Los colores de la bandera de Venezuela

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Letras

Guía (abreviada) de literatura venezolana

La literatura escrita en Venezuela se premia en España, resiste dentro del país a pesar del régimen bolivariano y se fortalece gracias a la diáspora de sus grandes autores

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A la literatura venezolana se le ha complicado trascender las fronteras nacionales. Durante gran parte del siglo XX las editoriales locales se enfocaron casi exclusivamente en el público venezolano por ser un mercado seguro. Tampoco existían autores reconocidos o representados en el famoso boom latinoamericano, a pesar de que Rómulo Gallegos plantó la semilla en el fenómeno, como bien afirma el periodista cultural Xavi Ayén en su ensayo, Aquellos años del boom (2014). 

Sin embargo, con la entrada del nuevo siglo, la situación ha cambiado significativamente debido a la masiva migración venezolana que se ha originado desde que Hugo Chávez llegó al poder en 1999. Hoy los escritores del país suramericano publican tanto dentro como fuera de su territorio apoyados por internet y lo transmediático, con editoriales grandes y pequeñas o en monopolios de marketplace como Amazon. Además, el panorama literario venezolano cuenta con la promoción de investigadores académicos y críticos en el extranjero que difunden las letras venezolanas tanto en universidades como gracia al boca a oreja con editores, periodistas y agentes literarios. 

En España este interés ha sido respaldado por premios literarios y editoriales de renombre como Random House, Lumen, Páginas de Espuma, Tusquets, Anagrama, Seix Barral, Candaya, Galaxia Gutenberg, Visor o Pre-Textos, entre otras, que han apostado por autores venezolanos. Además, han surgido editoriales venezolanas con sede en el extranjero, como Ekaré, Libros de Fuego, Kalathos, Alliteration Publishing, El Taller Blanco, Letra Muerta y Frontera Viva, mientras que, dentro de Venezuela, continúan los esfuerzos de resistencia de editoriales locales como Oscar Todtmann, Dahbar, Eclepsidra, Fundación para la Cultura Urbana o Monroy Editor.

'Contestaciones' de Rafael Cadenas

'Contestaciones' de Rafael Cadenas FUNDACIÓN PARA LA CULTURA URBANA

La nueva literatura venezolana está siendo escrita desde ciudades como Buenos Aires, Miami, Nueva York, Málaga, Bogotá, Madrid, París o Ciudad de México. El reciente Premio Cervantes otorgado al poeta Rafael Cadenas, junto al éxito de galardonados autores más jóvenes como María Elena Morán, Karina Sainz Borgo, Rodrigo Blanco Calderón o Santiago Acosta, refuerzan una literatura que, debilitada y desterritorializada por la situación política, empieza a expandir sus fronteras más allá de ciudades venezolanas como Caracas, Valencia, Barquisimeto, Maracaibo y Mérida.

Una historia ibérica sin mercado aparente

En España, la literatura venezolana comenzó a ganar notoriedad en 1968, cuando Adriano González León obtuvo el prestigioso premio Biblioteca Breve de Seix-Barral con su novela País portátil (1969). Así lo comenta el escritor Juan Carlos Chirinos en su artículo El (nuevo) desembarco de la narrativa venezolana en España. El autor afirma que tras el logro de González León, la literatura venezolana pasó desapercibida en la Península Ibérica, con algunas excepciones de autores como Arturo Uslar Pietri y Miguel Otero Silva y, que no fue hasta que en 1998, que Boris Izaguirre, conocido por su papel en el programa de televisión Crónicas Marcianas, publicó Azul petróleo, una novela negra homoerótica con tintes políticos sobre la situación venezolana que, “alcanzó varias ediciones”, pero “no tuvo un impacto crítico significativo”. 

'País Portátil'

'País Portátil' SEIX BARRAL

En El (nuevo) desembarco de la narrativa venezolana en España, Chirinos destaca que el año del cambio para la literatura venezolana fue el 2006 cuando una novela venezolana vuelve a destacar en España. Con La enfermedad, el escritor Alberto Barrera Tyszka se alza con la XXIV edición del Premio Herralde de Novela. La novela, galardonada por un jurado conformado por Salvador Clotas, Juan Cueto, Esther Tusquets, Enrique Vila-Matas y el editor de la editorial, Jorge Herralde, abre un debate intimista y doloroso entre la eutanasia y la muerte natural con la ciudad de Caracas como telón de fondo. Ya un año antes Barrera Tyszka ya había publicado Chávez sin uniforme junto a la periodista Cristina Marcano, biografía exhaustiva del presidente venezolano que se convirtió en hilo conductor de otras escritas por periodistas norteamericanos o británicos como Jon Lee Anderson o Rory Carroll. 

A la par, otros escritores asentados en España antes del ascenso del chavismo como Juan Carlos Mendez Guedez habían publicado en editoriales independientes como Lengua de Trapo, donde editó El libro de Esther, novela que lo dio a conocer entre la crítica a finales de 1999. Otros dos autores también habían arado el terreno dentro del mercado español gracias a dos editoriales independientes que apuestan a día de hoy por los autores latinoamericanos: Páginas de Espuma y Candaya. José Balza y Ednodio Quintero, ambos publicados puntualmente en los 80 o a finales de los 90 en España, respectivamente, tuvieron acogida en estas editoriales ya entrado el siglo XXI junto con la recientemente fallecida, Victoria de Stefano. Balza publicaba el libro de cuentos Caligrafías (2005) con Páginas de Espuma mientras, Victoria de Stefano publicaba la novela Lluvia (2006) con Candaya y, Ednodio Quintero, se convertiría en un asiduo autor venezolano de dicha editorial a partir de su novela Mariana y los comanches (2004).

'La enfermedad'

'La enfermedad' ANAGRAMA

A la par, la labor de la editorial Pre-textos en los últimos años junto a compiladores como el escritor Antonio López Ortega, han enriquecido a la editorial valenciana con poetas y novelistas venezolanos. Publicaciones como Amar a Olga (2021) de Gustavo Valle, Los inmateriales (2020) de Óscar Marcano, Diario de Donceles (2023) de Quintero, Los oyentes (2023) de López Ortega y Minerva (2023) de Keila Vall de la Ville, son de aparición postpandémica y no ha sido posible evaluar todavía su recepción, como tampoco la del rescate de la obra Percusión (1982) de José Balza que en 2022 se publicó bajo la editorial Cátedra, bajo la tutela del escritor Juan Carlos Chirinos. 

El caso de Karina Sainz Borgo, radicada en Madrid, ha sido tanto o más notable por el despliegue publicitario del lanzamiento de su primera novela La hija de la española (Lumen, 2019), con traducción simultánea a una veintena de idiomas, a la cual le siguieron dos novelas más. Otros escritores venezolanos radicado en España son Michelle Roche que publicó la novela Malasangre (2020) con Anagrama. También se encuentra Rodrigo Blanco Calderón, escritor que, después de haber pasado por París, vive en Málaga, y ha publicado su segunda novela Simpatía (2021) bajo el sello Alfaguara. Por su parte, la literatura queer ha entrado en la península de la mano del escritor Manuel Gerardo Sánchez con títulos como El revuelo de los insectos (2020) o El verano duele más (2023), publicados con la editorial Egales, sello especializado en literatura LGTBQI+

'Percusión'

'Percusión' CÁTEDRA

Desde otros países también llegaban manuscritos venezolanos que se publicaban en España como fue el caso de Camilo Pino, instalado en Estados Unidos, quien publicó su tercera novela, Crema Paraíso (2020) arropado por la editorial. También el escritor Alberto Barrera Tyzska ha ido publicado varias novelas desde La enfermedad y este 2024 se publicó su más reciente novela El fin de la tristeza (Random House, 2024). Por su parte, del galardonado por las letras francesas, Miguel Bonnefoy, escritor francovenezolano radicado en París, se traducía al español su novela El inventor (Libros del Asteroide, 2023)

La poesía también ha ganado terreno en España más allá de los grandes premios nacionales. En los últimos cinco años encontramos libros como Breves Poemas para entender la ausencia (Torremozas, 2019) de la poeta Pamela Rahm o, La desesperanza (Visor, 2023) una antología del poeta Santiago Acosta donde encontramos varios de los poemarios del ganador del Premio Ciudad y naturaleza José Emilio Pacheco; hasta llegar a A Rilke, variaciones (Galaxia Gutenberg, 2023) de Rafael Cadenas, un pequeño libro de haikus donde el ganador del Cervantes invoca a uno de autores de cabecera. 

'Breves poemas para entender la ausencia'

'Breves poemas para entender la ausencia' TORREMOZAS

Otros autores reconocidos en Venezuela como Gina Saraceni, Leoncio Barrios, Magela Badolin, Ricardo Ramírez o Manuel Llorens pueden hacer llegar sus libros en España gracias a editoriales venezolanas asentadas dentro o fuera del país y son distribuidas en Amazon o, debido a la autopublicación, que permite la misma plataforma. También están los casos de escritoras como Lena Yau, Jacqueline Goldberg, Alejandra Banca, Magdalena López o Carolina Lozada que han publicado novelas o libros de relatos en pequeñas editoriales españolas que apuestan por novelas escritas por mujeres que relatan al país desde otra óptica. El mercado venezolano está tan fragmentado en editoriales y localizaciones de sus escritores y archivos, que algunas editoriales independientes españolas han apostado por relanzar obras de escritores fallecidos como Miyó Vestrini o Miguel Otero Silva como ha sido el caso de las Ediciones Torremozas o Trota Libros, respectivamente. 

En los últimos años, muchos autores venezolanos que viven en la diáspora o residen en Venezuela han publicado en España. Por ejemplo, este 2025, Rodrigo Blanco Calderón publicará la compilación de relatos titulada Venecos en la editorial Páginas de Espuma, mientras que Arianna de Sousa-García publicará la Novella Atrás queda la tierra en Seix Barral. Sin embargo, la vorágine editorial ibérica no es fácil de llevar y puede pisar la promoción de sus libros, en especial, si los edita una editorial independiente con pocos recursos para afrontar la promoción y distribución o, si un gran sello como Random House, Planeta o Alianza no dan mayores impulsos de promoción a los autores por no considerarlos prospectos comerciales dentro del mercado y, en consecuencia, mayor incidencia dentro de las mesas de novedades en las librerías que, a diferencia de lo que fue el mercado librero venezolano donde la venta se hacía con libro a consignación, en España se paga en firme, por lo que la apuesta del librero por un autor desconocido dificulta la venta.

Boom de los grandes premios españoles

A pesar de los tempranos reconocimientos a figuras como Adriano González León (Premio Biblioteca Breve, 1968) y Arturo Uslar Pietri (Premio Príncipe de Asturias de las Letras), no fue hasta 2006, con el Premio Herralde otorgado a La enfermedad de Alberto Barrera Tyszka, que la literatura venezolana comenzó a ganar mayor visibilidad en los premios literarios españoles. Esta obra marcó un hito al explorar la crisis venezolana desde una perspectiva literaria, abriendo camino para otros autores.

Posteriormente, escritores en la diáspora y desde Venezuela continuaron destacando. En 2009, Juan Carlos Méndez Guédez ganó el Premio Ciudad de Barbastro con Tal vez la lluvia, mientras que en 2015 Barrera Tyszka obtuvo el Premio Tusquets de Novela por Patria o Muerte, centrada en la muerte de Hugo Chávez. La poesía también brilló: Yolanda Pantin fue galardonada con el Premio Casa de América de Poesía Americana (2017) y el Premio Federico García Lorca (2020), y Rafael Cadenas recibió el Premio Reina Sofía (2018) y el prestigioso Premio Cervantes (2022), consolidándose como una voz emblemática de la literatura venezolana.

Rodrigo Blanco Calderón destacó en 2019 con el Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa por The Night, y en 2022 María Elena Morán obtuvo el Premio Café Gijón con Volver a cuando, señalando un relevo generacional en el ámbito literario. Estos logros reflejan una expansión de la literatura venezolana en el ámbito internacional, aunque su enfoque en la crisis política y social de Venezuela aún enfrenta retos comerciales en España. Como señala Cadenas, la literatura venezolana se ha vuelto "humilde, silenciosa, rebelde", encontrando en el exilio su voz más fuerte y resistente.