Stalin pasó a la historia por reescribirla. Eliminaba de las fotos a todo aquel que osara discutirle o, simplemente, no le obedeciera, e incluso aquellos que ya no le eran útiles y eran un estorbo. Así, personajes como Molotov o Trotsky desaparecieron de la historia incluso antes de que un tal Mercader le clavara un piolet al dirigente disidente en México.
Jordi Turull se ha encarnado en Stalin. No por sus formas asesinas, pero sí ha ganado puntos en reescribir la historia. ¿Qué ha hecho? Borrar de un plumazo a Laura Borrás del vídeo conmemorativo del Día de la Mujer. En “Juntes hi Som” aparecen diputadas en el Congreso, diputadas en el Parlament, alcaldesas y candidatas, pero ha desaparecido la presidenta del partido, Laura Borràs, y su adlátere, Aurora Madaula.
No se engañen, no es un error. Más bien parece una declaración de intenciones. Borràs tras el juicio levantó la voz en un remake de la historia me absolverá y lanzando un claro aviso: volveré. Pues no parece que en su partido estén por la labor. Borràs ya no es un activo, es un estorbo. La sentencia se augura negativa, muy negativa, y los otrora apoyos ya miran para otro lado o la eliminan de la propaganda del partido. No sólo sus oponentes. Desde Trías a Giró, sino también en los que hasta hace bien poco se rasgaban las vestiduras por la lideresa. Turull, Batet o el propio Puigdemont están preparando el terreno de la era post Borrás.
La incógnita es si los antiguos borrasistas -los entusiastas y los obligados por las circunstancias- podrán mantener el control del partido. Primero porque la oposición formada por los que quieren recuperar la vieja Convergencia y abandonar el maximalismo están, y se sienten, fuertes. Esperan tranquilamente a ver los resultados de las municipales con Xavier Trías como invitado estrella. Y como están fuertes están dispuestos a hacer un pulso a Puigdemont. Turull solo sería un convidado de piedra. En ajedrez un peón, ni siquiera un alfil.
Otra incógnita. La desaparición de Borràs del vídeo del 8M es el preludio de la batalla sin esperar a las municipales. Puede ser. Trias quiere dejar lastre, en cuánto más mejor porque su talón de Aquiles es el talante de Junts. Sabe el viejo líder que él pone sordina, pero que sus contrincantes subirán decibelios en las acusaciones. No será el moderado Trías. Será el radical Trías. En esto están socialistas y populares, pero también ERC. Solo le aguantará Colau interesada en darle oxígeno. Si está Trias, Colau sube enteros. Es la izquierda contra la derecha.
Borràs sigue sola. Ha estado en el patíbulo y espera sentencia. Los apoyos se van difuminando poco a poco y, según fuentes convergentes, algunos tienen prisa. Mucha prisa para enviarla a la papelera de la historia y refundar, una vez más, el partido. Existe el electorado pero Junts no está a la altura de estos electores para configurar mayorías. Las últimas encuestas tras la espantá del Govern ponen negro sobre blanco que falla el instrumento. Y los derrotados en aquella kafkiana votación están esmolant ben bé les eines como se dice en Els Segadors. Su primera víctima es Laura Borràs. Muchos creían en ella y ella se creía intocable. Ahora tras oír las declaraciones y acusaciones de subordinados y funcionarios nadie cree que sea víctima de las cloacas del estado. Más bien se la ha pillado con las manos en la masa de sus propias cloacas.
Borràs es un cadáver político en Junts. Borràs seguirá dando la batalla o lo intentará, pero la inhabilitación que se cierne sobre ella será la losa definitiva. En Junts se la quieren quitar de encima. En el Parlament se abrirá un nuevo tiempo y volveremos a tener presidente. Haría bien Aragonés en pensar como mover piezas, porque Illa va a pedir contrapartidas y la presidencia del Parlament es muy apetecible después de Borràs game over.