Las sesiones parlamentarias de esta legislatura, incluidas las de control al Gobierno, tienen más interés por el resultado que por su desarrollo. Si al acabar una votación los periodistas van en busca de Rufián, hemos de intuir cuán bajo ha sido el nivel de sus señorías para que este diputado ultra se erija en guía del sentido común. Decir a estas alturas, por ejemplo, que Junts es un partido de derechas es una demostración del intelecto de quien hace tal afirmación o de quien lo escucha y cae ahora en la evidencia de esa obvia e insuficiente descripción. De todos modos, queda claro que en este país de ciegos el tuerto es el rey.
Pero si hay una sesión en la que se pueda constatar la abismal distancia que existe entre el nivel de conocimiento del país y la realidad cotidiana, esa suele ser la que protagoniza con algo más que vehemencia el ministro de Transportes. El caos ferroviario de Chamartín o de Atocha son sólo la punta de iceberg del deterioro de infraestructuras y transportes públicos que están sufriendo algunas partes de España, sobre todo aquellas que ya partían de un gran déficit o, sencillamente, ni siquiera disponen aún de los medios que ya disfrutan las regiones ricas desde hace medio siglo.
Existen largos tramos de autovía en este país que se inician con un cartel de fondo amarillo y un claro mensaje: “Firme en mal estado”. Gracias. Pero después de esquivar badenes o baches encadenados, es difícil agradecer nada. Tan singular aviso recuerda aquellas advertencias de “Cuidado con los carteristas”. Y cuando esta información aparece, en medio de la oscuridad con un cartel con luces led, un conductor ha llegado a compararla con un inquietante “Cuidado, hay un asesino suelto” o “Peligro, apuñalamientos”. Allá usted o búsquese la vida, se lo hemos advertido. El hartazgo es notorio, sobre todo entre la población de provincias.
Si fuera el señor Óscar Puente algo más discreto y menos bronco, quizás la ciudadanía de izquierdas o de derechas daría credibilidad a alguna de sus palabras. Pero el ministro se ha empeñado en hacer gala de su apellido y lanzarse al vacío con su correspondiente agarre de seguridad. A su señoría le encanta hacer puenting a lo Sánchez, es decir, responder como si estuviese haciendo oposición a la oposición. Se trata de caer hasta lo más bajo para que, gracias a la cuerda elástica, se vuelva a subir sin rasguño alguno y con autosatisfacción.
En una reciente sesión en el Congreso y ante la “lusitana” y cándida primera pregunta de la diputada popular Bella Verano sobre la previsión del Ministerio de Fomento ante la prometida conexión ferroviaria Algarve-Andalucía, Puente respondió con el argumento de que Portugal tiene cero kilómetros en alta velocidad. Verano concluyó que el PSOE tiene inquina con Andalucía desde que el PP arrebatara lo que los socialistas creían su “califato inconquistable” (sic), como Boabdil. Cero en Historia, matrícula de honor en populismo.
Todo quedó en una vulgar elusión, propia de políticos que toman a los ciudadanos por idiotas. Pero, días después, en otra pregunta de un senador onubense sobre la pésima conexión Sevilla-Huelva, el ministro tuvo la ocurrencia de aludir a Pilar Miranda, alcaldesa de la ciudad, que volvía a estar presente entre el público. En su respuesta Puente acusó al PP de traer de “miranda” a la regidora, a esta de dejarse utilizar y de gastar dinero público en estos inútiles desplazamientos a los hemiciclos de la capital, por si no había quedado claro que ni tren ni aeropuerto ni una autovía transitable están ni la esperen los ciudadanos ni los visitantes de aquel rincón de España.
Desconozco en qué medio viajó la alcaldesa, pero si llegó a tiempo para escuchar al ministro es difícil que lo hiciera en el tren que conecta el “culo de España” (taxistas onubensis dixit) con Madrid, que suele acumular suspensiones, retrasos o averías propios de la era preindustrial. Haría bien la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País, con sede en Moncloa, en viajar a provincias e informar al ministro que parar tener que esperar ahora a 2050, según Puente afirmó hace meses, no hace falta gastar un euro más en pagar el sueldo y dietas de un ministro puenting, con la Oficina es suficiente.