Imagen de un negocio en liquidación Europa Press
Adiós a esta mítica tienda de bolsos de Barcelona: cierra sus puertas tras 115 años de servicio
El comercio, al que se han dedicado cinco generaciones, no ha podido encontrar un relevo
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Las ciudades, como su población, han cambiado mucho durante los últimos años. Hoy en día nos encontramos con urbes masificadas de turistas, repletas de negocios y bares de diseño (muy instagrameables) —que se viralizan en las redes y forman grandes colas de gente agolpada en sus puertas—, y precios continuamente al alza, especialmente en el alquiler.
Inmersos en ese contexto, en medio de esa nueva realidad que transforma los barrios "de toda la vida", los negocios "de toda la vida" que los conforman parecen no tener escapatoria tampoco.
Así, no es extraño observar como cada vez más negocios míticos, que incluso se traspasaron de generación en generación, echan el cierre incapaces de mantenerse o de hacerse un hueco entre las nuevas tendencias de consumo que imperan, así como de poder seguir pagando las rentas de alquileres cada vez más caros.
Baja las persianas tras 115 años abierta
Es lo que ha sucedido con esta tienda centenaria de Barcelona, que después de 115 años abierta se ha visto en la obligacióh de bajar sus persianas. Se trata de Ballester Bolsos, un negocio especializado en bolsos, mochilas y carros de la compra del centro de la capital catalana..
La tienda, ubicada en el barrio de Sant Antoni, concretamente en la calle Tamarit 183, después de cinco generaciones de comerciantes, no ha podido evitar su cierre por la falta de relevo familiar.
Ballester Bolsos Metrópoli Abierta
Desde su apertura, hace más de un siglo, se ha mantenido en el mismo local del Eixample. En los 2000, el edificio donde se situaba tuvo que ser rehabilitado, pero eso no impidió que la tienda volviera a abrir las puertas del local en ese mismo punto unos meses después.
Situación complicada
Pese a su longevidad y su permanencia centenaria en la mismo dirección de la Ciudad Condal, lo cierto es que los últimos meses de vida de este histórico negocio no fueron fáciles.
Más allá de la inevitable competencia con negocios al alza y grandes franquicias de reconocimiento internacional que copan el mercado actual, las obras de la ronda de Sant Antoni, las cuales comenzaron a finales del pasado año, hicieron también mella en la tienda, afectando de manera negativa a su pervivencia.
Como era de esperar, las obras puestas en marcha en la zona complicaron el acceso de clientes, lo que provocó una todavía menor afluencia. Y por si eso fuera poco, el hecho de sufrir seis robos tampoco ayudó. Ante este crudo panorama, los dueños apostaron por aplicar descuentos por liquidación total de hasta un 70%, antes de llevar a cabo el cierre del negocio.
Tal y como emitió la televisión local Betevé, la abuela del que fue el último propietario del negocio, Francesca Ballester, a sus 95 años, aseguraba que "después de 120 años, ya no viene de más o menos días".
Así, tras el paso de cinco generaciones dedicadas a este proyecto empresarial, que fue fundado por Rafael Sorrosal en 1910, la icónica tienda decía adiós a más de un siglo en activo.
Escalada de negocios obligados a cerrar
Lo ocurrido en este caso no es un hecho aislado, es una situación que se repite cada vez más. De hecho, el goteo de negocios míticos de Barcelona que han tenido que decir adiós en los últimos tiempos va en aumento.
Es el caso de Casa Jornet, que tuvo que cerrar después de 125 años en activo. Lo mismo pasó con las papelerías de Lesseps o la Conesa, en la calle Petritxol, la icónica tienda Discos Revolver de la calle Tallers o el bar Kasparo, en el Raval.
Todos estos negocios se han visto atrapados por la nueva forma de vida de las ciudades y sus habitantes, una vorágine de la que es muy díficil sobrevivir y frente a la que, en muchos casos, no queda otro recurso quer rendirse y bajar sus persianas.
Pérdida de identidad
Ante la mayor presencia de cadenas multinacionales, de franquicias de marcas conocidas a nivel global, de los nuevos comercios de moda que siguen patrones virales en masa y de negocios pensados y enfocados en la captaciónd de turistas, puede despertarse un sentimiento de pérdida cultural, de esa identididad propia que define a una ciudad y que tan bien puede reflejar un comercio local.
No cabe duda de que la gentifricación y el turismo masivo que sufren muchas urbes, entre las que destaca Barcelona, está teniendo un impacto muy significativo en las mismas a todos los niveles. Por ello, sería necesario buscar un equilibrio, para poder rentabilizar, con control, el interés que cada año despiertan nuestros territorios entre los visitantes, pero sin perder la esencia que caracteriza a cada uno y los hace únicos.