Hace tiempo que tengo la impresión de que Íñigo Errejón prepara un aterrizaje suave en el PSOE. Suave, por partes y sin prisas, que son siempre malas consejeras: no hay nada peor que ofrecerse para un trabajo y que te den con la puerta en las narices, siempre es mejor esperar a que te necesiten.
Tras licenciarse como bolchevique y como peronista, nuestro emprendedor muchacho se dio cuenta de que Podemos era un partido caudillista (en el que el portavoz, para más inri, siempre es la novia del jefe) y que poco futuro le esperaba allí dentro, como se demostró cuando cayó en desgracia ante Pablo Iglesias. Por eso ahora cursa tercero de socialdemócrata y es evidente que piensa acabar la carrera con un cum laude.
A diferencia de Pablo, que es un iluminado y un bocazas, el bueno de Íñigo es un político profesional que piensa dedicarse a la cosa pública toda su vida mientras va medrando en la sociedad que le acoge. En Podemos, tal y como se las gasta el líder, no hay forma humana de medrar sin que te corten el cuello, así que nuestro hombre se largó, se enganchó a la dulce abuelita Manuela Carmena y se inventó un partidillo, Más Madrid, para ir ensayando y ver qué tal les sentaba su presencia a los españoles. De Más Madrid ha pasado a Más País --lo lógico hubiera sido Más España, pero ya sabemos que a algunos de nuestros izquierdistas les causa urticaria el nombre de su país, no los vayan a acusar de fachas: ya podrían aprender de la iniciativa conjunta de Los Planetas y el Niño de Elche, que atiende por Fuerza Nueva, ¡la ironía ante todo!--, agrupación que le va a permitir llevar a cabo dos proyectos a la vez: amargarle la existencia a su antiguo jefe y actual Némesis --los podemistas se están pasando a Más País a cascoporro, ya que Errejón no es el único que no soporta a los Ceaucescu-- y convertirse en el socio preferente del PSOE. Si las cosas le van tan bien a Pedro Sánchez como predicen las encuestas, pero le hacen falta unos votos para formar Gobierno, ahí estará Íñigo para proporcionárselos, y sin pedirle la luna a cambio, como hizo el líder de Podemos.
A partir de ahí, bastará con dejar pasar un par de años para disolver o abandonar Más País y afiliarse al PSOE, que es donde se corta el bacalao. Los más listos de Más País se irán con él mientras el resto cae en la irrelevancia. Y ya tendremos colocado a nuestro héroe por los siglos de los siglos en un partido con fundamento y experiencia a la hora de gobernar. Todo esto es pura especulación, lo reconozco, pero a mí me parece muy verosímil. Hasta ahora, nadie se ha tomado a pitorreo la nueva iniciativa política de Errejón, y las acusaciones de traidor que ha encajado el hombre de Iglesias, Monedero y demás bolivarianos son la señal evidente de que le temen.
En el mundo de la política española, Íñigo Errejón es alguien que ha venido para quedarse. Que asalten otros los cielos que, a él, con la vicepresidencia del Gobierno ya va que chuta. De momento.