Hemos tenido que esperar tres años para que el Govern tome decisiones. Hemos tenido que esperar tres años a que Pere Aragonès convoque elecciones, para que demuestre que su gobierno es un gobierno activo. Entiendan la ironía.

El president ha estado esta legislatura al pairo dejando para mañana lo que debería hacer hoy. Dejó escapar el aeropuerto, se ha enredado sin decidir nada sobre la sequía, ha hecho el ridículo con la ZEPA del Baix Llobregat, en materia educativa no ha sabido reaccionar y reconocer que el modelo actual hace aguas por todas partes, la sanidad es una colección de parches... y así añadan un largo etcétera.

Pero, unas elecciones obran milagros. Al día siguiente de aparecer en el DOGC la convocatoria electoral hemos visto como el Departamento de Interior anunciaba una plaza para elegir un nuevo Major de los Mossos al que se pueden presentar todos los comisarios.

No lo pone en el decreto, pero el “designable” es el actual jefe de la policía catalana, Eduard Sallent. No tengo nada en contra del comisario Sallent, pero hubiera estado más elegante que fuera el nuevo gobierno quien nombrara al nuevo Major junto al ya existente, Josep Lluís Trapero. Hacerlo ahora es embarrar al nuevo ejecutivo. Cierto que no es lógico tener un comisario al frente de los Mossos con menor rango que el Major Trapero, pero no venía de tres meses. Jugada sucia

Ese mismo día la consellera Natàlia Mas comparecía ante los medios para explicar la propuesta de financiación del Govern. La consellera salía ufana con un documento de 85 páginas. No era un documento del Govern, era un documento de partido. No era una propuesta de gobierno de Cataluña a Gobierno de España, sino que era una propuesta electoral de ERC pura y dura pero vestida de seda. Y ya saben: aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Es decir, esta propuesta singular de financiación tiene las piernas muy cortas porque es una propuesta de un partido que no tiene números para ganar unas elecciones muy abiertas. Eso sí, ERC ha descubierto que la fuga de empresas afecta a la recaudación. 

En conclusión, en pocos días el gobierno actúa. La consellera de Territori, Ester Capella, ha anunciado la gratuidad de la autopista Terrassa-Manresa. También en semana electoral, quién me lo iba a decir, aunque es la única medida que notarán los ciudadanos. Es un no parar y todo apunta que la esclerosis que atenazaba al ejecutivo se ha evaporado, aunque los temas candentes siguen durmiendo el sueño de los justos como la sequía, los payeses, las renovables o las prisiones. 

Aragonès está buscando su sitio porque los inicios de la campaña no le han sido favorables. El PSC arrogándose el voto útil y copando horas de televisión y radio por el congreso del partido, con un pletórico Salvador Illa y un Puigdemont llevándose toda la atención en su acto del sur de Francia para anunciar su candidatura y su intención de volver. Tuve que mirar el calendario para certificar que estamos en 2024 y que no habíamos entrado en el túnel del tiempo y habíamos vuelto los catalanes a 2021.

Entre el pragmático -Illa- y el prestidigitador -Puigdemont-, Aragonès se sentía como un bocadillo de atún y ha decidido utilizar al Govern como aparato del partido. Jugada sucia, president. Y todavía queda más de un mes para que empiece la campaña. ¿Con qué nos sorprenderá? De momento, su propuesta nos remite al 20 de septiembre de 2012. Ese día Artur Mas recibió un "no" por parte de Rajoy a su propuesta de Pacto Fiscal. Y allí empezó todo. El nacionalismo se convirtió en independentismo. Ahora el independentismo reconoce que “no tiene condiciones de salir adelante” -Artur Mas, diciembre 2023- y su “ho tornarem a fer” se convierte en más financiación para la autonomía. Bienvenidos de nuevo a la realidad. 

La cuestión evidencia la debilidad de un president que juega a despistar porque en el arranque de precampaña ha sido incapaz, una vez más, de solucionar el jaleo que se ha montado en las prisiones catalanas y la bisoñez de la conselleria -consellera incluida- para poner orden y concierto a una crisis todo el mundo veía venir, los profesionales los primeros, menos la dirección de Justicia. A lo máximo que ha llegado Gemma Ubasart es a ponerse una camiseta negra mimetizándose con las protestas.

Vamos a ver, el Govern debe gobernar, los trabajadores protestar. Nadie ha sido cesado porque Aragonès y ERC viven en su burbuja. El 12 de mayo le va a estallar, aunque tengamos un nuevo Major de los Mossos y una propuesta de financiación de recorrido reducido. Solo nos quedará el peaje de Terrassa-Manresa. El de Vallvidrera tendrá que esperar.