La Barcelona de las barricadas

La Barcelona de las barricadas DANIEL ROSELL

Letras

Barcelona: medio siglo de ficciones y prodigios

Andreu Navarra documenta en Bohemia y barricadas la historia cultural de la Ciudad Condal desde 1888 hasta el final de la Guerra Civil a través de una interesante colección de figuras célebres y protagonistas anónimos

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No acostumbra a considerarse, pero las obras de arte más fascinantes que existen son las ciudades. Al contrario que un poema, una novela, un cuadro, una melodía o una película, artefactos culturales encerrados sobre sí mismos, las ciudades están sometidas al cambio permanente y conviven –porque es parte de su naturaleza– con el caos, el desorden y el contraste. Ninguna tiene un autor único, a pesar de los anhelos de determinados arquitectos, devotos de la tábula rasa. Son obras colectivas, una suma (imperfecta) de voluntades, ambiciones, pecados y desgracias.

Su rostro siempre es pasajero y fugitivo. En ellas el paisaje muta al compás del paisanaje. Si tuviéramos que describir su materia diríamos que, además de edificios, plazas, criaturas, sueños y trabajos, están hechas con la misma aleación de la existencia: el tiempo. Como las personas, algunas ciudades tienen distintas edades, aunque no cambien de nombre. La maravilla que es que estos distintos tiempos no discurren de forma lineal –o sólo lo hacen aparentemente–, sino en simultáneo. Las calles que pisamos fueron holladas antes por otros, del mismo modo que nuestros recuerdos e historias particulares serán reemplazados, aunque quizás no extinguidos por completo, por los de aquellos que aún no han nacido.

Mapa original de Cerdà del Ensanche de Barcelona

Mapa original de Cerdà del Ensanche de Barcelona

Las grandes urbes son una adición de estratos, cicatrices y experiencias. De una de ellas trata el ensayo narrativo que el historiador Andreu Navarra (1981) acaba de publicar en Tusquets sobre la Barcelona que existió –y todavía palpita– entre la Exposición Universal de 1888 y el final de la Guerra Civil. Bohemia y barricadas, como aclara su subtítulo, es una historia cultural. Un relato acerca de un medio siglo cada vez más lejano que, sin embargo, persiste en el imaginario social y en la memoria individual, aunque modificado, reinterpretado y manipulado.

Navarra, que suma este estudio a otras obras anteriores sobre personajes del mismo periodo cronológico –véase su ejemplar biografía de Eugeni D’Ors (Tusquets), su estudio sobre Andreu Nin o sus monografías sobre el regeneracionismo, el ateísmo y el anticlericalismo, todas ellas en el catálogo de Cátedra–, documenta aquí los años, diatribas y criaturas de la Barcelona de la primera modernidad, que es también la ciudad de los miserables, donde convivieron una burguesía industrial, los movimientos obreros, la larga huella del anarquismo y los salones de té con las huelgas, la violencia, el modernismo catalán –mímesis de la grandeur de una Francia inalcanzable–, las congas a media tarde en los prostíbulos y las letras de cambio de los despachos de los notarios.

'La escritura y el poder'

'La escritura y el poder' TUSQUETS

Esta Barcelona, abigarrada y oscura, vestida unas veces con ropa húmeda y otras con ternos de cuello almidonado, se extiende a lo largo de las 350 páginas (bibliografía incluida) de este excelente ensayo. Y nos dejan un rastro de asombro, ficciones y prodigios. Es un libro excelente. Primero, porque Navarra es un acreditado investigador: el caudal de datos, lecturas, fuentes y documentos de archivo consultados por su autor hace que esta obra sea sólida, sin necesidad de mostrar –sin descanso– su erudición.

El trabajo de campo, inmenso y valioso, es el sustrato a partir del cual se dispone la narración, que se plantea como un relato coral donde los personajes, los lugares y los sucesos históricos se suceden sin cesar. En la mirada de Navarra, por supuesto, existe un proceso de selección, pero no una jerarquía al uso: los próceres del Noucentisme conviven con los pistoleros y los terroristas políticos, los patronos con las masas famélicas y los filósofos de salón con los aventureros y los canallas.

Guía ilustrada de la Exposición Universal de Barcelona (1888)

Guía ilustrada de la Exposición Universal de Barcelona (1888)

El bestiario de Navarra reúne hombres y mujeres de toda laya y condición, apartándose de la ridícula mitología de las clases altas catalanas y entreverando la realidad (en crudo) con los anhelos místicos del dinero. La promiscuidad era necesaria. Barcelona, igual que otras grandes urbes, no necesariamente en tamaño, sino por su condición de escenarios de la historia, es la convergencia de todos estos diferentes contextos, que son sociales, pero también humanos.

La habilidad del autor reside en haber sabido articular su narración al modo de Manhattan Transfer, la novela de John Dos Passos. Las galerías de personajes históricos eluden el retrato del natural en favor de anécdotas sorprendentes u olvidadas, pero categóricas, como cuando se recuerda que Salvador Seguí, el noi del sucre, líder del anarcosindicalismo barcelonés, leía a Aristóteles y a Baruch Spinoza. Una impugnación (por contraste) sobre la decadencia intelectual de nuestra actual clase política. O cuando se sitúa a Prat de la Riba rezando antes de subirse a un automóvil porque –pensaba– “los ateos huelen mal”.

Cruce de la Diagonal con el Paseo de Gràcia (1932)

Cruce de la Diagonal con el Paseo de Gràcia (1932)

Con estos desencuadres de la historia, Navarra, siempre escéptico, ha tejido este compendium, cuyo estilo combina la naturalidad y el sermo vulgaris con una firme voluntad desacralizadora. Todos los personajes aparecen en el mismo plano: el terrestre. El historiador catalán retrata Barcelona a la manera de una galería familiar o de un viejo álbum de fotos. En paralelo a las vanguardias, los juegos florales –efluvios de un imaginario pretérito medieval–, las bombas y los espasmos del vicio  y el sexo –véase el memorable afiche dedicado a La Criolla, el mítico antro del antiguo Raval– aparecen los cafés, las galerías de arte, las (sucias) ramblas, los periódicos de partido, el catalanismo con bigote y sombrero, la especulación inmobiliaria, las sociedades por acciones, los negocios industriales, los insignes sillones del Liceo o la biblioteca del Ateneo.

Por estos enclaves pulularon, porfiaron y se fatigaron personajes como Xènius, Francisco Madrid, Josep Pla, Eugeni Xammar o Francesc Cambó, junto a estibadores del puerto, rebeldes con causa y artistas como Gaudí, Rusiñol o el joven Picasso. Las Barcelonas de Andreu Navarra son esencialmente tres. La primera, la ciudad existente desde finales del siglo XIX a 1906, ejerció como capital oficiosa del último imperio español; la segunda (hasta 1923) es la metrópolis industrial donde se cultivaba el arcaísmo identitario mientras los obreros desafiaban (con pancartas) a su suerte. La última va desde mediados de los años veinte hasta la Guerra Civil, cuando las clases más pudientes, históricamente temerosas ante el desorden social, abrazan el falangismo y el nacionalcatolicismo.

'Bohemia y barricadas'

'Bohemia y barricadas' TUSQUETS

Navarra ha escrito una espléndida síntesis de la historia no oficial de la Ciudad Condal, en su día rebautizada como la rosa de fuego. Su libro es una documentada memoria de la verdadera España, que es la que se hace con el barro sucio de la realidad cuando contamina las moquetas, y donde las banderas carecen de importancia porque la humanidad extrema, la inevitable vulgaridad, nos hace a todos, seamos locos o poetas, iguales.