Bilbeny: "Los empresarios confiaron demasiado en Mas"
El filósofo reclama que Borrell sea ahora “más cauto” y deje a Batet la relación del Gobierno español con Cataluña
10 junio, 2018 00:00Norbert Bilbeny, (Barcelona, 1953), conoce al empresariado catalán. Catedrático de Ética de la Universidad de Barcelona, es vocal de la Sociedad de Estudios Económicos, que acoge en su seno Foment del Treball. Ha llevado con preocupación y dolor toda la evolución del proceso soberanista, y entiende que han fallado muchas cosas, entre ellas la conexión de los empresarios con la realidad.
En una entrevista con Crónica Global, en la que reclama quedarse con la España que “nos hace más bien que mal”, la que apuesta por una España plural, Bilbeny considera que “los empresarios se equivocaron al colocarse detrás de la barrera”, y señala a Artur Mas como uno de los grandes responsables del desaguisado.
--Pregunta: El presidente Quim Torra ha sido acusado de xenófobo, por sus escritos en los últimos años. ¿Considera que es un catalanismo minoritario, pero que existe?
--Respuesta: Sí, pero es minoritario. Son actitudes que yo no comparto, que deberían ser revisadas, pero no es la tónica general. El enfrentamiento que dibuja, en las dos direcciones, entre España y Cataluña, no ha existido por un expreso deseo de las dos partes. Ha ocurrido más por un distanciamiento, por prejuicios.
--Lo que apunta Torra, ¿no es un anclaje en el Noucentisme, en una Cataluña que dejó de existir?
--El Noucentisme acabó con Primo Rivera. Su mejor herencia fue la República y el Estatut d’autonomia, una cierta idea de civismo, a partir de 1931, con la Mancomunitat. Se abrió Cataluña al mundo, y se posibilitó que el mundo entrara. Fue una continuación del Modernisme, la Cataluña abierta a Europa, con una buena relación con la Península, con España y Portugal, de Eugeni D’ors, con el lema de la Lliga Regionalista, "Per Catalunta i l’Espanya gran".
--¿Ha marcado demasiado el Noucentisme en la política catalana?
--Yo creo que no. Con la República y la posguerra, en los años 50 y 60, con el mundo católico y comunista, que en realidad era socialdemócrata, todo eso cambió mucho, con un giro total, con la transición y la cultura del buen entendimiento con el resto de España, que continua con Jordi Pujol, con el acuerdo del Majestic. No hemos ido hacia una cerrazón, sino hacia un mayor reconocimiento. El Adéu Espanya, de Joan Maragall, quiere, en realidad, una unión, un entendimiento que viene de Giner de los Ríos, con Bosch i Gimpera y Joaquim Xirau. Todo eso conecta con el regeneracionismo, que nos conviene recuperar. El problema es que debemos encontrar regeneracionistas.
--A su juicio, ¿Qué papel han tenido los empresarios catalanes? ¿Se han equivocado en todos estos años?
--Yo creo que han actuado con una excesiva discreción, por debajo de la melé, y eso no ha sido lo más correcto, debían haber intervenido más, deberían haber cuestionado a Artur Mas, cuando comenzó todo, reclamar qué se quería, qué relaciones se pretendían con Europa, qué pasaría con las deslocalizaciones. Los empresarios se equivocaron al colocarse detrás de la barrera.
--¿Desde todos los foros? ¿Desde Foment?
--En general, desde Foment, se lanzaron propuestas, y se pidió diálogo, pero no se ha sido suficientemente decidido, por parte de todo el empresariado, para afrontar la situación, con una comunicación más directa y fluida con los actores políticos.
--¿Se confió demasiado en Artur Mas?
--Sí, creo que sí, confiaron demasiado en Mas, en cosas como el llamado soberanismo, en palabras que han ido surgiendo que no se entendían, como soberanismo, o unionismo. Y comenzamos con soberanismo, que claro, todos aceptaron, o muchos, sin constatar que soberanía sólo hay una, que recae en el pueblo español. Hay una responsabilidad del Gobierno catalán, y del liderazgo de Artur Mas, claramente, sí, se debía haber exigido más explicaciones desde el primer momento. Mas venía de un cierto pragmatismo, era una persona con capacidad de negociación. Pero no acertó nada con el proceso soberanista, no supo implicar ni explicarse con el resto de partidos.
--¿Qué le parece Josep Borrell, ahora ministro en el Gobierno de Sánchez?
--Borrell, creo, debería ser un poco cauto con sus palabras con Cataluña, ahora es ministro de Exteriores, que siga la línea que deba seguir, pero que sea discreto con Cataluña, porque puede truncar el proceso de diálogo de Sánchez. Es un político muy valioso, pero debe saber que según qué cosas diga, se encontrará con la oposición de la mitad de los catalanes, y para dialogar está Meritxell Batet.
--¿Y Carles Puigdemont, qué papel tendrá?
--Dejemos pasar, el tiempo todo lo cura. Ya pasará.