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El secretario general de Junts, Jordi Turull, durante la celebración del Alderdi Eguna del PNV

El secretario general de Junts, Jordi Turull, durante la celebración del Alderdi Eguna del PNV Iñaki Berasaluce - Europa Press

Pensamiento

Tururull 'superstar'

"Dada la situación lamentable de Junts, se agradecería que su secretario general tuviese alguna idea más brillante que la de perseverar en el 'Espanya ens roba'. Pero esperar ideas brillantes de Jordi Turull es mucho esperar"

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Hay slogans que nunca pasan de moda. Como el célebre Espanya ens roba, al que el lazismo, en todas sus variantes, jamás desaprovecha la oportunidad de utilizar. El último en hacerlo ha sido el inefable Jordi Turull, en arte Tururull, líder de lo que queda de Junts, el partido heredero de Convergència que controla desde Flandes Carles Puigdemont, en arte Puchi, Cocomocho o El Vivales. Para variar, la ha tomado con los andaluces, afirmando que esas desgravaciones fiscales de la Junta para los que tienen perro o acuden al gimnasio las pagamos los catalanes con esos 22.000 millones de euros que, según él, el perverso Estado español nos sopla cada año.

Tururull recurre nuevamente al Espanya ens roba, que es lo que hacen los nacionalistas cuando no saben muy bien qué decir para arengar a las masas, incluyendo a los insensatos que se les están yendo a engrosar las filas de Sílvia Orriols, la matamoros de Ripoll. Antes de Turull, Josep Antoni Duran i Lleida ya agitó el espantajo español afirmando que en el país vecino se inflan a cañas financiadas por los catalanes mientras aquí trabajamos como negros para que nos frían a impuestos. Y antes de Duran i Lleida, tuvimos al difunto Ramon Trías Fargas, que se hizo célebre con su monólogo sobre la peseta catalana: el hombre solía salir al escenario de turno con una peseta en la mano y a continuación procedía a explicar didácticamente cuantos céntimos de esa peseta iban a parar a Madrid por culpa de una Administración central voraz y acaparadora que nos dejaba a los catalanes con una parte mínima de la peseta que sostenía en alto (a continuación, se guardaba la peseta catalana en el bolsillo hasta la próxima representación de su exitoso monólogo).

Como era de prever, en Andalucía se han puesto como las cabras con la ofensa de Jordi Turull. Pero eso no le importa ya que, como sostiene a menudo, él no ha venido a la política a ganar amigos, de ahí que se esfuerce en ser siempre lo más desagradable posible. En clara competición con su compañera en el Congreso, cuya antipatía (patriótica) es legendaria. Lejos quedan los tiempos en que el lazismo contaba con tipos simpáticos y tratables, como Joan Tardà quien, tras ciscarse desde el faristol en todos sus colegas españoles, luego se iba de cañas con ellos, hasta con los del PP. Pero, claro, para el tándem Turull–Nogueras, el pobre Tardà era un frívolo conformista, mientras que ellos han descubierto que el camino más rápido a la independencia pasa por la antipatía, la grosería y el insulto permanentes.

Pensemos, además, que a Tururull se le ha abierto un nuevo frente interno en la figura de Míriam Nogueras, cuya permanente actitud desabrida en Madrid le ha hecho ganar muchos puntos en la carrera por ser el segundo de a bordo (o el sustituto de) Carles Puigdemont. Da la impresión de que el liderazgo de Junts se consigue poniendo malas caras en el Congreso y mostrándose muy despectivo con todo lo que huela a España, recurso tal vez inevitable después del timo del prusés

A nadie se le escapa que el hundimiento de Convergència empezó con su tránsito hacia el independentismo. Mientras el partido estaba instalado en la paciencia y posponía la independencia ad calendas graecas, todo le iba de maravilla: el paisito controlado, pactos a izquierda y derecha con España, 3% a todo trapo, chanchullos y trapisondas a granel y, como dicen en Mallorca, Fot-li que no té pinyol.

Con la independencia, pan para hoy y hambre para mañana. Cárcel, fugas, 155 y toda clase de desgracias. Incluyendo la más reciente, que atiende por Aliança Catalana y constituye una amenaza de órdago para los posconvergentes. Dada la situación lamentable de Junts, se agradecería que su secretario general tuviese alguna idea más brillante que la de perseverar en el Espanya ens roba de toda la vida. Pero esperar ideas brillantes del pobre Tururull, cuya mera presencia al mando de la nave insinúa ya una travesía catastrófica, es mucho esperar, ya que el hombre no da más de sí, algo que el patriarca Pujol tuvo claro desde el primer momento.

Sólo le falta protagonizar un remake del monólogo de la peseta catalana, que sería como si el humorista rural Peyu intentara revivir alguna jeremiada de Capri. En ambos casos, como dice el refrán español, estos bueyes tenemos, con estos bueyes aramos. Y así tenemos el campo, añado.