Científicos, también a la calle
Los investigadores más jóvenes estudian sumarse a la primavera caliente y movilizase ante los recortes y “la tomadura de pelo” del Ejecutivo de Rajoy
3 marzo, 2018 00:00Tras los pensionistas y las mujeres, y con el aliento de los sindicatos y partidos de la oposición, los investigadores preparan una salida masiva a la calle en toda España el 22 de abril. Motivo: protestar contra los recortes presupuestarios del 40% en los últimos años y la “tomadura de pelo” que supone a su juicio el proyecto de nuevo estatuto elaborado por el Gobierno.
La Federación de Jóvenes Investigadores Precarios (FJI) ha elegido esta fecha que coincide con la celebración del Día de la Tierra y la marcha en 500 ciudades el todo el mundo en defensa de la Ciencia. En EEUU se estrenaron el año pasado tras el desprecio de Trump.
Pacto imposible
Se trata de un colectivo muy inmovilista, pero el objetivo es superar la mayor manifestación de científicos de la historia de España, la del 14 de junio de 2013. Unos 8.000 investigadores intentaron en vano entregar una Carta por la Ciencia al entonces ministro competente, Luis de Guindos.
Rectores, sociedades científicas, sindicatos y la FJI pedían el fin de los recortes en los presupuestos y un pacto, similar al famoso de Toledo en las pensiones, para garantizar que la financiación se mantuviera estable a pesar de los vaivenes económicos y políticos. Ha sido imposible.
Varias pancartas en una manifestación convocada para celebrar el Día de la Tierra en Madrid / EFE
El panorama no ha cambiado cinco años después, pese a que el Gobierno lleva tiempo celebrando el final de la crisis. El gasto en I+D+i y las ayudas públicas han seguido cayendo hasta los niveles de 2006. Iniciado el recorte en 2009 con el Gobierno de Zapatero, los fondos se han reducido un 36%.
Doce mil científicos perdidos
La Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce), que agrupa a 14.000 científicos; la Fundación Alternativas (vinculada al PSOE), y los sindicatos CCOO y UGT señalan en sus informes como principales efectos la pérdida en un 60% de nuevas patentes, de 90.000 empleos y la salida del país de unos 37.000 jóvenes investigadores.
Muchos han encontrado acomodo en centros europeos. Pero otros, aunque se trata de una carrera muy vocacional, desanimados y un tanto frustrados, han partido para dedicarse a otra actividad. Como el histórico portavoz de la FJI José Manuel Fernández, doctor en química agrícola, que se marchó en enero a Bruselas para ocupar un puesto administrativo.
Un informe de la Comisión Europea asegura que España ha perdido al menos unos 12.000 científicos con excelente formación desde el inicio de esta década.
Explicaciones del Gobierno
Desde 2013, solo se ha hecho realidad la puesta en marcha de la Agencia Estatal de Investigación, pero sin un presupuesto plurianual como se pedía. Rajoy trata ahora de impulsar un pacto de Estado con el resto de los partidos para aumentar la financiación. Pero todavía está en pañales.
Simplemente se ha creado una comisión en un Congreso de los Diputados donde es difícil pactar nada. Los investigadores esperan la comparecencia, a petición de Unidos Podemos, de la secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela, el próximo 16 de marzo. Aguardan a que explique la situación y las intenciones del Gobierno, sobre todo teniendo en cuenta los próximos Presupuestos Generales del Estado.
Sueldos precarios
El proyecto de Estatuto personal investigador en formación (EPIF) se ha empezado a negociar cuatro años después de lo ordenado por la ley de la Ciencia. El objetivo era considerar a este colectivo como trabajadores de pleno derecho. Son unos 50.000, más de la cuarta parte del total estimado en España.
“El último borrador, tras nueve meses de negociaciones, nos ha devuelto a la situación de 2013. Han pasado de nuestras demandas. La paralización de las negociaciones ha sido un golpe muy duro a todo el colectivo”, asegura Pablo Giménez, portavoz de la FJI.
El 60% de estos investigadores jóvenes son predoctorales pero “altamente cualificados”. “Somos los que llevamos el día a día de los laboratorios con nuestro trabajo. El borrador nos deja en la misma situación de precariedad que teníamos”, asegura Giménez.
Científicos en una marcha denuncia de la situación de la ciencia / EFE
La insuficiencia, según explica el portavoz, se refleja en un sueldo medio de 900 euros mensuales, salvo un puñado de privilegiados que cuentan con becas de La Caixa de 1.500 euros. Sus colegas escandinavos, por ejemplo, cobran entre 1.800 y 2.500 euros con todos sus derechos (seguridad social) y obligaciones (impuestos).
Lluvia de firmas de apoyo
A la lluvia de denuncias y protestas se ha sumado la Real Academia de Ciencias. La institución ha lanzado un SOS para salvar la investigación científica en España, mediante la recogida de firmas a través de Change.org que ronda las 300.000. Espera alcanzar antes de abril el medio millón para entregárselas al Gobierno.
Otra iniciativa exige al Ejecutivo desde hace dos años una casilla en la declaración de la renta similar a la de la Iglesia Católica, para destinar el 0,5% del IRPF a la investigación. Lleva recogidas casi 750.000 firmas. “Le fueron entregadas al Gobierno, pero Montoro les ha hecho dormir el sueño de los justos”, ironiza Miguel González, uno de los promotores.
Desarrollo oscuro
Los investigadores se consideran enormemente valorados por la sociedad, según todas las encuestas. Pero lamentan el escaso apoyo de las instituciones y echan en falta un reconocimiento que "nunca" han tenido "y que parece ser que nunca va a llegar". Y defienden que “quedarse sin ciencia es quedarse sin futuro”, como aseguraba el premio Nobel Severo Ochoa.
“La crisis ya no es excusa. España debe invertir el 2% del PIB para acercarse al 2,3% de la media comunitaria. Actualmente no llega al 1,2%”, recuerdan en la Cosce. La confederación, que se basa en datos oficiales, considera que para poder tapar el déficit los presupuestos dedicados a la investigación deberían subir un 5% durante los próximos años.
Lo dijo muy claro el rey Felipe VI en la presentación del informe 2017 de la Fundación Cotec: “Sin investigación, sin investigadores, no hay desarrollo claro”.