Tengo el don de acordarme de los cumpleaños de todos los hombres que me han marcado, así que hoy, a media mañana, felicitaré a uno de mis examantes favoritos, que cumple ya unos cuantos, y seguro que se pone contento.

Como buena milenial (en realidad pertenezco a la Generación X, pero no me identifico), lo haré por whatsapp, en plan cobarde, me da demasiada vergüenza llamar. Soy de las que suelen llevar el móvil en silencio y evito llamar a toda costa, excepto si es para charlar con una amiga que hace tiempo que no veo o que necesita contarme algo importante.

¿Y si le cojo en un mal momento? ¿Y si no me contesta? ¿Y si tartamudeo y se piensa que aún me gusta?, me atormentaría pensando si tuviera que llamarlo. Así que mejor optar por un mensaje (escrito) de whatsapp: me ahorraré vergüenza y ansiedad, aunque mataré cualquier posibilidad de ser espontánea y natural. Qué aburrida me he vuelto.

“Puedes enviarle un mensaje de voz”, me sugirió otro amigo. Sí, pero sigue sin ser lo mismo. Mi querido exligue, que me conoce bien, no me podrá interrumpir cuando empiece a parlotear sobre mi vida para decirme que tendría que ser monologuista, o para recomendarme una canción de Bob Dylan –se las sabe todas, el muy repelente— que exprese exactamente lo que estemos discutiendo en ese momento. “Well, it may be the devil or it may be the Lord, But you’re gonna have to serve somebody…”. Me pasé un verano escuchando en bucle esta canción por su culpa.

Sin embargo, la canción que más me recuerda a él es Walkin After Midnight, de Patsy Cline. Es la que suena al final de uno de mis capítulos favoritos de El Ala Oeste de la Casa Blanca (King Corn), una serie que a los dos nos encantaba. Recuerdo la alegría que sentí la primera noche que fui a su casa al descubrir todos los DVD de la serie amontonados en un rincón del salón. La había visto entera dos veces, aunque no se acordaba del momento Patsy Cline, con Josh y Donna a punto de liarse en un hotel de Iowa.

La felicidad, coincidimos los dos, consiste en estar sentado en un sofá viendo una serie que te chifla, algo que a mí solo me ha sucedido con cuatro: Lost, The Office (americana), Mad Men y El Ala Oeste de la Casa Blanca. ¿Cómo ser feliz el resto del tiempo? Apreciando las pequeñas cosas, como que un examante te felicite por tu cumpleaños, aunque sea por whatsapp.