Ni Barcelona ni Costa Brava: aquí está el hotel más antiguo de Cataluña

Ni Barcelona ni Costa Brava: aquí está el hotel más antiguo de Cataluña

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Ni Barcelona ni Costa Brava, este es el hotel más antiguo de Cataluña: "Habitaciones espaciosas, elegantes y modernas"

Por sus dependencias han pasado artistas, políticos y escritores como Dalí, Miró, Eugenio d'Ors, Josep Pla, Montalbán, Tàpies o Picasso

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Buscar hoteles siempre suele llevar tiempo. Cada uno tiene su agencia de viajes o portal preferido para encontrarlo. Luego cada viajero es un mundo y busca diferentes servicios, comodidades o le pide ciertas cosas al alojamiento vacacional.

Cataluña, como región turística a escala mundial, ofrece a los visitantes autóctonos y extranjeros todo tipo de hoteles. Cada cual tiene sus pros y sus contras, pero solo uno puede decir que es el hotel en activo más longevo de la comunidad autónoma.

Que nadie piense en Barcelona ni la Costa Brava, de hecho, mejor no pensar en el litoral catalán ni en las principales capitales catalanas, ni en ningún rincón turístico masificado de la geografía catalana. El hotel más antiguo de Cataluña se encuentra en una ciudad tan discreta como Granollers (Barcelona).

La capital del Vallès Oriental, alejada del turismo, sorprende con este alojamiento que, aunque no llame especialmente la atención por su fachada, es un legado vivo que atraviesa más de dos siglos de historia catalana

Qué hotel es

Por su nombre uno pensaría que puede ser un hotel de mala muerte, pero no es así. Solo que sus dueños han decidido mantener el mismo nombre que le pusieron en 1771, Fonda Europa. Y eso es posible gracias a que sigue regentado por la misma familia que lo convirtió en lugar de paso, descanso y, sobre todo, buena mesa.

El hotel se encuentra en una esquina de la plaça de la Porxada, lugar de celebración de mercados y ferias populares de la ciudad. Una tradición que se refleja en esta fonda que hace cerca de 250 años que está siendo testigo de los cambios de la ciudad.

Doble nombre, doble función

La Casa Fonda 1771, como también se la conoce, nació como parada para diligencias y viajeros que recorrían la antigua ruta entre Barcelona y el norte de Cataluña, camino a Francia. A lo largo del siglo XIX se consolidó como uno de los lugares más conocidos para descansar y comer bien en toda la región. 

Su cocina tradicional catalana, los platos de cuchara, las carnes guisadas, los desayunos de forquilla --el típico desayuno contundente con cuchillo y tenedor--, empezaron a convertirse en leyenda entre comerciantes, arrieros y más tarde, viajeros burgueses que buscaban autenticidad. Era la combinación perfecta, hospedaje y buena comida.

Fonda Europa

Fonda Europa

El hotel de los famosos

Por las mesas de su restaurante y los pasillos de sus habitaciones han pasado artistas, políticos y escritores. Entre sus visitantes más ilustres se citan nombres como Salvador Dalí, Joan Miró, Eugenio d'Ors, Josep Pla, Camilo José Cela, Manuel Vázquez Montalbán, Tàpies o Picasso.

Muchos llegaron atraídos por la fama de su cocina; otros, por la discreción y el sosiego que ofrecía el lugar, en contraste con el bullicio de la Barcelona industrial o el glamur creciente de la costa.

Cómo es el hotel

Hoy, el hotel sigue en pie gracias a la tenacidad de la familia Parellada, vinculada íntimamente a la restauración catalana. En manos ya de su octava generación, la Fonda Europa ha sabido preservar su alma sin renunciar a las comodidades del presente. 

El edificio fue renovado con gusto y respeto a su historia: las 37 habitaciones mantienen elementos clásicos con detalles modernos, suelos hidráulicos, techos altos, mobiliario restaurado y un diseño cuidado que evita lo pretencioso. Algunas disponen de balcón, otras miran a patios interiores donde reina el silencio. Todas respiran historia sin caer en lo rancio.

Patio interior de la Fonda Europa

Patio interior de la Fonda Europa

Qué se come

El restaurante de la planta baja sigue siendo uno de los grandes atractivos. Conserva ese aire de fonda antigua, con manteles blancos, servicio atento y cocina sin artificios. Los platos recuperan recetas del recetario tradicional catalán: canalones, estofados, cap i pota, suquets y escudella conviven con bacalao al estilo de la casa, guisos de temporada, caracoles y postres clásicos. 

Todo, servido en un comedor donde uno podría esperar ver entrar a Pla con su libreta o a Dalí con una ostra en el sombrero. Y en un pueblo a 30 kilómetros de Barcelona que pasa desapercibido y tiene mucho por ofrecer.

Qué hay en Granollers

Granollers no es de esas ciudades que vive del turismo, sino de su actividad comercial. Su mercado semanal, sus pequeños eventos culturales y la vida de barrio son los que la mantiene activa. 

Desde la Fonda Europa, se puede recorrer el casco histórico en pocos minutos: visitar la iglesia gótica de Sant Esteve, curiosear en el mercado de Sant Carles, o perderse por la calle Anselm Clavé, llena de tiendas y terrazas. Y si uno quiere algo de aire libre, los parques del Congost y del Lledoner, o las rutas del Montseny, a menos de 20 minutos, ofrecen naturaleza sin aglomeraciones.

Cómo llegar

Llegar allí es fácil y cómodo. No requiere coche, basta con tomar la línea R2 o R8 de Rodalies. El trayecto desde Barcelona es, como mucho, de unos 35 minutos y la estación.

Si se prefiere ir en coche, se puede tomar la C-33 en dirección Montmeló-Granollers y luego conectar con la C-17. El trayecto dura unos 30-35 minutos también.