El proyecto de ley de los presupuestos de la Generalitat para 2023 es una buena noticia para los ciudadanos de Cataluña pues supone que el Govern podrá disponer de un gasto que alcanza un máximo histórico de unos 41.000 millones de euros. En lo político, supone el debilitamiento de las trincheras impuestas por el nacionalismo identitario. Las emociones patrióticas se aparcan por el momento para centrarse en las preocupaciones de los ciudadanos y en la búsqueda de soluciones a los problemas de la calidad de vida (salud y educación), del medio ambiente, del empleo o del crecimiento económico.
Lo más llamativo de estos presupuestos es el protagonismo que las infraestructuras adquieren en su formulación. El actual Govern de Cataluña reconoce que las infraestructuras deben plantearse como vector de reactivación económica, generación de empleo, cohesión social y territorial, alejadas de la instrumentalización política y la confrontación. Los presupuestos reconocen que la apología del decrecimiento es una irresponsabilidad que una economía abierta no se puede permitir. Apuntan a la necesidad de compatibilizar el crecimiento económico y la lucha contra el cambio climático y se alejan del ecologismo fantástico.
Los presupuestos que se llevaran para su aprobación en el Parlament incluyen una decidida apuesta por el desarrollo de infraestructuras en el campo de la transición verde y la sostenibilidad. Destaca la inversión en políticas de gestión y aprovechamiento del agua, potenciación de infraestructuras ferroviarias, la electrificación de la movilidad con la ampliación de la red de puntos de carga de vehículos eléctricos. En el ámbito energético un empuje a las renovables tanto en la instalación de cubiertas solares en los edificios públicos y en suelos de uso o titularidad pública, así como la inversión en plantas de bioenergía y biomasa.
La ampliación del aeropuerto del Prat finalmente aceptada por ERC a través de una pirueta semántica que la define con el término de "ganar capacidad” y un nuevo modelo aeroportuario que permita la creación de un hub intercontinental . La modernización del aeropuerto debería ser un claro ejemplo de crecimiento sostenible y de generación de riqueza, así como de creación de empleo estable y de calidad. Se abre la puerta para una posible reconversión de las infraestructuras aeroportuarias hacia los nuevos negocios de la inmologística --centros logísticos o ciudades aeroportuarias-- y el mantenimiento y reciclaje de aeronaves. Todo ello se deberá hacer con respeto a la biodiversidad y a las directivas ambientales europeas.
En el ámbito de la movilidad sostenible, se potenciará la ejecución del Pla de Rodalies de Catalunya 2020-2030. Para tranquilizar a los sectores más identitarios del nacionalismo se recoge una “posible cesión de la titularidad de aquellas infraestructuras que no forman parte de la Red ferroviaria de interés general”. El Govern es consciente de que la gran mayoría de la red ferroviaria catalana no es transferible al ser considerada estratégica por el Gobierno español. La Generalitat conoce bien las limitaciones del operador FGC, que no tiene la capacidad técnica y económica suficiente para operar dicho servicio. No solo carece del material móvil de ancho ibérico, sino que su modelo operacional es el de un ferrocarril metropolitano, cuya operación es diferente a unas cercanías ferroviarias condicionadas por una infraestructura abierta que permite la circulación de distintos servicios (larga distancia o mercancías). Lo que si sería posible es que FGC sea el operador del servicio de Rodalies de Lleida y la lanzadera al Aeropuerto de Barcelona.
Con relación al transporte público de la Región Metropolitana de Barcelona (RMB), los presupuestos suponen un gran impulso inversor especialmente en lo que se refiere al plan de mejora de la red de Metro, lo que permitirá disponer de una red más amplia y accesible con nuevas prolongaciones e intercambiadores. Inversiones que prevén hasta el 2035, unos 3.700 millones de euro en el transporte suburbano de la ciudad de Barcelona. Otra inversión importante que se contempla es la compra de trenes para mejorar las frecuencias de paso y poder dar cobertura a futuras ampliaciones de la red
Por último, pero no menos importante, los presupuestos a aprobar no solo serán los de las infraestructuras, sino que generan un nuevo escenario político y estratégico en Cataluña. El PSC sale muy reforzado de la negociación al visualizar de forma clara y contundente la necesidad de acordar con ellos para poder gobernar Cataluña. ERC decidido a ocupar el espacio convergente tendrá que esforzarse en explicar a su electorado el cambio de estrategia apuntado por el president Aragonès que hace caso omiso de las manifestaciones de su líder Junqueras de “no pactar con los cómplices de la represión y el 155”. Roto el llamado bloque del 52% , Junts tendrá que decidir que quieren ser de mayores, si un grupo antisistema liderado por el dúo Puigdemont-Borrás que le disputa ese espacio a la CUP o volver de la mano de Trias a la estrategia convergente del pragmatismo de lo posible. Los comunes hacen dejación de sus reivindicaciones en el campo del ecologismo fantástico y exhiben el pragmatismo que últimamente les caracteriza en política catalana bajo el hiperliderazgo de la alcaldesa Colau. Los llamados partidos constitucionalistas conservadores continuarán siendo irrelevantes en la comunidad autónoma.