“Las palabras se las lleva el viento”. “Mejor pájaro en mano que ciento volando”. Son frases hechas, de toda la vida, para salir del paso y evitar el conflicto en cualquier reunión navideña; imprescindibles para esquivar la tentación de entrar a saco en el análisis político/social de lo que está pasando en España, incluida Cataluña. Se trata de tenerlas a mano, de no ir más allá de la banalidad en la discusión con amigos y familiares. Estamos cansados de quejicas, aguafiestas y patriotas. Queremos celebrar la Navidad como siempre, sin necesidad de votar en referéndum. Toca comer y beber en paz. O sea que cuidado con relajarse y opinar a saco, menos aún con hacer gracias sobre las banderitas. Por ahora, en casa, vamos bien.
Me aferré a los refranes, pragmatismo de estar por casa, durante la comida de Sant Esteve. Me sirvió para defender el consenso entre “diferentes”. Resulta que ERC, PSC y JxCat han llegado a un acuerdo para renovar los consejos de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals y del Consell de l'Audiovisual de Catalunya, que también ha servido para sustituir al eterno síndic de Greuges. Fruto del pacto, Rafael Ribó ha dejado la poltrona de jefe de las quejas catalanas tras 17 años en un puesto por el que cobraba el bonito sueldo de 130.000 euros. Entran otros. A ver si estos cumplen su período y se van sin pedir prórrogas ni construir piscinas en la terraza del despacho.
Sumergida en el espíritu de la Navidad, he pensado que, quizás, a algún consejero nuevo y recién llegado a TV3 se le ocurra que las bromitas pederastas sobre infantas no hacen puñetera gracia y proponga medidas contra el insulto unidireccional en la tele pública. Cuando expresé mis deseos, una buena amiga de la infancia quiso discutir sobre ese pacto. “¿Pero no ves que no van a cambiar nada, que no se atreverán a poner en su sitio al tal Jair y a su escudero, el calvo?”. Evité una respuesta en profundidad y dije lo de “más vale pájaro en mano”. Estuvo a punto de escupirme, pero luego se lo repensó y me sirvió otra copa de cava. Ahí estuvimos de acuerdo. Consenso llama a consenso.
Más difícil lo tuve con las recientes declaraciones de Oriol Junqueras, el líder de ERC que se ha sentido obligado a aguar las fiestas y la mesa de diálogo prevista para enero de 2022 con los siguientes comentarios: “Estamos a años luz del PSOE” y “tendrá que demostrar (Pedro Sánchez) que son demócratas”. Un ingeniero de mi familia dijo: “Los de Esquerra aprueban los presupuestos de España, negocian con los socialistas y luego se hacen los valientes. Pactarán y pillarán cacho. Y ese no sabe ni lo que es un año luz”. Que nada sea más veloz que la luz, como señaló Albert Einstein, que el salto de una galaxia a otra sea imposible, es lo de menos. Lo que importa es que los tuyos te aplaudan con las orejas.
Intentamos, entre efluvios, profundizar en lo relativo de las palabras que se lleva el viento, cuando un sobrino cercano a los comunes amagó con salir a tomar el aire a la velocidad que fuera. Para no vernos. Lo impedimos. Una joven de consenso propuso ir a disfrutar del espectáculo Natura Encendida en el parque de Pedralbes. En medio de ese bosque con un millón de luces led, nos hicimos fotos frente a flores, bancos de peces, cigüeñas y ballenas de colores. “¿Cuánto ha costado esta fiesta”, preguntó una de mis cuñadas. Nadie respondió ni echó cuentas. Ajenos a la cursilada, nos hicimos un selfi de color de rosa frente a un enorme letrero con la palabra “Hope” (esperanza). Si los precios de la electricidad suben hasta el infinito y más allá, qué se le va a hacer.
En un alarde de conciliación familiar nunca visto nos sentamos a escuchar a Felipe VI. ¿Quién da más? Había más ganas, eso sí, de sentarnos a hablar de bodas y de los futuros nietos que se están haciendo esperar. Los jóvenes prestaron poca atención al discurso de Su Majestad y al de sus padres. Cuando el cardo y el lechazo llegaron a la mesa se despidieron a toda prisa del monarca. La pregunta de ¿República o Monarquía? no dio juego. Lo que quieren es un buen empleo, un salario digno, una casa de alquiler asequible y un buen novio/novia. Ante el hambre creciente, el más taurino de los presentes mandó a sentarse con la famosa frase de Rafael Guerra (Guerrita): “Lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible”. Tengan ustedes la fiesta en paz. Y que 2022 acabe con el virus.