En el campo de batalla que el secesionismo ha transformado sus relaciones con el Gobierno de España, las infraestructuras en general y las Rodalies en particular son uno de sus escenarios preferidos para librar esta confrontación.
Durante los muchos años de los gobiernos de Pujol, el nacionalismo no tuvo ningún interés en la mejora de las cercanías ferroviarias de la región metropolitana de Barcelona (RMB), este tema nunca estuvo en la agenda del Govern en los momentos de luna de miel con los gobiernos de Madrid. A partir de la sentencia del TC de julio del 2010, que algunos consideran el big bang del procés, las Rodalies pasan a convertirse en un instrumento de la causa secesionista, basta recordar las declaraciones en septiembre del 2012 del conseller de Territori i Sostenibilitat de la época en las que comentaba que "las Rodalies de Barcelona son una fábrica de patriotas".
La aprobación por parte del Ministerio de Transportes (MITMA) de un Pla de Rodalies 2020-2030 ha provocado unas sorprendentes declaraciones del actual conseller Calvet acusando al ministerio de invasión de competencias. Parece como si al Govern de la Generalitat le molestara que la mejora de la operación y la modernización de las infraestructuras de Rodalies pudieran acabar con las quejas por mal funcionamiento generalmente instrumentalizadas por el secesionismo. La realidad es que la puntualidad de nuestras cercanías alcanza un porcentaje razonable del 91% y las ratios de frecuencia, disponibilidad y fiabilidad están por encima de los estándares europeos (Francia, Reino Unido, Alemania).
El Pla de Rodalies (PR) aprobado por el MITMA contempla inversiones de gran impacto que ascienden a unos 6.346 M€ a lo largo del periodo de vigencia. En el presente año fiscal 2021, las inversiones de Renfe en Cataluña representan el 30% de la inversión en todo el Estado. El PR supone la incorporación de 101 nuevos trenes y más de 102 kilómetros de nuevas vías y pone en marcha una serie de actuaciones que supondrán un incremento de la capacidad de la red y de la integración urbana, como son los soterramientos de la Torrasa (L’Hospitalet), Sant Feliu y Montcada. A lo largo del plan se contempla pasar de los 410.000 pasajeros-día transportados en el 2018 a unos 600.000 previstos en el 2030, lo que supone un incremento del 46,3%. Otro factor a considerar es el incremento de la seguridad en la red consecuencia de la instalación del ERTMS en el 100% de la flota lo que permitirá mejorar el servicio y más frecuencia de trenes.
Otro elemento relevante por su repercusión sobre el tejido industrial y tecnológico catalán es la adjudicación de 156 trenes de gran capacidad a la factoría de Alstom Transport en Santa Perpetua, lo que supondrá la creación de más de 600 puestos de trabajo directos. El contrato tendrá una importante incidencia en la industria auxiliar y en la reactivación del tejido tecnológico catalán. El ferrocarril por su gran capacidad de innovación es un vector tecnológico de primer nivel. La adjudicación contribuirá sin duda a la digitalización del territorio facilitando que los vehículos y las infraestructuras estén conectados de forma inteligente, además será factor de potenciación de una movilidad sostenible basada en vehículos accionados por tecnologías limpias e infraestructuras energéticamente eficientes. El PR debe estar en la solución de los problemas de movilidad sostenible que afectan al territorio de la RMB.
El último capítulo de las preocupaciones de la conselleria ante la puesta en marcha del PR es la creación por parte del operador Renfe de un grupo de expertos procedentes de diversos ámbitos de la sociedad catalana relacionados con la movilidad, turismo y logística. La elección de este grupo de expertos debería aportar ideas sobre la creación de nuevos productos y servicios ferroviarios. En la Europa post-Covid el ferrocarril debe poder competir con el transporte aéreo, tanto en LAV para recorridos inferiores a 800/1.000 kilómetros, como en la posibilidad de ofrecer nuevos servicios comerciales como podrían ser los trenes hotel (corredores nocturnos), donde Barcelona puede estar muy bien posicionada para ofrecer servicios intermodales de movilidad en el eje norte-sur de la UE. Para su sostenibilidad económica estos servicios deberían poder disponer de los Fondos Europeos Next Generation al igual que los reciben las mercancías ferroviarias.
El nuevo Govern de Cataluña debería hacer un esfuerzo en colaborar con las soluciones que aporta el PR para mejorar la movilidad ferroviaria de los catalanes. Ha llegado el momento de despolitizar las Rodalies y de abandonar su utilización como instrumento de confrontación permanente contra el Gobierno de la nación. Es el momento de gobernar y no de seguir utilizando a los catalanes como rehenes de sus ensoñaciones patrióticas.