Hay tanganas en las que no apetece nada meter baza. Sin ir más lejos, la de Vox y la revista (supuestamente) humorística El Jueves a raíz de una burla no muy lograda del señor Abascal y sus secuaces. Ya sé que lo que hoy se entiende por progresismo obliga a tomar partido por El Jueves, la sagrada libertad de expresión y tal y tal, como diría el llorado Gil y Gil. Mi problema es que no me caen especialmente bien ambos contendientes. No hace falta que nadie me diga que Vox es un infame partido de extrema derecha con cuya desaparición mi país saldría ganando. Pero me siento incapaz de salir en defensa de una revista que es una sombra siniestra de la que se inventaron hace años mis amigos Tom (que en paz descanse) y Romeu, y que ya empezaba a acusar síntomas de fatiga mental en la época en que colaboré en ella, aunque José Luís Martín se esforzaba por mantener un nivel digno. Evidentemente, señalar, como ha hecho Vox, al editor Ricardo Rodrigo para que me lo abochornen, o algo peor, cuando salga de su despacho en la Diagonal, es una canallada censurable. Pero también lo es, como ha hecho El Jueves, reírse de Ortega Lara, un tipo que perdió más de quinientos días de su vida en manos de ETA, encerrado en un zulo asqueroso, y que ahora, por los motivos que sea, es votante de Vox (no le alabo el gusto, pero, como en el caso de Jiménez Losantos con Terra Lliure, creo que hay experiencias traumáticas que te marcan para toda la vida).
Como niño y adolescente en la España de Franco, uno nunca ha esperado nada bueno de la derecha, así que la maniobra de señalamiento de Vox al editor de El Jueves me la tomo como una amenaza más de unos sujetos a los que no soporto, pero debo aguantar porque la democracia es así y hay mucha gente que les vota. En ese sentido, la derecha nunca me ha decepcionado: siempre me ha parecido un asco y me lo sigue pareciendo. Lo que me deprime es ver en qué se está convirtiendo la izquierda en España de un tiempo a esta parte, cuando gente como Semprún o Solé Tura han sido sustituidos en el imaginario progresista por fenómenos de feria como Pablo Iglesias o Ada Colau. El Jueves se ha apuntado, y yo diría que con entusiasmo, a lo que yo considero la Nueva Izquierda Imbécil y, para entendernos, no es ni Charlie Hebdo (o, aún menos, su glorioso precedente de los años 60, Hara Kiri) ni el semanario que se sacaron de la manga en su momento Tom y Romeu.
Igual han visto que tenían un público en la Nueva Izquierda Imbécil, pues cada vez hay más cenutrios que militan en ella (en mi época, los tontos eran todos apolíticos o del PP), y han decidido dirigirse exclusivamente a él (la revista, como todo lo que se edita en papel, cada vez vende menos). El resultado --menos mal que aún sigue por ahí el gran Pedro Vera, el visionario de los Ranciofacts y de los descacharrantes Ortega y Pacheco--, es un panfleto supuestamente progresista que solo ataca a los fachas, así, en general, que siempre son los mismos. En temas vidriosos y susceptibles de generar algún peligro comercial y físico no se meten: ni el prusés ni el fundamentalismo islámico, entre otros temas, son tocados ni con pinzas, no fuésemos a tener problemas. Contra el PP y Vox, barra libre para alegría de sus hooligans y un nuevo suscriptor en la figura de Ione Belarra, digna sucesora del señor Iglesias y exactamente lo que no necesita la izquierda española para levantar cabeza. ¡Si hasta Pere Aragonès se solidariza con El Jueves, el hombre que está montando una estafa para afrontar las consecuencias legales de la anterior! Si yo dirigiera una revista de humor y tuviera como lectores a Belarra y Aragonès, me preocuparía sinceramente por el producto que estoy fabricando.
Reírse de Vox me parece justo y necesario. Es lo de Ortega Lara lo que se me antoja abyecto, pues abre la puerta a burlarse de la víctima de la Manada o de cualquiera que las haya pasado canutas, pero vote a un partido que no te cae bien. Si esa es la única manera que han encontrado los actuales mandamases de El Jueves para mantenerse en el quiosco y ganar suscriptores de calidad como la señora Belarra, adelante con los faroles, pero que no cuenten conmigo para salir en su defensa frente a Vox, para firmar manifiestos antifascistas ni para nada. Hay broncas en las que uno no se mete porque los contendientes le dan grima por igual, aunque por diferentes motivos. Vox es un partido lamentable, de acuerdo, pero El Jueves de hoy solo es un elemento más del agit prop de la Nueva Izquierda Imbécil, ésa que ha sustituido a aquella en la que muchos creímos hace tiempo y que, en la actualidad, ni está ni se la espera.