Los ojos del niño miran al suelo. Su compañero lo observa. Van por la otra acera y aún están a unos 25 metros de nosotros. El ensordecedor ruido del petardo que acaba de explotar, cuando aún faltan dos días para la verbena, justifica su intención infructuosa de pasar desapercibido. El incentivo es asustar y los resultados son un gran éxito: nos asustamos. Misión cumplida y los efectos colaterales (fue descubierto en la acción) son efímeros y desaparecen caminando mirando al suelo y caminando tranquilamente.
Las organizaciones bien gestionadas intentan tener resultados sencillos como este: promover incentivos que motiven a los miembros de los equipos para conseguir resultados y hacer que se produzcan las acciones a través de los procedimientos adecuados, encaminados a los objetivos. Pero a menudo no es así, y se pierden esfuerzos para que los caminos aparentemente llanos, están llenos de obstáculos. Las organizaciones son seres complejos donde a menudo se frenan iniciativas individuales para dar prioridad a las acciones que deben aplicarse a toda la organización. Desaparecen los incentivos y sólo se ejecutan procedimientos pesados con supuesto beneficio del conjunto. Esto paraliza la organización y des-incentiva la creatividad. Cuando las organizaciones no tienen creatividad, no tienen innovación y esto sólo puede ocurrir si tienen asegurada su continuidad como organización por razones de dominio de mercado o de entidad subvencionada. Cuando la competencia es alta, la falta de creatividad e innovación es fatal, a menos que estés en un nicho muy especializado en el que no se dan economías de escala que reduce el interés en las grandes empresas.
Con el teletrabajo pasan cosas parecidas: se gana en eficiencia para ejecutar lo que está establecido y se pierde en creatividad e innovación por falta de entorno adecuado para la imaginación y la "química" que sale de la improvisación de los contactos informales.
La motivación, la iniciativa y los incentivos son temas que interesan a los economistas porque hacen mover las organizaciones y los agentes económicos (empresas, personas y representantes sociales). Los incentivos modelan las acciones hacia los resultados. Los incentivos se crean para arreglar situaciones. Los resultados provienen de las acciones planificadas y de las capacidades y posibilidades de su ejecución, y las organizaciones tienen con la planificación, la herramienta necesaria para la acción. Pero las capacidades y competencias del ejecutor son las que finalmente modelan las acciones a los cambios del entorno y acercarse al máximo a los resultados deseados. El niño había comprado el petardo, tenía la mecha para encenderlo e iba por la calle buscando peatones para asustar. Todo fue planificado y los incentivos eran conseguir los resultados. Su atrevimiento (capacidad y competencia) para hacer la acción planificada, es el desencadenante del resultado. Quizás su compañero no se atrevía y toda la planificación se habría ido de traste.
Hay otros tipos de incentivos ligados a las acciones y no a los resultados. Por ejemplo, cuando por la crisis económica derivada de la irrupción de la pandemia, los gobiernos han actuado para reducir efectos al tejido económico. El gasto inicial del gobierno de Estados Unidos ha incluido un cheque de 1.200 dólares a cada persona con ganancias inferiores a 75.000 dólares anuales, 600 dólares a los parados y más de 500 millones de dólares en préstamos a pequeñas empresas, todo ello destinado a los que están en las peores posiciones en la escala de ingresos. Ahora bien, algunos ya prevén que el resultado final, será el aumento de la brecha entre los más ricos y los más pobres, pues la política y los funcionarios del gobierno federal están más orientados a la reducción de impuestos que en los incentivos para el gasto. Si se reduce la ayuda social, ¿volverá la gente al trabajo?
Hay casos en que el entorno dispone de situaciones impensables que hacen cambiar el valor de los incentivos y motivaciones. Por ejemplo, no podíamos pensar hace unos meses que el control de las personas, se convierte en una prioridad. La distancia social física impuesta, se asume como una obligación para todos. Está mal visto los que la transgreden sin apartarse en las calles, locales y puestos de trabajo.
La Comisión Europea y la vicepresidenta Margrethe Vestager carga contra Amazon por la presunta utilización de datos de las empresas que venden a través de ella, para competir injustamente contra ellos. Los monopolios digitales que dominan el mundo (los 5 grandes: Amazon, Google, Facebook, Microsoft y Apple) quieren resultados con más dinero y no les importan las piedras en el camino. Así es como crean incentivos y dedican inmensos recursos a la creatividad y la innovación. Lástima que informáticos con visión y suerte como Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, que está al frente de Amazon, no tenga incentivos para poner límites a su riqueza de más de 100.000 millones de dólares (más que el gasto anual en todo el estado español en sanidad) y vuelva a la sociedad gran parte de lo que tiene y ha conseguido, en vez de incentivar procedimientos que eliminen la competencia con posiciones de dominio de mercado y monopolio.