Adiós a uno de los hoteles más icónicos del Pirineo, el Spa Riberies

Adiós a uno de los hoteles más icónicos del Pirineo, el Spa Riberies

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Adiós a uno de los hoteles más icónicos del Pirineo: "Un refugio de descanso y relax"

El alojamiento, en concurso de acreedores, llegaba a emplear hasta 15 trabajadores

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Ahora, encontrar un hotel de cuatro estrellas en el ámbito rural es algo relativamente corriente. El turismo de montaña se ha puesto de moda y no está reñido con el lujo, pero hace no tantos años, eso no era tan habitual.

Así, en 2004, cuando el Hotel Spa Riberies de Llavorsí abrió sus puertas, fue pionero del turismo de calidad de la zona. Se convirtió en el primer alojamiento de cuatro estrellas del Pallars (Lleida).

Este factor fue determinante para su éxito. Muchos clientes que querían conocer los Pirineos catalanes y buscaban comodidad encontraban allí un alojamiento perfecto o, al menos, acorde a lo que le pedían a un hotel, fuera o no de montaña. Ofrecía "un encantador refugio de descanso y relajación situado en el encantador en torno a las montañas de Llavorsí", según sus propias palabras.

El tiempo ha pasado y lo que parecía un negocio de éxito ha pasado por muchos malos tragos. Tantos que, en la actualidad, se encuentra en concurso de acreedores, motivos por el cual su propietario, Manel Irimia, ha confirmado el cese de la actividad.

Un origen modesto

Sí, el que un día fue un alojamiento pionero, moderno y, sobre todo, diferente, dice adiós al Pallars y echa el cierre. El hotel no volverá a recibir huéspedes, y con él, de algún modo, desaparece un emblema de la modernización turística en esta zona del Alt Pirineu.

De hecho, el Riberies nació tras la transformación de un antiguo hostal de dos estrellas. Su promotor, un empresario ligado a los deportes de aventura y fundador de una conocida empresa de rafting en el Noguera Pallaresa, quiso emprender este proyecto.

Piscina del Hotel Spa Riberies

Piscina del Hotel Spa Riberies

Apoyos iniciales

Irimia lideró el proyecto que respondía a una necesidad detectada por el propio Departamento de Turismo: dotar al Pallars de una oferta hotelera acorde con un perfil de visitante cada vez más exigente. Es más, desde la Administración lo emplazaron a hacerlo. Y no lo dudó.

El empresario se puso manos a la obra y convirtió ese hostal en un hotel de cuatro estrellas con 34 habitaciones, muchas de ellas con vistas a las montañas o al río. Las equipó con suelo de parqué, mobiliario de madera natural, climatización, televisión, caja fuerte y, en algunos casos, chimenea o bañera de hidromasaje. Tampoco faltaban las suites, también con jacuzzi privado.

Cómo es el hotel

A eso, se le sumó la adecuación del ambiente. Se apostó por una estética rústica con detalles de diseño contemporáneo. Aunque, sin duda, lo que destacaba eran sus instalaciones.

Uno de sus puntos fuertes del hotel siempre fue su spa, que incluía piscina climatizada interior, sauna, baño turco, jacuzzi con cascada y zona de relax. Además, ofrecía una piscina exterior panorámica, construida con tecnología Myrtha y climatizada para ser utilizada gran parte del año.

Habitación del Hotel Spa Riberies

Habitación del Hotel Spa Riberies

Completaban la oferta un restaurante de cocina mediterránea con productos de proximidad, cafetería, salón con chimenea, sala de juegos, gimnasio, aparcamiento gratuito y un pequeño centro ecuestre que permitía realizar rutas a caballo por el entorno natural.

Todos estos servicios, en cualquier caso, requerían de mantenimiento y personal. Durante la temporada alta, el hotel llegaba a emplear hasta 15 trabajadores. Y todo esto cuesta dinero.

Problemas económicos

El proyecto representó una apuesta firme por la diversificación turística del Sobirà y tuvo su éxito. El problema es que en los últimos años ha tenido que hacer frente a un entorno cada vez más complejo.

Irimia asegura que colapsó ante las condiciones que requería este alojamiento. Los costes se hicieron imposibles de pagar. Pero las dificultades para la rentabilidad económica no han sido el único factor decisivo para bajar la persiana.

Restaurante del Hotel Spa Riberies

Restaurante del Hotel Spa Riberies

Necesidad de ayudas

La burocracia excesiva, y la falta de relevo generacional, así como las últimas normativas sobre turismo han ayudado a hurgar en la herida. El empresario tuvo que solicitar ayuda al Institut Català de Finances (ICF), con quien mantenía compromisos de deuda, pero no ha sido suficiente.

Al no poder garantizar su viabilidad futura, el propietario inició el proceso de concurso voluntario y ya ha dicho adiós a su negocio. Aunque no descarta que sea un hasta luego.

Un futuro poco claro

Irimia mantiene la esperanza de que el hotel pueda reabrir bajo otra gestión. Por ahora, el futuro del edificio y del negocio queda ahora en manos del ICF. Por su parte, él ha decidido centrarse en su negocio primigenio: su empresa de actividades acuáticas.

Ahora, sólo queda un hotel de lujo en el Pallars. Con el cierre del Riberies, el único hotel de cuatro estrellas en activo es ahora el Hotel Pessets de Sort.