William Shatner, el capitán Kirk en la serie 'Star Trek' / WIKIPEDIA

William Shatner, el capitán Kirk en la serie 'Star Trek' / WIKIPEDIA

Ficción

Les habla el capitán Kirk

William Shatner, el capitán Kirk en la serie 'Star Trek', ha contactado con una empresa de inteligencia artificial para que haga una versión eterna de sí mismo

24 marzo, 2021 00:00

El pasado lunes, día 22 de marzo de 2021, William Shatner cumplió 90 años, lo cual permite intuir que no le queda mucho tiempo en este planeta y que, más temprano que tarde, nos vamos a tener que despedir del inolvidable James T. Kirk, capitán de la nave interestelar Enterprise en la mítica serie de televisión Star Trek (1966-1969). Hay que decir que si el capitán Kirk es inolvidable se debe en gran parte a la importancia que el señor Shatner siempre ha concedido a la serie en general y a su personaje en particular, que se ha fundido con él hasta tal punto que, cuando se dirige a nosotros, pobres mortales, nunca queda muy claro si quien nos habla es el actor canadiense de origen centroeuropeo y judío o el astronauta wasp que visitaba cada semana planetas de cartón piedra.

William Shatner arrastra cierta fama de sobrado que no va a mejorar con su última y discutible decisión. Ante la evidencia de que hasta él tendrá que morirse algún día, para no dejarnos huérfanos del todo, se ha puesto en contacto con la empresa Story File Website, especializada en inteligencia artificial, para que cree una versión eterna de sí mismo que se encargará de conversar (aunque aún no sepamos muy bien cómo) con los fans que lo echen de menos y necesiten sus sabios consejos para tirar adelante en esta vida. Aunque algunos científicos se han apresurado a declarar que la inteligencia artificial tiene sus límites y que lo que pretende Shatner es una chaladura graciosa, pero probablemente irrealizable, nuestro hombre ya se ha puesto a grabar respuestas para todo lo que se le pueda llegar a preguntar y asegura que la IA se encargará del resto. Hasta ahora, lo máximo a lo que podía aspirar cualquier carcamal era a grabar unos videos de despedida o, preferentemente, escribir unas memorias editadas por alguna compañía especializada en vanity projects que repartiría los ejemplares entre amigos, hijos, nietos y demás allegados del pre difunto. Lo de Shatner es, definitivamente, el mayor vanity project de la historia: creerse tan importante como para pensar en sus seguidores y en echarles una mano desde el otro mundo sitúa a nuestro hombre en un plano inédito de la inmortalidad.

¿La empresa adecuada para un sueño?

Yo no sé si Shatner es inmortal, pero del Enterprise solo quedan vivos él y el oficial Sulu (George Takei, con el que no se habla desde que éste no le invitó a su boda gay). Hace años que la diñaron Scotty, Uhura y el señor Spock de manera discreta y sin pretender influir en los humanos del futuro. Intuyo que, para ellos, Star Trek fue una experiencia profesional más, pero para Shatner representó el comienzo de la inmortalidad y la confirmación de su tendencia a meterse en camisas de once varas, como el disco The transformed man (1968) --en el que mezclaba el spoken word con versiones delirantes de Mr. Tambourine man, de Bob Dylan, o Lucy in the sky with diamonds, de Lennon y McCartney: pieza muy valorada por los coleccionistas de extravagancias majaretas-- o el largometraje Incubus (1966), dirigido por Leslie Stevens y el segundo en ser rodado en esperanto, ese idioma internacional que no habla nadie, según Jardiel Poncela, y que se inventó en 1887 el polaco L. L. Zamenhof.

De hecho, The transformed man ya apuntaba hacia el transhumanismo, que es como define Shatner su proyecto con Story File Website y que indica la auto importancia del sujeto. Lástima que la técnica no estuviese tan avanzada en su momento para que el llorado Gil y Gil se legara a sí mismo a los ciudadanos del futuro, pues estaría muy bien, en tiempos de zozobra, poder comunicarse con el magnate en su jacuzzi, rodeado de jacas en bikini, para que nos resolviera nuestros problemillas existenciales. Einstein lo tuvo aún más difícil. Menos mal que el muy previsor señor Shatner ha topado con la empresa adecuada para hacer realidad su sueño. Si es que los de Story File Web no resultan ser unos desaprensivos que le sacan los cuartos a un señor mayor pretencioso y algo gagá, lo que también podría ser.