“Ni substituciones ni tutelas”. Con estas palabras se desmarcadó Pere Aragonès de las intenciones de JxCat de teledirigir la Presidencia del Govern desde el Consell per la República. Podría parecer que el Consell per la República fue una creación de Carles Puigdemont y que quiere aprovechar la investidura de Pere Aragonès para consolidarlo y consolidarse. Pero no es así: ERC y Junts lo fundaron conjuntamente en 2018. Y con bastante nivel de detalle.
Por ejemplo, estipularon que Puigdemont fuera el primer presidente y que la Presidencia del Consell tuviera entre sus funciones "impulsar las políticas, estrategias y los consensos necesarios para conseguir la República" y "realizar la representación exterior del Consell per la República manteniendo relaciones con entidades y autoridades de ámbito internacional". El acuerdo fundacional denomina al Consell como "institución republicana" y lo sitúa, junto a la Generalitat, el Parlament y la "ciudadanía comprometida" como vía para "hacer posible la materialización de la voluntad del pueblo de Cataluña".
Note el lector/a que ERC y Junts no le encargan al Consell impulsar políticas, estrategias y consensos necesarios para conseguir la República sino "impulsar las políticas, estrategias y los consensos necesarios para conseguir la República”. Es decir, ERC le cedió ya hace tres años unas responsabilidades concretas e importantes. Y por ello, lo sorprendente ahora no es que Junts quiera mantenerlo, sino que Pere Aragonès ni lo mencionara en el discurso de investidura. Al contrario, se atribuyó, sobre la continuación del procés, un liderazgo que tiene cedido por escrito a Puigdemont.
Pero el Consell no es el elemento fundamental del acuerdo, sino la noción de que existe un gobierno legítimo que no es el que está actualmente en la Plaça de Sant Jaume y por ello estipularon que "desde el Govern de la Generalitat y el Parlament, se impulsará un plan de gobierno de obediencia republicana, con el objetivo, en primer lugar, de restaurar democráticamente las instituciones catalanas y gobierno legítimo". Y otra vez, la sorpresa no es que los dirigentes de Junts sigan refiriéndose a Puigdemont como el "president legítim", sino que los de ERC no lo hagan.
Marta Vilalta ha dicho este fin de semana que ERC "está de acuerdo en que exista el Consell per la República, pero hay que refundarlo". Y Elsa Artadi este lunes señalo que está de acuerdo con hacerle "todas las reformas que sea necesario". ERC y Junts llevan ya 40 días negociando sin salir de este bucle, 40 días sin llegar a explicar qué refundación ni qué reformas. Abert Batet declaraba el mismo martes que todavía no han avanzado en la agenda social del nuevo Govern. Ni el organigrama. Ni el equipo de consellers y conselleres. ¿Para qué? Son detalles sin importancia cuando uno está enfrascado con el socio de gobierno buscando eufemismos para "presidente legítimo", para "gobierno tutelado" y para "la salida de la crisis puede esperar".