro cómo Instagram ha conseguido convertirse en la red social con mayor poder de influencia y adorada por los jóvenes

5 julio, 2020 00:00

El próximo 6 octubre se cumplirán diez años del lanzamiento de Instagram. Desde entonces, lo que fue concebido originalmente como una app para compartir entre amigos fotos cotidianas tomadas con el móvil se ha convertido en una red social con más de mil millones de usuarios --situándose entre las 10 más populares del mundo-- y su uso va mucho más allá de la idea inicial que tenían en mente sus creadores. Instagram ya no es solo un álbum de fotos donde los usuarios pueden embellecer sus fotos familiares gracias al uso de filtros y practicar el arte del postureo, sino que se ha convertido en una herramienta esencial para que tanto usuarios particulares como marcas y empresas puedan “venderse” al mundo.  Desde el dueño de un pequeño restaurante de Barcelona, a una marca de ropa infantil o un influencer estadounidense con miles de seguidores: todos ellos son conscientes del poder de Instagram para poder conectar con futuros clientes.  ¿Es posible, pues, que en diez años Instagram se haya convertido en un enorme “centro comercial” y tenga un impacto cada vez mayor en nuestras vidas?

A esta conclusión llega Sarah Frier, periodista especializada en tecnología de Bloomberg y autora de Sin Filtro: la historia secreta de Instagram, el primer libro que explora el desarrollo de esta red social en la última década y los conflictos que tuvieron sus fundadores por seguir preservando su espíritu original --crear una comunidad que valorase la belleza y la perfección-- tras ser adquirida por Facebook y acabar convertida en una de las plataformas sociales más influyentes del mundo. 

¿Quiénes la dirigen?

“Instagram tiene una influencia gigante en nuestra cultura y, como sociedad, no sabemos nada de sus líderes, de la gente que la desarrolló, de por qué lo hicieron de la forma que lo hicieron, o de cómo ha llegado a tener un impacto tan grande en nuestras vidas”, dijo Frier en una entrevista reciente con la cadena CBS. Para escribir el libro (cuya versión en español saldrá a la venta en septiembre de la mano de la editorial Conecta), Frier se pasó un año entero (2018-2019) realizando entrevistas a directivos y empleados de la popular la red social, muchos de los cuales hablaron sin permiso de Facebook y quisieron permanecer en el anonimato. El resultado es un resumen de anécdotas, datos y cotilleos que han marcado el desarrollo de Instagram, desde la fiesta que tuvo lugar en el Trump International Hotel de Las Vegas para celebrar la adquisición de la app por parte de Facebook, en 2012, por mil millones de dólares, a otros datos más reveladores, como la obsesión del cofundador de Instagram, Kevin Systrom, por preservar el sentido de la estética, la belleza y el prestigio, valores que chocaban el pragmatismo del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, su nuevo dueño.

Frier explica que Systrom, un graduado de Stanford que en 2009 trabajaba en el departamento de Marketing de Google, tuvo la idea de lanzar una app junto a su amigo Mike Krieger para poder compartir fotos de fiestas en tiempo real. Systrom tenía entonces 25 años y era un amante del buen bourbon, lo que explica que originalmente la app fuera a llamarse “Burbn”. Los dos socios se encontraron con el problema de que las fotos que tomaban los móviles hace diez años eran bastante básicas, así que decidieron incluir algunos filtros para embellecerlas. El resultado acabó derivando en la primera versión de Instagram: una plataforma para que la gente pudiera compartir con sus amigos y familiares las fotos tomadas desde su móvil de forma inmediata: fiestas, vacaciones, puestas de sol … imágenes de la vida cotidiana que, con la ayuda de filtros, podían ser más bonitas.

La obsesión de Systom por la belleza y la estética fue uno de los principales puntos de tensión con Zuckerberg después de que Instagram fuese adquirida por Facebook, insinúa Frier en su libro. La reportera cuenta que en 2015 Systom llegó a exigir que se eliminasen los cubos de basura colocados debajo de las mesas de trabajo de sus empleados por orden de Facebook porque las oficinas de Instagram tenían que ser “bonitas, simples, prístinas, como la app”, explica Frier en una entrevista con el diario The Guardian.  

El deseo de perfección

El libro también cuenta cómo empezaron a surgir los primeros perfiles de mascotas en Instagram y cómo estas populares cuentas de perros y gatos han ayudado a sus seguidores a superar estados de ansiedad o depresión, o cómo la red social ha transformado nuestra forma de pasar las vacaciones o elegir un restaurante para ir a cenar. “Al mostrarnos continuamente imágenes de vidas y aficiones visualmente atractivas, Instagram fuerza a mucha gente a plantearse estilos de vida que valga la pena publicar”. Según Frier, Instagram también ha conseguido que valoremos más las experiencias que los objetos materiales, y “por eso muchos de nosotros buscamos ahora vacaciones en lugares más pintorescos, porque lucen más en la red”, comentó.

Por otro lado, Instagram ha multiplicado peligrosamente nuestro deseo de perfección: la moda de los selfies perfectos gracias al uso de filtros ha hecho aumentar la demanda de cirugía estética en todo el mundo, además de generar una obsesión excesiva por la belleza y el deseo de perfección. La autora cita un estudio llevado a cabo en 2017 por la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge que analizaba el impacto de las redes sociales en la salud mental de los más jóvenes y colocaba a Instagram en la primera posición a la hora de generar angustia, angustia, ansiedad o depresión a sus usuarios adolescentes.

Desde entonces, Instagram ha eliminado algunos filtros, pero sigue despertando nuestro deseo de perfección y teniendo un impacto cultural cada vez mayor en nuestras vidas.  Por no hablar de su influencia en la forma de consumir.

La publicidad comercial

En su libro, Frier analiza el peso creciente de la publicidad en Instagram, a pesar de la resistencia inicial de sus fundadores a convertirse en un bazar. No es ningún secreto que si uno busca información sobre algún producto o servicio en Google, o simplemente tiene una conversación por Whatsapp o Messenger sobre una marca, no tardará en ver publicidad comercial sobre ésta en su Instagram. “La invasión” comercial a la que estaba siendo sometida la aplicación tras la adquisición por parte de Facebook fue uno de los motivos que llevaron a Systom a dimitir en 2018 como CEO de Instagram y lanzarse con nuevos proyectos más creativos.

“Systrom and Krieger pensaron que si Instagram seguía creciendo y ganando influencia, Facebook los compensaría con mayor independencia. Pero no ha sido así: de hecho, Zuckerberg está intentando fusionar por detrás todos los productos que tiene en sus manos. Facebook, WhatsApp, Messenger e Instagram operaran en una mega-red y la marca individual de cada una se diluirá”, concluyó Frier en la entrevista con CBS.