Diferencias en la piel entre las manos de una persona mayor y una persona joven / PIXABAY

Diferencias en la piel entre las manos de una persona mayor y una persona joven / PIXABAY

Ciencia

¿Cuál es el secreto para que la piel se mantenga joven?

Esto es posible gracias a un tipo de células subcutáneas que se convierten en tejido graso

31 diciembre, 2018 17:29

El equipo científico del departamento de dermatología de la Universidad de California en San Diego (UCSD) acaba de realizar una investigación que descubre cuál es el secreto para mantener una piel joven y protegida. Tal y como evidencian los expertos, la clave está en una serie de células subcutáneas especiales que son capaces de convertirse en tejido graso y que con los años acaban causando las arrugas. “Hemos descubierto por qué la piel pierde su habilidad para formar grasa a través del paso de los años”, ha comentado Richard Gallo, jefe de departamento y principal autor de la investigación.

Este tipo de células de la dermis se han conocido con el nombre de fibroblastos y, aunque su principal cometido es convertirse en un tejido adiposo que se deposita bajo la piel, también interviene para ayudar al organismo en la lucha contra las infecciones. Por este motivo, la pérdida de habilidad de los fibroblastos para convertirse en grasa afecta directamente a la manera en la que la piel lucha contra las infecciones y a su proceso de envejecimiento, ha explicar al respecto el investigador.

La proteína TGF-Beta

Los científicos han determinado la existencia de una proteína llamada TGF-Beta, que además de influir en muchas funciones cerebrales es la responsable de, tal y como afirma Gallo, “detener la conversión de algunos fibroblastos en grasa y de prevenir la producción de catelicidina, un péptido antimicrobiano que ayuda a proteger contra las infecciones bacterianas”.

De momento, la investigación para inhibir los efectos de la proteína TGF-Beta ha sido realizada en ratones de laboratorio mediante bloqueadores químicos, presentando unos resultados muy favorables en la apariencia de estos animales. Por este motivo, aunque aún sea necesario el estudio de los efectos de la TGF-Beta en humanos, los expertos han destacado la importancia del experimento para ayudar a combatir infecciones cutáneas que llegan a poner en peligro la vida de pacientes mayores.