El asunto de Pegasus trae cola. Desde el mundo independentista se ha levantado la bandera del victimismo y se acusa, sin tapujos, al Estado por espiar a disidentes políticos. Es más, la presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha pedido la dimisión de Pedro Sánchez, seguramente deseando en su fuero interno haber sido espiada. Y lo fue, pero con autorización judicial y siguiendo un tema de narcotráfico. Las cosas son como son por mucho que el verso suelto de Junts per Catalunya se haya vestido de zarina ofendida.

Vaya por delante una cosa. Sería bueno que el Estado, o sea el Gobierno, diera explicaciones donde corresponda porque la mujer del César ha de ser honrada y además parecerlo. O sea, se debe preservar siempre en democracia el más escrupuloso respeto por la legalidad. Vamos con las preguntas.

¿El Estado dará explicaciones? Sí. Lo hará la ministra de Defensa, Margarita Robles, de quien depende el CNI. Ha pedido comparecencia a petición propia, pero todavía no hay fecha, ni formato. Poco se puede esperar de esta comparecencia porque la ministra no puede decir más de lo que ha dicho hasta ahora para no vulnerar la ley.

¿Se reunirá la Comisión de Secretos y Gastos Oficiales? Sería el lugar idóneo, pero no se reunirá porque no está creada. PP, Vox y Ciudadanos lo han impedido porque niegan la presencia de ERC o Bildu. Esta comisión es secreta por lo que si hay filtraciones se pondría la fiscalía a actuar para averiguar quién es el filtrador.

¿Es buena la información de The New Yorker? Nadie lo sabe. El independentismo la ha dado por buena y el Gobierno no ha confirmado ni desmentido los datos. El autor de la información es Ronan Farrow, hijo de Mia Farrow y Woody Allen, y el editor es David Remnick un reputado periodista. Sin embargo, la información no ha sido contrastada.

¿A quién se espió? Según la información, 66 independentistas han sido hackeados por Pegasus.

¿Qué dice el CNI? No dice nada porque por su naturaleza no puede defenderse. Solo hay una posibilidad de que un juez acepte las demandas y desclasifique las informaciones tras la denuncia. En ese momento, se podrá saber a quiénes se ha investigado.

¿Se hizo con autorización judicial? Según el Gobierno siempre se hace con autorización de un juez. Es más, fuentes bien informadas, apuntan que en ningún caso son 66 los teléfonos hackeados y que las actuaciones siguen escrupulosamente la legalidad vigente. De hecho, estas fuentes dicen que “algunos de los que ahora gritan mucho se les caerá la cara de vergüenza cuando se sepa el motivo de la investigación”. Y añaden de forma críptica, “sin duda, deberán abandonar la política”.

¿Cómo se ha averiguado la información? Es el secreto mejor guardado. Nadie lo sabe y nadie lo ha contrastado. Se da por fetén la información, pero no se sabe si The New Yorker analizó teléfono a teléfono y si los afectados dejaron que esta publicación investigara sus móviles, si se los dejaron o cómo lo hicieron. En definitiva, no se sabe cómo la publicación neoyorkina ha fiscalizado el supuesto espionaje.

¿Cómo han obtenido los datos? Tampoco se sabe. El método de Pegasus, según se ha publicado, es enviar mensajes simulados de informaciones periodísticas, entre otras. Nadie sabe, por ejemplo, si alguien que recibió estos mensajes con el virus los reenvió a otras personas. Esta posibilidad podría haber provocado que ahora aparezcan más de 60 personas investigadas.

¿Por qué surge ahora la información? La publicación de The New Yorker ha dado un balón de oxígeno al independentismo y el presidente Pere Aragonès se ha esmerado en aparecer como el líder de los afectados para recuperar la iniciativa y su protagonismo. El independentismo se ha puesto detrás de la bandera de la unidad, otra vez, pero ya en los primeros compases aparecen las diferencias de estrategia de unos y otros. El Govern y los partidos independentistas dicen que han congelado su apoyo al Ejecutivo mientras Sánchez sigue con la mano abierta. Los independentistas amenazan con no apoyar al Gobierno, cuando ahora su apoyo es más que irrelevante con los presupuestos aprobados y dicen parar la llamada mesa de diálogo cuando esta estaba ya más que parada. Volvemos al principio. ¿Por qué ahora? No tenemos la respuesta.

Y la última pregunta, quizá la pregunta del millón. ¿Tienen los Mossos el sistema Pegasus? No se sabe, como no se sabe si lo tiene el CNI porque nadie ha confirmado la información publicada. Sin embargo, en la presentación de Pegasus había mandos de los Mossos d’Esquadra.

El mundo independentista se ha sublevado, mientras que el resto de España, sobre todo la derecha mediática, se ha puesto del lado del espionaje. El Gobierno ha sido pillado con el paso cambiado con poco margen de defensa. Si es cierto que, con una denuncia, el juez puede actuar estaría bien que lo hiciera. Así sabríamos si se respetó la legislación vigente y quién es ese espiado que debería abandonar la política y por qué. Muchos interrogantes y muchas ansias de respuestas.