Supongo que Franco mandó también Francia durante cuarenta años, así se las gastaba el gallego. Lo supongo, porque por mucho menos de lo que el gobierno francés ha hecho con el uso del catalán en los ayuntamientos, aquí se acusa a los poderes del estado de herederos de Franco, cuando no de fascistas directamente. Si intentar que castellano y catalán cohabiten en armonía es tachado de fascista y genocida por los de siempre, entonces el gobierno francés, que elimina de un plumazo el catalán en los plenos municipales, continúa influido por el franquismo. La cosa, la prohibición, ha tenido lugar en lo que desde aquí llamamos pomposamente “Catalunya nord”, aunque me temo que más allá de los Pirineos nadie sabe qué significa esta expresión, anda que un francés con el cerebro en su sitio cambiaría su nacionalidad por la catalana, en el caso de que esta existiera.

Es en esta Catalunya Nord plenamente franquista donde -curiosamente- de vez en cuando celebran sus reuniones los que quedan del procés, creo que hasta el Consell per la República organizó ahí uno de sus aquelarres. No se sabe de ninguno de esos esforzados líderes independentistas que haya planificado una manifestación en Perpiñán para protestar per la prohibición del catalán, no digamos ya un referéndum de autodeterminación. Deben tener miedo del franquista estado francés, que, si es así de contundente con el simple uso del catalán en los plenos, más vale que Puigdemont y sus secuaces no imaginen la respuesta francesa si a alguien se le ocurriera proponer que el idioma francés fuese vehicular en la escuela en un 25%, con un 75% para el catalán: la respuesta sería, primero, ingresar en un sanatorio al que hubiera elevado la propuesta, y segundo, darle al catalán no un 25% de las horas de clase sino un 2,5%. O cómo respondería Francia a un intento de secesión. Aunque lo más probable es que sí lo sepan, por eso esas cosas las intentan solamente en España, donde Franco no dejó tanta huella y se les arreglan las leyes a medida para que todo quede en una regañina. De haberlo intentado en Francia, en estos momentos estarían cortando caña en un penal de la Guyana, como Papillón. Los estados fascistas y franquistas son así.

A ver si en los próximos días algún independentista se anima y acusa a Francia ante el Parlamento europeo de ser un estado totalitario que pretende perpetrar un genocidio contra la lengua catalana. Los independentistas están acostumbrados a que desde las instituciones europeas se los tomen a cachondeo, probablemente se referían a eso cuando insistían con aquello de “Europa ens mira”, pero estoy seguro de que en esta ocasión se superarían a si mismos, las risotadas se escucharían hasta en Waterloo. Esos momentos de relax en sesiones que son habitualmente tediosas, siempre se agradecen, por ahí se atisba alguna posibilidad de los independentistas catalanes para ser tomados en consideración. Lo que no han conseguido como políticos, pueden conseguirlo como payasos, su preparación es mucho mayor en este campo que en aquél.

Al ser Francia quien prohíbe el catalán en los plenarios municipales, no pueden echarle la culpa de lo sucedido a la monarquía, ni tan siquiera a los jueces fascistas. Tampoco al Ibex 35, que allí tendrá otro nombre. Por suerte, siempre nos queda Franco, seguro que algo tuvo que ver con lo sucedido, la herencia de Franco tiene que ver con cualquier cosa que vaya contra los catalanes y su lengua. ¿Acaso Franco y Francia no son vocablos sospechosamente parecidos? Pues aquí está la explicación de por qué Francia es franquista, con mucho menos el Institut de Nova Historia monta teorías, congresos, ponencias y libros.