Usted vive en el mejor momento de la historia
Johan Norberg constata en 'Progreso' el avance social que nos ha llevado al mejor momento de la historia aunque las percepciones sean otras
11 febrero, 2018 00:00Progreso. O decadencia. El ensayista económico sueco Johan Norberg nos ofrece datos y datos para esclarecer nuestras dudas. Pero no convence a todos. ¿Por qué?
Aquellos temas de rock sí que eran buenos. Las bandas de aquella época sí sabían tocar música. Ahora todo se ha degradado. Cuando realizamos esas afirmaciones, ¿son reales, o lo que añoramos es la edad que teníamos? ¿Son las percepciones las que nos llevan al lamento y a asegurar que vivimos en un mundo cada vez peor, si en lugar de hablar de música pensamos también en la mortalidad infantil, en el PIB per cápita, en la igualdad de derechos o en las condiciones de salud e higiene?
Votantes de Trump
Los partidos populistas no dejan de crecer en todo el mundo. Basan sus mensajes en las dificultades que las clases medias han experimentado, en las diferencias entre las expectativas y la realidad. Ha ocurrido en Estados Unidos, donde el 81% de los votantes de Trump consideraban que 50 atrás vivían mucho mejor. Esa observación se repite en otros países, pero ¿qué pasa si los números indican lo contrario?
Es lo que ha querido demostrar Johan Norberg con el libro Progreso, 10 razones para mirar al futuro con optimismo (Deusto). El problema es que, aunque se pueda comprobar cada uno de los datos que aporta, respecto a la disminución de la pobreza, la mejora de la salud y la educación, el avance en derechos e igualdad, o en el medio ambiente (pese a tener la idea contraria), miramos la realidad de cada uno, y las expectativas de futuro, y el aumento del PIB mundial no nos dice gran cosa.
Primero, Occidente
Pero lo que Norbeg indica es que esas expectativas se realizan desde peldaños cada vez más altos. Y eso crea una enorme distorsión.
El sistema capitalista sigue recibiendo enormes críticas y reproches, pero el libro es tozudo. Hasta el inicio del siglo XIX pasan muy pocas cosas. Apenas hay avances sociales. En ese momento todo se acelera y para mejor. Occidente empieza a crecer de manera acelerada. Entre 1820 y 1870 la tasa de crecimiento anual fue del 1%. De 1870 a 1913 aumentó al 1,6%. Todo se frena con la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Pero se comprueba que desde 1820 hasta ahora, el PIB per cápita se multiplica por quince. Y si se piensa en un aumento constante de trabajo, Norberg señala que “el estadounidense medio trabaja ahora veintinco horas semanales menos que en 1860”.
Avances en todo el mundo
¿Mortalidad infantil? Ese es un buen indicador, según todos los científicos sociales, sobre el avance mundial. En 1960, según los datos de la OMS y el Banco Mundial, por cada cinco niños uno fallecía antes de cumplir los cinco años. Ahora viven 19 de cada 20. ¿Estamos peor como especie?
Los países asiáticos han evolucionado con fuerza. No es sólo una mejora en Occidente. Desde 1950, el PIB per cápita se ha multiplicado por cinco en India, por once en Japón y por veinte en China, dejando atrás a cientos de millones de personas fuera de los límites de la pobreza.
Más aviones, menos accidentes
¿Qué ocurre, entonces? ¿Por qué esos millones de votantes de Trump añoran los viejos tiempos? Norberg se centra en los medios de comunicación. La fragmentación en los medios, la necesidad de competir con historias diferentes, como productos diferenciados en el mercado, provoca distorsiones de la realidad, que los partidos políticos recogen y que éstos redistribuyen hacia los propios medios.
Se trata de “hablar de los agujeros del queso, y no del queso mismo”, es decir, hablar de los problemas y conflictos y no de la sociedad y el progreso en su conjunto. Por ejemplo, ¿son los aviones lo más seguro que hay en el mundo? El avance social conlleva que todos seamos mucho más exigentes. Y se entiende que un avión debe despegar y aterrizar correctamente. Por ello un accidente será una noticia que se destacará con todo detalle. Pero, ¿qué ha pasado en los últimos años? Cada año, recuerda Norberg, hay “cuarenta millones de aviones despegando en algún lugar del mundo, y la inmensa mayoría cumple su trayecto con normalidad. Desde los años setenta hasta hoy, el número de viajeros se ha multiplicado por diez y los accidentes se han reducido a la mitad. Pero eso no aparecerá en las noticias”.
El miedo, como motor
Tenemos luego un problema irresoluble. La especie humana ha sido programada para preocuparnos por las excepciones. Estar más alerta sobre lo que puede suceder logró que pudieran sobrevivir los hombres y mujeres que reaccionaban antes. “Hemos sido programados de esta manera por la evolución. El miedo y la preocupación son herramientas para la supervivencia”, señala el economista sueco.
¿Y qué ocurre? Que los medios nos ofrecen esas excepciones y nos lanzamos a ellas. “El efecto combinado de esta sucesión de noticias es un filtro distorsionado que hace que el mundo nos parezca peor y más peligroso de lo que realmente es”.
Amenazas, existen
Norberg no se engaña. Hay amenazas. Existen motivos para entender a los votantes de Trump o a la ultraderecha en Austria. De hecho, es necesario preocuparse por esas causas para ofrecer buenas respuestas políticas. Y esas cuestiones están ahí: el exceso de deuda acumulado por gobiernos, empresas y familias, que puede derivar en una crisis financiera mundial; el calentamiento global, como amenaza para todos los ecosistemas; las guerras a gran escala; los terroristas, movidos por diferentes motivos...Todo eso también es una realidad.
Los datos son necesarios, pero no son suficientes. Eso no lo desdeña Norberg, pese a que demuestra, a pesar de todo, que usted vive en el mejor momento de la historia. Compruebe que también hay buenas bandas de rock, aunque no pueda prescindir de... AC/DC.