Leonardo Padura

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Letras

Leonardo Padura se enfrenta al miedo (y gana) en un homenaje a los que sobreviven en Cuba

El escritor plantea en ‘Morir en la arena’ la historia de un parricidio y un amor otoñal con personajes que están hartos de sufrir

Leonardo Padura: orto, ocaso y decadencia de La Habana

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Personas que sufren la ausencia de futuro, la realidad más negra, pero que son capaces de abrazarse a la idea del amor, que se emocionan –todavía—con un nuevo amanecer. Es Cuba. Y es Leonardo Padura, un escritor con oficio, que ha pasado la frontera de los setenta años, y que, como él mismo señala, ha decidido superar esa espesa capa de miedo, el miedo instalado en la mente de varias generaciones de cubanos, hartos de esperar que todo cambie. Lo plasma en Morir en la arena, (Tusquets), su nueva novela que se publica este 27 de agosto.

Padura se enfrenta al miedo, y gana, con una narración que mantiene al lector en tensión, pero que le hace sonreír con los “comemierdas”, la expresión que se lanzan los protagonistas de la novela, Nora y Rodolfo, una pareja prometedora que se truncó en la juventud, y que expresa toda la fuerza del amor en el periodo otoñal, una vez deciden que deben recuperar el tiempo perdido.

Ese lapso es el que narra Padura, en una Cuba que logró el compromiso y la complicidad de buena parte de su sociedad, y que hoy expresa su desánimo, su amargura. Cuba no fue. Cuba no va. Pero sus hombres y mujeres han resistido, han sobrevivido y son capaces de amar después de un enorme sufrimiento.

¿Qué plasma Padura, el enorme escritor, autor de la saga de novelas policiacas protagonizadas por Mario Conde, el autor de El hombre que amaba a los perros, o Regreso a Ítaca?

El miedo es implacable. ¿Quién es capaz de superarlo? En Morir en la arena Padura juega con los narradores. Uno de los personajes es un escritor que especula con la posibilidad de escribir un ‘A sangre fría’ cubano a partir de un parricidio, protagonizado por Geni, hermano de Rodolfo. El Truman Capote cubano es amigo de Geni, y ha mantenido siempre el contacto con él, también mientras cumple una larga condena de décadas en prisión.

La Habana de Leonardo Padura

La Habana de Leonardo Padura DANIEL ROSELL

¿Quiere ese Capote cubano escribir realmente su historia y comprender ese asesinato, o busca más bien el secreto de esa relación entre Nora y Rodolfo, con el telón de fondo de la historia cubana y la guerra en Angola? El lector lo irá descubriendo, pero la necesidad de superar el miedo surge una y otra vez, con Padura como el gran hacedor de una historia que es también la suya. Íntima y pública.

Los regímenes autoritarios se pueden sobrellevar. ‘No se meta en política’, señalaba Franco. Pero instalan algo mucho más perverso que la pérdida de libertades políticas. Infiltra el miedo, la falta de naturalidad en las relaciones sociales, el hecho –muy tangible—de poder ser delatado, denunciado.

El régimen cubano, como muchos otros –hoy el más letal es el chino, con una vigilancia exhaustiva para poder premiar o castigar a sus ciudadanos—, inoculó ese virus del miedo, que lleva a personajes como Rodolfo a ser un “comemierda”, alguien que es incapaz de tomar decisiones, que adquiere hábitos para sobrevivir y que no quiere escuchar más músicas.

Miedo a la libertad

Para los cubanos la buena noticia de la disolución de la URSS supuso un mazazo. Todo un mundo se desmoronó a principios de los años noventa, y, aunque los males se arrastraban desde hacía décadas, para la isla –tan conectada emocionalmente con España—el derrumbe del muro de Berlín suponía el colapso económico. Quien vive esa situación es Geni, el personaje que comete el parricidio. Gracias a un convenio laboral entre Cuba y la extinta República Democrática de Alemania (RDA), Geni estaba en Alemania cuando el muro se vino abajo.

Portada de 'Morir en la arena', el nuevo libro de Leonardo Padura

Portada de 'Morir en la arena', el nuevo libro de Leonardo Padura

Y pudo colarse en la República Federal de Alemania (RFA). Era libre, en un momento de transición en el que todo pudo ser posible. Pero Geni regresa a Cuba. ¿Por qué? ¿El miedo a no poder llevar una vida por sí mismo, a manejarse sin ser tutelado, a nadar en un mar capitalista con todas las consecuencias? Esa sería la mayor victoria para un régimen autoritario, de la misma forma que los Amish, cuando la comunidad les ofrece un tiempo de libertad para que conozcan el mundo moderno, corren de forma desesperada para estar, de nuevo, con sus familias porque las luces de la ciudad les causan pavor.

Padura conduce la situación con maestría. El lector podrá identificarse con Rodolfo, el hermano de Geni, pero, tal vez, vaya entendiendo mejor al parricida. Y valore la prudencia y el sentido común de Nora, la mujer que quiso a Rodolfo en su juventud, y que se casó, vaya, --cosas de la vida—con Geni. Pero que acaba en los brazos del amor de su vida.

Hay sexo en la novela de Padura, y humor. Sexo porque Cuba lo merece, porque es lo que está más a mano, porque es placentero, porque, ¿en qué mejor se puede emplear el tiempo en un país que no cumplió las grandes expectativas que había generado? Si se quería un ‘nuevo hombre’, una humanidad ejemplar, lo que ha quedado son hombres y mujeres desengañados, hartos, pero que se buscan unos a otros para poder conversar, beber ron y tener sexo.

¿Referencias españolas? Todas. Padura atrae al lector español, porque Cuba sigue muy presente en la sociedad española. La hija de Rodolfo, Aitana, es fuerte, con personalidad, arrolladora. Vive en Barcelona y envía a su padre todo lo que necesita. La hija de Aitana, Carla, -- ¡vaya! - es independentista, “muy de derechas”, dice su madre.

Liberado y redimido

Aitana viaja a la isla. Busca que haya algún tipo de encuentro o de salida al entuerto familiar, después de que Geni salga de la cárcel, tras cumplir su pena, y aparezcan, de nuevo, todos los demonios. ¿Cómo evolucionó la isla? ¿Qué sueños se albergaron? ¿Qué pasó el día del asesinato? ¿Qué hizo Rodolfo y por qué se enroló en la guerra de Angola, ya como soldado en la reserva? ¿Y qué desea Geni en sus últimos días de vida, ya en libertad, buscando la muerte para poder tomar una decisión libre?

Padura toma como referencia vivencias propias, hechos reales acaecidos en Cuba. Su novela es un fresco de una isla que ha sufrido demasiado, que sufre, que ya no sabe –aunque tampoco medio mundo—hacia dónde va.

Y el propio escritor –que no se ha movido de la isla, del barrio de Mantilla, en La Habana—asevera que no hay tierra firme, que, al salir a la arena, al pisar la orilla, “apenas nos queda la opción de morir con pena y sin gloria, porque lo sólido no lo es”.

¿Miedo? Padura se siente “liberado, de algún modo redimido”. Y lo muestra sin tapujo en esta novela que acaba de publicar: Morir en la arena.