El pensador y pedagogo norteamericano John Dewey

El pensador y pedagogo norteamericano John Dewey

Ciencia

El todo y las partes

La educación debería ensanchar, a conciencia, nuestra visión de la realidad para que la formación incluya elementos como el ingenio, el sentido del humor y el compromiso con la naturaleza

12 octubre, 2022 19:50

Sea cual sea nuestro origen y condición, somos herederos de ricos conocimientos que están dirigidos a todos los seres humanos. La destreza en estos dominios nos permite entender mejor el mundo; tanto el interior de nuestra personalidad, como el exterior que nos circunda. Sin embargo, la distribución de estas habilidades es irregular y defectuosa. El profesor Gabriel Magalhães se ha referido hace poco a la amenazante posibilidad de una enorme estafa pedagógica, con la obtención de títulos académicos de un valor realmente insignificante. La nubes oscuras nos impiden ver.

Magalhães es un sabio benévolo que sabe lo que se dice. Ante sus palabras, podemos seguir la política del avestruz y negarnos a sopesarlas, o bien decidirnos por pasear para ahuyentar la tristeza y, acaso, la amargura. ¿Por qué no seguir la guía de la sentencia por mí que no quede y esmerarnos en volver a pensar en voz alta y actuar en busca de la mayor eficacia? Renunciar al esfuerzo que se precisa para conquistar lo que heredamos de nuestros antepasados produce una descapitalización inmensa, una merma notable de quienes podríamos ser. Pero millones de personas no llegan a renunciar a esos esfuerzos, simplemente porque no pueden hacerlos a causa de las penurias en las que viven.

Portada de la revista Life dedicada a John Lennon

Portada de la revista Life dedicada a John Lennon

Hace medio siglo que John Lennon compuso su mítica canción Imagine, postulando vivir el presente y en paz, compartir y celebrar la común identidad humana. Con el título Imagina si… (Grijalbo), se acaba de publicar un libro de Ken y Kate Robinson; padre e hija. Sir Ken, fallecido hace dos años, era natural de Liverpool igual que The Beatles. Profesor de educación y consultor de gobiernos y empresas, cobró gran fama con El elemento, donde proponía dar con la intersección de las aptitudes de cada cual y sus gustos y preferencias personales. En este libro, resalta el potencial de la educación para mejorar el curso de nuestra vida. Moldeamos nuestra existencia mediante las perspectivas que desarrollamos y las decisiones que tomamos. Conocer la situación en la que nos encontramos y reconsiderar cómo avanzar en la mejor dirección. Así es posible elevar nuestro nivel, individual y colectivo.

El escritor H. G. Wells veía la historia de la humanidad como una carrera entre la educación y la catástrofe. O se mejora o se empeora. No podemos frivolizar con esta disyuntiva. Para aproximarnos a un mundo equitativo y libre, necesitamos ganas de aprender, solidaridad y la mejor disposición a trabajar en equipo con pensamiento crítico y con civismo, sin fronteras o manías ideológicas. Cultivar la responsabilidad y el respeto a los demás, pero con los ojos abiertos a las conductas tóxicas que corroen todo lo positivo que haya alrededor. Y cerrarnos a la sinrazón y a la arbitrariedad. Estamos despojando a la Tierra de sus recursos naturales y llenándola de basura y de vertidos tóxicos. También lo hacemos con los seres humanos con prejuicios, errores y falsedades, apagando su creatividad (imaginación aplicada más allá de los sentidos) y su ilusión, dejándoles sin esperanza para tener un buen porvenir.

imagina si

La educación que se imparte debería capacitarnos a formular y expresar nuestros pensamientos con coherencia, claridad y elocuencia, alentar el ingenio y el humor, también la modestia y la bondad. Y alumbrar la conciencia de que todos los seres humanos son personas; sean como sean, vengan de donde vengan, hagan lo que hagan. Sin embargo, es sabido que los colegios no siempre guardan tolerancia cero contra el acoso escolar y el desprecio sistemático al diferente. No pocas veces, vivir de manera respetuosa con la diversidad es sólo una frase para quedar bien socialmente. Manifiesta hipocresía y un sordo e insoportable supremacismo.

Hay que ensanchar, a conciencia, nuestra visión de la realidad, sin hacer ascos a las diferentes y peculiares capacidades y sensibilidades que se puedan desarrollar, con un firme espíritu de tolerancia, adaptación y convivencia en nuestro ecosistema. No hay una única forma de ser nada en la vida; tampoco inteligentes. ¿Es de recibo fabricar ingenieros en serie, de acuerdo con un solo patrón canónico y seguir una mentalidad de granja industrial? Escriben los Robinson: “Hasta que no empecemos a celebrar plenamente la vibrante diversidad que hace de nuestra especie algo tan excepcional, seguiremos agotando nuestros recursos del mismo modo que estamos agotando los recursos naturales del Planeta”.

Tampoco es inteligente que los sistemas educativos prioricen una muestra pequeña de destrezas, y que la evaluación sea lo más importante. Los ingenieros más creativos e innovadores no siempre tienen los mejores expedientes académicos. Y éstos no aseguran al mejor profesional. Cabe considerar que las asignaturas no deben impedir ver el bosque de las disciplinas comunes, relacionadas entre sí. “El todo es más que la suma de las partes” es un dicho que apunta hacia la fortaleza del carácter interdisciplinar. Procesos relacionados entre sí producen un efecto combinado. Consideremos, por ejemplo, el sistema de la telaraña del bosque: Wood Wide Web, es un proceso de micorriza; árboles de zonas umbrías producen una simbiosis entre sus raíces y un hongo determinado de la tierra para nutrir a los árboles cercanos.

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Fundador y director del departamento de Ciencias de la Tierra del Barcelona Supercomputing Center, José María Baldasano es contundente al afirmar que para actuar frente al cambio climático que nos amenaza, hay que “plantearse seriamente el actual modelo de nuestra sociedad, con otra estructura de funcionamiento y de relaciones”. Para el fomento decidido de la dignidad, la igualdad y la justicia, se necesitan docentes valiosos y con vocación, que no estén sometidos a un control excesivo en su trato con los estudiantes. 

Enseñar es un arte y supone el uso de un amplio repertorio de estrategias para inspirar pasión por saber y sentido práctico, facilitando la adquisición de destrezas y gusto por las conexiones significativas. Si este hábito se afianzase, promoveríamos personas seguras e independientes, que supieran ir más allá de su propio y corto interés. De este modo, iríamos despejando el horizonte de las brumas que nos acechan, las nubes oscuras que nos impiden ver. 

El pedagogo norteamericano John Dewey aseguraba que la democracia debía nacer de nuevo para cada generación, y que “la educación es su comadrona”. Cabe tener conciencia de que el mejor funcionamiento de una sociedad exige que la mayor parte de los ciudadanos ejerza de tales y participe activamente en el proceso democrático, y que no se desentienda. Se sabe lo que hay que hacer para educar del mejor modo. La ignorancia ya no es una excusa. Hacen falta voluntades enérgicas coordinadas en el proyecto de vivir el presente y en paz para compartir y celebrar la común identidad humana.