Una buena parte del independentismo se ha aferrado al coronavirus para atacar a la pérfida España. Desde el primer momento, Torra, amparado por Puigdemont ha querido plantear la crisis como si Cataluña fuera un estado independiente y las consecuencias de la crisis --hospitales colapsados, expansión de la epidemia-- es culpa de Madrid. Ese Madrit, con t, que siempre actúa pensando en como fastidiar, molestar o “joder” a los catalanes. Así, Torra y Puigdemont, junto al núcleo de Junts per Catalunya en el Govern, se han lanzado a retozar fango para mantener encendida la llama independentista, que los más radicales en las redes consagran en su petición de una DUI de forma inmediata, y culpar de todos los males presentes, pasados y futuros al enemigo habitual: España. Y la estrategia tiene su motivación a diario. Es necesario repasarlo:
11 de marzo. Torra exige reunión de la Mesa de Diálogo acusando a Pedro Sánchez de ocultarse tras el coronavirus para retrasarla. El presidente catalán recurre a la guasa exigiendo la reunión vía telemática.
11 de marzo. Carles Puigdemont ensalza la vía telemática dejando entrever que puede ser elegido presidente por esta vía, enviando un recado a ERC por haberlo impedido.
12 de marzo. Torra decreta el cierre de escuelas exponiendo sus diferencias con el Gobierno central. El gobierno catalán decreta el confinamiento de Igualada.
14 de marzo. El gobierno catalán sale en tromba criticando que Pedro Sánchez no haya confinado a Madrid. Torra pide el confinamiento de Cataluña en un decreto para el que no tiene competencias.
14 de marzo. Clara Ponsatí, eurodiputada de Junts per Catalunya, retuiteda por Carles Puigdemont pone letra a los ataques a Sánchez “de Madrid al cielo”. El tuit lo retiró ante el alud de críticas.
15 de marzo. De la mano de Pilar Rahola, el independentismo acusa al ejecutivo de Pedro Sánchez de aplicar un 155 encubierto por tomar el control de los Mossos y la Sanidad. Torra acusa a Sánchez de tomar medidas “confiscatorias”. De las ruedas de prensa del Govern desaparece ERC que envía un responsable técnico.
15 de marzo. Torra se desmarca del comunicado conjunto de los presidentes autonómicos tras la reunión con Sánchez. No consigue ni el respaldo del lendakari, Iñigo Urkullu.
16 de marzo. Joaquim Torra exige el “cierre de fronteras” de Catalunya con el resto del Estado porque el “virus viene de Madrid”. Ante su soledad, Torra envía al vicepresidente Aragonés a reunirse, por videoconferencia, con agentes económicos y sociales. Ni patronal ni sindicatos respaldan la propuesta de Torra.
17 de marzo. Torra asume en primera persona una nueva reunión con agentes sociales y económicos. Vuelve a recibir un no a sus planteamientos de cierre total.
17 de marzo. El epidemiólogo de Can Ruti, Oriol Mitjà, pide la dimisión de Fernando Simón, responsable de la gestión científica de la crisis por no tomar medidas. Mitjà firmó un manifiesto de apoyo a Puigdemont, que ahora niega, y, en su momento, consideró leve el contagio del coronavirus.
18 de marzo. Torra hace frente con Aragonés en defensa de los presupuestos tras las afirmaciones de Meritxell Budó y Miquel Buch de que el Govern se planteaba su retirada porque ya no sirven tras las crisis. Presidente y vicepresidente cierran la enésima crisis de las dos facciones del ejecutivo.
18 de marzo. Fracasa estrepitosamente el confinamiento de Igualada con seis muertos en Capellades, a pocos kilómetros del cierre, y contaminados en poblaciones adyacentes. Ante el fiasco, el alcalde de Igualada, amparado por el ejecutivo de Torra, acusa al Gobierno de que la Guardia Civil confisca mascarillas destinadas a su población. La información no va más allá de un fake.
19 de marzo. Los hospitales catalanes al límite tras años de recortes de los gobiernos de la Generalitat. Continuará, aunque la culpa está claro de quién es para el govern pirómano de Cataluña.