Trabajadores de la construcción / Freepik

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Mohamed, albañil que cobra 6,5 euros la hora y trabaja 56 horas semanales: “Se aprovechan de mí, pero necesito el trabajo"

Los obreros entran a las “8 de la mañana” y salen entre las “6 y las 7 de la tarde”, resultando en una jornada ordinaria de unas 10 horas diarias

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Mohamed, un obrero que trabaja en las obras de remodelación del Camp Nou, es uno de los muchos rostros detrás de la denuncia de explotación laboral que ha conmocionado al sector de la construcción en Barcelona.

Bajo pseudónimo para evitar el despido y posibles represalias, Mohamed relata una realidad en la que la necesidad económica se convierte en la principal arma de extorsión. A este trabajador, la empresa subcontratada Servicios Terrasas le dejó claro que su sueldo sería de tan solo “6,5 euros la hora”, una cifra que se sitúa directamente por debajo del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), fijado en 7,82 euros la hora.

La jornada laboral de Mohamed y sus compañeros es extenuante y viola la normativa legal vigente. Los obreros entran a las “8 de la mañana” y salen entre las “6 y las 7 de la tarde”, según explica el creador de contenido en @FanaticosRealMadrid, resultando en una jornada ordinaria de unas 10 horas diarias.

Esta prolongación de jornada se extiende de lunes a sábado, sumando “56 horas de trabajo a la semana”, superando con creces el límite legal habitual de 40 horas semanales. El resultado de este ritmo implacable es el agotamiento extremo, tal como describe Mohamed: "cuando llegas a casa, te tiemblan los pies, acabas destrozado".

Las condiciones salariales no solo son bajas, sino que representan un presunto fraude laboral sistémico. Aunque trabajan más de 55 horas a la semana, estos empleados apenas se llevan entre 1.100 y 1.300 euros de sueldo al mes, lo que supone cobrar menos de lo que estipula el convenio de la construcción.

La situación es particularmente grave para Mohamed, a quien se le paga a 6,5 euros la hora, un claro incumplimiento de la ley en comparación con el SMI.

Este tipo de prácticas permiten a las empresas subcontratadas, identificadas por los sindicatos como "piratas" o "pistoleros", ofrecer precios extremadamente competitivos a la constructora principal, a costa de los derechos de los trabajadores, según recoge el canal de YouTube @FanaticosRealMadrid.

La dura realidad lleva a los trabajadores a una situación de vulnerabilidad y miedo constante. La mayoría de los empleados afectados son hombres nacidos en el extranjero, incluyendo marroquíes y pakistaníes, que a menudo carecen de conocimientos sobre sus derechos laborales o incluso son analfabetos.

Es esta vulnerabilidad la que las subcontratas utilizan para manipularlos. Mohamed, consciente de la explotación, se siente atrapado por la necesidad: "se aprovechan de ti y tú no puedes hacer nada porque necesitas el trabajo".

El miedo a perder el sustento familiar es la razón principal por la que Mohamed y otros trabajadores no denuncian la situación, a pesar de tener la certeza de que les están "robando las horas para quedarse ellos con el dinero".

La amenaza del despido actúa como un muro infranqueable: "estás acojonado porque si pierdes el trabajo no puedes hacer nada, estás muerto", confiesa Mohamed. Así, este obrero, como muchos otros en el Camp Nou, se resigna a aguantar un trato que Abdalah, otro extrabajador, califica como una "explotación física y psíquica".