El problema de la sequía surgió en el Parlament hace 10 días. Sigue sin llover y los pantanos están bajo mínimos. Un 27% es del todo insuficiente para afrontar un verano con las temperaturas del pasado año. Y de este 27% no podremos utilizar todo por la acumulación de sedimentos. El panorama es desalentador porque tenemos de verdad menos del 25% de agua. Es desalentador para todos menos para el Govern y su president. Ante la andanada del líder de la oposición, Salvador Illa, “es su obligación preparar al país para el peor escenario” y de recriminarle que “asuman sus responsabilidades y miren menos al cielo y más a los embalses”, el presidente Aragonés se mostró muy preocupado por la sequía. Y lanzó su gran propuesta: una cumbre monográfica sobre el agua.
De la gran propuesta no sabemos nada después de 10 días. Visto lo visto, Illa continuó su presión en una carta enviada a Aragonés, con propuestas incluidas. El presidente, mientras, nos ha obsequiado con un viajecito por Sudamérica. Pero de agua nada de nada, de propuestas menos, y eso que los embalses siguen bajando y las temperaturas aumentan. De momento, solo hemos conocido restricciones. Y al paso que vamos irán a más. Molt honorable president, ¿y gobernar para cuándo?
Está bien que el gobierno catalán impulse un debate, pero no estaría de más que gobernase, que pusiera encima de la mesa sus propuestas y, lo más importante, sus inversiones. Porque con propuestas e inversiones se podrá debatir, y tomar decisiones no es evitar una guerra del agua. Es obligación del gobierno no escudarse en esa supuesta guerra que será realidad porque hay muchos prismas para afrontar la cuestión. Su obligación es poner sobre la mesa soluciones. Y eso es, precisamente, lo que no ha hecho por mucho que diga el president que le preocupa mucho la sequía. Si le preocupa, actúe.
No parece que este sea el sentir del Govern, la preocupación, digo, porque la consellera Teresa Jordà aseguró, sin ruborizarse, que tenemos agua de boca garantizada para un año. O sea, Jordà dice que todo está controlado y el president que está preocupado. Este es el nivel del debate. Mientras, la ACA, dependiente de Jordà, no ha emprendido ningún proyecto. Y proyectos y propuestas tiene. Haberlos hay los, como diría un gallego.
Uno de estos proyectos requiere de la colaboración público privada para incrementar la oferta de agua disponible para evitar restricciones. Y tiene nombre y apellidos: 1.300 millones de inversión. El presidente de Agbar, Ángel Simón, fue claro en una entrevista: los recursos solo pueden venir de la reutilización incrementando el tratamiento en las depuradoras, en la del Fòrum y la de El Prat con un tratamiento terciario potente, devolver el agua al río y luego volverla a usar. El proyecto existe y está acordado con la ACA. Solo hace falta tramitarlo y aprobarlo.
Tenemos la tecnología, tenemos el personal cualificado, pero no tenemos Govern. Quizá el presidente desconoce que existe un proyecto que cada día que pase sin ver la luz, hará crónica la sequía. Tomar decisiones implica afrontar oposición y esto no quiere asumirlo el presidente de la Generalitat que prefiere no tomar decisiones para no pisar callos. Este proyecto no dará solución para la actual emergencia, pero sí que será una solución para no tener restricciones de boca ni en la agricultura --otro de los olvidados por el president-- ni en la industria. Tenemos el país que tenemos, con sequías cíclicas y con un constante cambio climático. Solo la reutilización del agua y la modernización de la red serán la solución.
Además de este proyecto, la administración local ha ido tarde, como siempre, en autorizar la reutilización del agua. La medida se adoptó tarde y no será la solución en un área metropolitana compleja y de gran concentración de población. Llegamos tarde en 2023, pero podemos estar preparados en 2025. Solo hace falta que el president vuelva de su viaje de placer, que mire las propuestas que tiene su propio gobierno y, lo fundamental, que tome decisiones y que afronte las críticas. Esperar un consenso amplio en tema de agua es como esperar que llueva lo suficiente para evitar el desastre. Un desastre que tiene un padrino: el president Aragonés. En casi dos años no ha hecho nada y su alternativa es una Taula de l’Aigua. No, president, no. Lo que urgen son decisiones. Lo que urge es gobernar.