El debate entre los candidatos Trump y Biden a la presidencia de Estados Unidos fue decepcionante. Son dos candidatos septuagenarios en un debate en el que ya conocíamos cómo sería el comportamiento y reacción de cada uno.

Trump atacó con continuas interrupciones a un Biden flojo --aunque mejor que en otras ocasiones-- con falta de reacción de respuesta que intentaba salvar mirando a cámara y dirigiéndose a los ciudadanos. El famoso periodista de la cadena Fox, Chris Wallace tuvo problemas para moderar, en gran parte por las interrupciones de Trump que es una de sus bazas y donde mejor se encuentra para restarle credibilidad a su contrincante.

El inicio fue tranquilo. Ambos políticos aparecieron agarrados al atril, algo que suele ser propio cuando se desea calmar los nervios. En el caso de Trump, cuando se echa hacia atrás para ganar espacio y terreno, aparece una muestra de poderío y control, también cuando se encuentra cómodo apoyado y ladeado hacia su izquierda.

La primera parte del debate versó sobre la nominada a la Corte Suprema, Amy Coney Barret en el que Trump respondió: “Ganamos las elecciones y eso trae consecuencias”. Eso fue una segunda lectura, directa a sus bases, que son los ganadores y añadió que tiene mucho tiempo por delante.

Joe Biden respondió que el pueblo de EEUU debe tener voz en la Corte Suprema y no va a ser posible. Ahora ya sí, el púgil Trump entró al ataque y llamó al demócrata varias veces “socialista”, porque van a eliminar el seguro del Obama Care. Biden espetó que Trump es un “payaso y mentiroso” y no tiene un plan, lo repitió hasta cuatro veces.

Sobre la gestión del Covid-19, Joe Biden dio datos de los fallecidos e infectados y reprochó que Trump no hiciera nada y actuara tarde. Con ello pretendió mostrar que aplica una gestión vacía de contenido y le acusó también de ocultar información. El presidente se escudó y culpó a China y, en su réplica fue contundente al afirmar que su actuación ha sido buena y en contra del “shut down” de Biden.

Esperábamos descalificaciones e insultos por parte de Trump al exvicepresidente, como que no es inteligente, pero la parte más dura fue cuando arremetió contra su hijo, y el demócrata indignado, serio, lo defendió, tras remarcar que estaba orgulloso de él. Y, mirando a Trump, sentenció con el dedo que su hijo es honesto y que tuvo problemas con las drogas y está orgulloso y que el caso se ha superado. Cerró el tema y convenció.

En el apartado de economía, Trump se siente fuerte y desplegó los buenos resultados hasta antes de la crisis, sin embargo, el demócrata Biden aprovechó para lanzarle el dardo de que había pagado en impuestos sólo 750 dólares en 2016 y 2017. Un momento impactante escuchar que el presidente Donald Trump “no quería pagar impuestos”.

Fue un debate que deja mal sabor de boca por la falta de escucha y las constantes interrupciones. La maquinaria de la oratoria y discurso escasea en estos candidatos en el que no hay vencedores, aunque Trump diera la imagen de dominar en tiempos con 39 minutos, mientras Biden ocupó 37 minutos, según la encuesta de CNN, en el que seis de cada 10 personas coincidieron en que Biden fue mejor. Es difícil que movilice a ese 3% o 4% de indecisos, aunque es importante en estados ajustados como Florida o Carolina del Norte. Los sondeos actuales son favorables al demócrata en un 6,1% a nivel nacional y 3,5% en los estados clave.

Veremos cómo se desarrolla la campaña y próximos debates porque todo puede pasar como en 2016, cuando la candidata demócrata Hillary Clinton perdió las elecciones aun habiendo conseguido un mayor número de votos de ciudadanos con encuestas a su favor. Sin embargo, no alcanzó los sufragios en el Colegio Electoral.