Pensamiento

De Corrupció Democràtica de Catalunya a Junts pel 3%

31 octubre, 2015 19:46

El régimen pujolista da las últimas boqueadas. Tanto Jordi Pujol, el fundador, como Artur Mas, su epígono, acaban su singladura política sumergidos en un hediondo océano de podredumbre.

Las informaciones divulgadas estos días exhiben al patriarca convergente como gran capo de una saga minuciosamente estructurada para saquear Cataluña. El volumen de sus rapiñas alcanza cuantías enormes. Sólo tiene parangón con el de algunos sátrapas africanos o iberoamericanos. No menos insólita resulta la absoluta impunidad con la que ha perpetrado el latrocinio durante varias décadas.

Las informaciones divulgadas estos días exhiben al patriarca convergente como gran capo de una saga minuciosamente estructurada para saquear Cataluña

La primera noticia sobre la riqueza amasada por los Pujoles apareció en el diario El Mundo, el 16 de noviembre de 2012. Su portada estampaba una frase explosiva: “La policía vincula cuentas de Pujol y Mas en Suiza con la corrupción de CiU”.

De inmediato, Jordi Pujol, Artur Mas y Felip Puig lanzaron una batería de querellas contra el periódico. A ellas se sumó con entusiasmo el fiscal superior de Cataluña, Martín Rodríguez Sol. Sin encomendarse a Dios ni al diablo, y antes de practicar averiguación alguna, abrió diligencias contra El Mundo por un delito de calumnias, no sin antes tachar el reportaje incriminado de “mendaz, injurioso y difamatorio”.

Al mes siguiente, arribó a la Policía la primera denuncia contra la dinastía. María Victoria Álvarez, ex novia de Pujol Júnior --cherchez la femme-- reveló que el interfecto trasegaba enormes sumas de dinero negro hacia Andorra.

El asunto se confió a Pablo Ruz, magistrado de la Audiencia Nacional, quien tomó declaración a Álvarez. No le dio el más mínimo crédito y archivó olímpicamente el caso. Más tarde, la sala de la Audiencia le obligó a retomarlo.

Desde entonces, han transcurrido tres años. Increíblemente, en todo este periodo, nadie ordenó registrar las sedes de los Pujol en busca de pruebas de sus fechorías, ni siquiera se les retiró el pasaporte. Así, hasta la formidable redada del pasado martes 27 de octubre.

Increíblemente, en todo este periodo, nadie ordenó registrar las sedes de los Pujol en busca de pruebas de sus fechorías, ni siquiera se les retiró el pasaporte

La cuadrilla familiar al completo --los informes policiales la califican ya abiertamente de “organización criminal”-- ha disfrutado de tres preciosos años para camuflar su fortuna por todos los paraísos fiscales imaginables. Por cierto, de los 50 millones que llegó a esconder en Andorra, apenas queda allí un euro. Toda la pasta ha volado a incógnitos destinos.

En febrero de este año --parece que fue ayer-- la matriarca Ferrusola lloriqueaba cínicamente ante el Parlament: “En mi casa no tenemos ni cinco. Y todos mis hijos van con una mano delante y otra detrás”.

Los comisionistas de Infraestructures

El pillaje del mafioso clan tiene su paralelo en el cometido por Convergència. Uno de sus innumerables botones de muestra lo ofrece Infraestructures, empresa de la Generalitat que reparte obra pública por centenares de millones de euros. Su director general, Josep Antoni Rosell, ingresó días atrás en prisión, acusado de amañar concursos y cobrar a destajo mordidas a las constructoras. Y su presidente, Joan Lluís Quer, está imputado por beneficiarse de contratos millonarios de otro organismo que rigió en su día, la Agencia Catalana del Agua.

Ambos personajes han incurrido en presunto robo de caudales públicos, o sea, de todos los contribuyentes. A estas alturas, Artur Mas aún no los ha destituido. ¿Acaso saben demasiado y teme que se vayan de la lengua? El único que yace en prisión por el entuerto de Infraestructures es Andreu Viloca, tesorero de Convergència.

¿Qué pasa con los Mossos d’Esquadra? ¿Por qué los jueces no confían en ellos? ¿Los sindicatos de los Mossos no tienen nada que decir?

Hay otro dato estupefaciente. Tanto para la batida que terminó con Rosell y Viloca entre rejas, como para la redada del martes en las casas de los Pujol, los magistrados --uno de El Vendrell y otro de la Audiencia Nacional-- recurrieron a la Guardia Civil y la Policía Nacional.

¿Qué pasa con los Mossos d’Esquadra? ¿Por qué los jueces no confían en ellos? ¿Los sindicatos de los Mossos no tienen nada que decir?

En Cataluña se respira un ambiente enrarecido. El estruendoso pacto de silencio imperante hasta la fecha, se esfuma. Vivimos el fin acelerado de un régimen corrupto hasta el tuétano, que desvalijó Cataluña desde el ascenso de Jordi Pujol a la cima de la Generalitat.

La demencial huida hacia adelante de Artur Mas no puede desembocar sino en el ridículo más espantoso. Mientras, multitud de ratas huyen despavoridas del buque que se hunde.