Llegó el día. Mañana empieza la "fiesta". La fiesta de Navidad, la fiesta-aniversario de las últimas elecciones en Cataluña y la fiesta del Consejo de Ministros en Barcelona. Todo juntito. ¡Vaya mezcla! Turrón, rabo de toro y cava. Con esto tenemos bastante para la cena. Y no queremos más. Porque como haya más es posible que no haya cena. En qué hora se le ocurrió a Sánchez celebrar el Consejo de Ministros en Barcelona. Y justo el día 21 de diciembre, aniversario de las elecciones. Pero entonces, cuando se le ocurrió, no había tanta tensión, ni era tan intensa la crisis del independentismo, ni estaba tan cerca el comienzo del proceso de los políticos catalanes. Ni los presos estaban en huelga de hambre, ni Quim Torra parecía tan insensato. Entonces se acercaba el verano; mañana, empieza el invierno.
Diferencia notable. Calor y frío. Sensatez y descontrol. Porque lo último que vemos en Cataluña es un descontrol atómico. Desde la lejanía no se puede ver peor. Protestas de médicos, de bomberos; pintadas escalofriantes, cortes de carreteras, amenazas a políticos discrepantes, etc., etc. ¿Algo más? ¿Y dónde está el president Quim Torra? Desbordado. No sabe por dónde le vienen. Ni por dónde le dan. Tan desbordado que ha mantenido el interrogante de si se reunirá con el Presidente Sánchez. Un presidente de Autonomía no recibe al presidente del Gobierno del Estado. No sé si lo entiendo. Parece que no. Y además anuncia la vía eslovena para la independencia de Cataluña. Violencia y muerte. Renuncia a la vía pacífica y apoya a los grupos radicales. Un momento. No sé si lo entiendo. No, no lo entiendo. El cargo de president está claro que le queda grande a Quim Torra. Demasiado grande. Veremos mañana. Día clave, día de ‘fiesta’.
Será un día clave. Un día para recordar --“no lo olvidaréis nunca” según los CDR”--. Puede que nunca se olvide. Para bien o para mal, según el observador. Hasta puede cambiar el mapa político. Puede que Sánchez no resista la presión catalana e independentista. Puede verse obligado a adelantar las elecciones, como le piden los líderes de los partidos contrarios. Puede verse obligado a recurrir de nuevo al 155. Tremendo. Sería tremendo que el día 21, en Barcelona, el Consejo de Ministros aplicara a Cataluña el 155. Demasiado. No se atreve a tanto. Que pasen las fiestas navideñas y luego… luego Dios dirá. Porque está tan enredada la política española que cada día, cada noche, puede girar al revés de lo previsto. Aunque motivos, casi seguro, puede tener con tanta celebración de la "fiesta".
Los adversarios políticos lo piden todos los días. A todas horas. Que aplique el 155. “¿Qué más tiene que pasar en Cataluña?”, le dijo Casado a Sánchez en el Congreso. Es posible que los diputados del Congreso estén en fuera de juego en lo que respecta a Cataluña. Y en otros temas. Porque si el 80% de la población pide un referéndum para solucionar el conflicto sucede que los gobiernos de Madrid llevan mucho tiempo perdiendo la partida. Quieren votar, aunque sea no. Votar. Y lo pedirán mañana. Veremos de qué forma. Veremos si el Consejo de Ministros con tantos cercos de protección oye lo que gritan los catalanes. A lo peor hay algo más que gritos y sale del Consejo el nuevo 155. Esperemos que Sánchez tenga la misma paciencia que Rajoy. Y la misma templanza. Que sepa esperar.
Que no haya precipitaciones. Que no se prenda la hoguera. ¿Qué sucede en Cataluña? ¿Quién responde? ¿Sólo hay una sociedad dividida? ¿Se debe a las resoluciones del Parlament el 6 y 7 de septiembre del 2017? Aumentó la ruptura. Ahora se busca cordura. Y cuando llegue el juicio más. Hay presos en huelga de hambre. Protestas de bomberos, médicos, profesores, funcionarios. Los CDR montando jaleo. Los Mossos divididos. Y seguro que más. Todo esto ¿es motivo suficiente para otro 155? No lo parece. Menos para que arda Barcelona.
Mañana es la gran "fiesta". Todo el país expectante. Todos los políticos expectantes. Incluso los del PSOE, que están temblando desde hace meses. Cuentan que está "acojonados" por la debacle que se le viene encima. “Nos va a pasar como a los socialistas italianos. Desaparecemos” cuentan en privado. “Las elecciones serán una catástrofe para el PSOE, Pedro tiene el partido a su servicio y lo está masacrando” añaden. Así que todos a la espera de lo que se acuerde en el Consejo. Y de lo que ocurra en las calles catalanas. Se puede encauzar el futuro. O puede arder Barcelona.