Por la senda de Frankenstein
'The Frankenstein Chronicles' constituye un baño de inmersión en la ciudad sucia y pestilente que era Londres a principios del siglo XIX, un lugar de ricos y pobres
3 marzo, 2018 00:00Londres, 1827. El cadáver de una adolescente aparece en una de las orillas más miserables del Támesis. Lo encuentra un agente de la policía fluvial que andaba dedicado a otros asuntos, John Marlott (el irlandés Sean Bean, conocido mundialmente por su participación en Juego de Tronos). Marlott coge la mano de la niña, que, como si obedeciera a un impulso eléctrico, se agarra brevemente a su muñeca antes de regresar a la muerte. Como el cadáver muestra unos extraños costurones, Marlott se encarga de que le hagan la autopsia: entonces se descubre que la muerta está compuesta por trozos de diferentes crías de su edad, formando un puzle humano de lo más siniestro.
Así empieza The Frankenstein Chronicles, una serie británica de 2015 que Netflix ofrece ahora en su parrilla, siempre interesante y, sobre todo, cargada de novedades. La primera entrega --la segunda se ha rodado en 2017 y espero que Netflix la cuelgue próximamente-- constituye un baño de inmersión en la ciudad sucia y pestilente que era Londres a principios del siglo XIX, un lugar de ricos y pobres trufado de miserables dispuestos a hacer lo que hiciese falta para llegar a fin de mes. ¿Víctimas principales de la situación? Los niños pobres, huérfanos o con unos padres incapaces de cuidar de ellos. Uno de los escasos canales de comunicación entre pobres y ricos era, curiosamente, la medicina. Los médicos necesitaban cadáveres con los que experimentar y quienes ocupaban los peldaños más bajos del escalafón social se dedicaban a desenterrarlos para vendérselos a los galenos, que necesitaban muertos de todas las edades y si les llegaba un crío de diez años recién fallecido, digamos que no hacían preguntas comprometedoras. En esa época, como la serie nos deja bien claro, la vida de un niño en Londres no valía nada y había quien comerciaba con ellos para prostituirlos, venderlos como esclavos y hasta asesinarlos si de ello se desprendía un beneficio económico.
Relato policial y retrato de una urbe putrefacta
John Marlott se introduce en ese inframundo para encontrar una explicación al cadáver que encontró a la orilla del río. Por el camino se cruzará con Mary Shelley, que nueve años antes publicó su célebre novela Frankenstein o el moderno Prometeo, y hasta con un moribundo William Blake, escritor, dibujante y heraldo del Apocalipsis (interpretado por ese magnífico histrión que es Steven Berkoff, además de dramaturgo). Todo parece indicar que el asesino se inspira en la novela de Shelley y que es un devoto del galvanismo. Siguiendo esa pista, Marlott llegará a un final atroz que no les revelaré, pero que es lo suficientemente abierto como para permitir una segunda (y se habla de una tercera) temporada.
Relato policial y retrato de una urbe putrefacta, The Frankenstein Chronicles es una excelente propuesta para amantes del thriller, del Grand guignol y del terror sin demasiados aspavientos. Ideal para consumir durante un fin de semana lluvioso.