Manos biónicas y órganos artificiales: así sería hoy el monstruo de Frankenstein
Este marzo se cumplen 200 años de la publicación de la obra de Mary Shelley sobre la creación de un ser a partir de los restos de cadáveres
2 marzo, 2018 00:00Víctor Frankenstein y su terrorífico monstruo, nacido a partir de restos seleccionados de varios cadáveres, están de aniversario. Este 11 de marzo se cumplen 200 años desde que la escritora Mary Shelley (1797-1851) publicase la obra protagonizada por el inquieto científico y su más famosa creación.
El entusiasmo del joven Frankenstein con la electricidad, que creía que escondía el secreto de la vida, está inspirado en los avances y las preguntas surgidas en este campo en los siglos anteriores. De hecho, Shelley pudo inspirarse en un perverso episodio.
Electricidad es vida
Los científicos estaban generando electricidad estática desde la década de 1660. Pero no fue hasta un siglo después, en 1745, cuando Ewald Jürgen von Kleist fabricó el primer condensador para almacenarla: los frascos Leyden. No obstante, hubo que esperar hasta 1752, con el experimento de la cometa de Benjamin Franklin, para demostrar que los rayos también eran de naturaleza eléctrica.
Más adelante, el cirujano Luigi Galvani, de la Universidad de Bolonia, observó que la electricidad estática causaba espasmos musculares en las ancas de una rana muerta. Publicó sus hallazgos, conocidos como la teoría del galvanismo, en 1791 y se hizo conocido como el “maestro de la danza de la rana”.
Este muerto está muy vivo
El sobrino de Galvani, Giovanni Aldini, era profesor de Física en Bolonia. Él dio un nuevo salto con los hallazgos y los probó en animales más grandes antes de demostrarlos por Europa. En ocasiones, llevó sus experimentos de galvanismo a los teatros anatómicos de Londres y los probó en cuerpos humanos desmembrados.
La exposición más perversa de Aldini tuvo lugar en Londres sobre el cadáver del asesino George Foster (ahogó a su mujer y a su hijo y fue condenado a la horca). El científico conectó a él electrodos; las mandíbulas comenzaron a temblar, se contrajeron los músculos y abrió un ojo, según los testigos. Shelley tal vez se inspiró en esta historia para escribir Frankenstein.
También Aldini fue el primero en utilizar la terapia de electroshock en personas con enfermedades mentales.
El reto: trasplante de cabeza
En los dos siglos trascurridos desde la publicación de Frankenstein o el moderno Prometeo, los avances de la ciencia médica permiten acercar esa ficción a la realidad. ¿Cómo sería hoy el monstruo si se aplicasen las técnicas de trasplantes, impresión de órganos en 3D, o uso de exoesqueletos?
El monstruo de Frankenstein del siglo XXI
El gran reto sigue siendo el trasplante de cabeza en personas vivas. La operación sí se ha culminado con éxito en cadáveres. Por otro lado, lo más cercano a la ficción de Shelley son la donación de órganos y el uso de, por ejemplo, tendones de fallecidos para reconstruir una rodilla, o los trasplantes de rostro.