Estalla el 3%. Justicia poética: el PDeCAT no puede presumir de modelo conciliador porque su etapa es hija natural de CiU, como el PP de Rajoy desciende del PP Gürtel, Púnica o Lezo, una maquinaria que ha ido inculpando con los años a casi todos los exministros de Aznar. El 3% es la Gürtel catalana: por fin sabremos a qué se ha debido la renuncia de Sixte Cambra como presidente del Puerto de Barcelona, una de las grandes corporaciones públicas (especialmente opaca) del país, cuando había comprometido inversiones de postín. ¿Por qué dejó su cargo un hombre que poco antes, en la Llotja de Mar, pronunció una conferencia glosando los 45.000 empleos que genera el hinterland portuario y el medio millar de empresas que dependen de él? La memoria ha muerto, pero él debería saber que las máquinas han sustituido a las pasas.

En la última derivada del 3%, el juez  De la Mata llama a declarar a más de 20 excargos (entre ellos, Cambra y el escurridizo Andreu Viloca, extesorero de Convergència), el mismo día en que se producen registros policiales por las cuentas del 1-O en la sede de la Consejería de Economía de la Generalitat, el CTTI y Mediapro. Son dos cosas distintas, pero siempre del mismo tenor: la utilización de las instituciones públicas por parte de políticos y empresarios del procés, estos que quieren quedarse con Cataluña y refundar La Caixa metiendo dinero de fondos chinos y rusos (¡qué atrevida es la ignorancia!); son los que avientan la patria dolorida a las órdenes del supremacista, flojo, flojo y fondón, Quim Torra, un hombre que odia la pigmentación, pero que dice ex post tener camas para los 600 inmigrantes del Aquarius, después de que Sánchez haya ofrecido su llegada por Valencia. Qué gesto tan humanitario. ¡Merde!

Para los soberanistas, el registro policial es un auto de fe, como la quema de libros. Nunca aceptarán la rendición de cuentas; habrá que arrancársela porque el origen del negocio político se ha tapado con el humo del procés. Cambra dejó el Puerto por lo bajini y ha vuelto a casa, a los amigos de la tierra, para que los suyos le den cuerda, le coloquen las piezas en su sitio y de nuevo lo devuelvan a la voluptuosa piara del negocio en el espacio público, allí donde Winston Churchill identificaba desde la barrera la mirada realmente humana. Los neoconvergentes vivían el sueño de los justos, cuando hace pocos días la Audiencia Nacional asumió la causa del 3%. De la Mata soltó una lista de comparecientes, todos ex altos cargos de CDC, gestores de empresas públicas catalanas e implicados en la financiación ilegal del partido. El huracán ha pasado casi inadvertido en medio del un cambio de Gobierno desencadenado por la sentencias de Gürtel (Madrid y Valencia). Pero no cabe duda. Es más de lo mismo: la réplica nacionalista de la misma piñata, que ha adulterado la democracia.

En pocos días, nos hemos acomodado en la doblez: la vanguardia política mundana vive de un Govern legal inoperante y se explaya inventando un Hotel de Rambouillet de la pompa catalana, mezcla de escena política y negocios, donde se refundará el 3% republicano. En Barcelona, la ruptura constitucional se ha ido imponiendo como una presencia molesta. Se platica en saloncitos en los que siempre se espera, de un momento otro, la aparición de Elsa Artadi, reducción vulgar de Mademoiselle de Montpensier. En el otium humanista de los indepes ilustrados se practica el libertinaje erudito y de ahí que los niños de los CDR, tratando de imitar a sus progenitores, boicoteen un acto sobre Cervantes en la Central. Hemos levantado un país perplejo, que insulta la memoria por puro desconocimiento, y nos bañamos en la playa de la Barceloneta sin percibir que, allí mismo, el Caballero de la Blanca Luna derrotó al gran Alonso Quijano. “La imaginación, como algunos animales salvajes, no puede criarse en cautividad”, dijo Masha Gessen, hace pocos días, en el Día Orwell, que se celebra anualmente. Por más que lo tergiversen los mandarines del procés, el gran internacionalista que situó al país en la mapa con su Homenaje a Cataluña, no será aplastado nunca por ninguna frontera inventada. Que se enteren.

En la resolución de De la Mata se mencionan las dos reuniones que el expresident Carles Puigdemont mantuvo, cuando aún era alcalde de Girona, con el directivo de Oproler Josep Manel Bassols. Uno de los imputados que comparecerá en la Audiencia, el exdirector general de la empresa pública Bimsa Ángel Sánchez Rubio, fue quien ayudó a la constructora a introducirse en la contratación pública de Girona. Para ello, preparó una comida el 5 de junio de 2013 con Puigdemont y con el exconcejal de Barcelona Antoni Vives, citado en la Audiencia el próximo 14 de junio. Y hubo otro encuentro en el Parlament "con el objetivo de preparar un nuevo pliego de licitaciones". El magistrado no dice más, pero deja huella. El entramado es descomunal y hoy le toca a Puigdemont, el que más grita. El axioma de la prensa internacional dice así: “El tema catalán es impermeable a la razón”, como ha escrito Sandrine Morel, corresponsal de Le Monde, en su libro En el huracán catalán (Planeta).