La actualidad de esta semana tiene tres cuestiones igual de interesantes, pero con distintos niveles: uno internacional, por la noticia exclusiva del diario New York Times, que detalla que en los últimos diez años el impresentable presidente de EEUU no ha pagado sus impuestos. Un jeta así es un peligro público internacional, porque nadie puede entender que en el 2015 en su sano juicio se quisiera presentar como candidato a la Casa Blanca, y será una nación surrealista si los estadounidenses le votan otra vez, porque sería una cosa de locos.
La segunda cuestión de actualidad a nivel nacional es la lucha, metafórica, entre los 'comandantes del vuelo de Madrid', entre el gobierno central y la otra impresentable, Isabel Díaz Ayuso, cuya opinión merece la frase que le dediqué en el escrito del pasado miércoles. Comencé escribiendo que era tan guapa como tonta, pero para evitar que alguien me dijera que el comentario era machista lo cambie por ‘mona, pero poco más’, ya que estamos en la dictadura de lo políticamente correcto, cada día más acusada.
El tercer asunto es más catalán, y más adecuado a los temas que aborda este medio. Y es la sentencia sobre el tercer político impresentable. Hay otros, pero hoy hablaré del títere del Palau de la plaza de Sant Jaume, condenado a salir del Govern por desacato. Se trata de la sentencia del Tribunal Supremo, con una condena de dieciocho meses de inhabilitación y treinta mil euros de multa que no podrá pagar la Generalitat.
Él mismo reconoció al máximo gobierno judicial que había desobedecido. Lo defendió públicamente para los suyos, para demostrar que él sabe sacrificarse políticamente por sus principios. Y a nadie le ha sorprendido, porque la reacción a día de hoy ha sido con sordina.
A efectos prácticos, lo padecimos nosotros cuando el sábado por la tarde bajamos a Barcelona y por la noche estuvimos en la Meridiana, en la AP-7 con dirección a Granollers. Los veinte kilómetros se convirtieron en dos horas de caravana por gentileza de los CDR. Ni las carreteras ni los AVE son suyos.