Antonio Fornés gana el Premio Hotusa
Fornés obtiene el Premio Narrativa, que organiza Hotusa, con 'Corazón ligero', un libro en el que reflexiona sobre sus viajes alrededor del mundo, desde el magnetismo de Etiopía al "aburrimiento" de Japón
21 septiembre, 2024 18:41¿Por qué viajamos? ¿En qué dirección se mueve el mundo? ¿Debemos ser, realmente, optimistas? El filósofo Antonio Fornés (L'Hospitalet, 1968) habla con severidad, pero con una amplia sonrisa. Su voz, grave, sólida, percute con contundencia. Es el ganador del Premio Eurostars Hotels, dotado con 18.000 euros, con el libro de viajes Corazón ligero, tras hacerlo público el pasado jueves.
El galardón lo organiza cada año el grupo Hotusa, --y ya van 19 ediciones--, que preside el empresario Amancio López. Y cuando se publique, por RBA en el mes de enero, estará presente en todas las habitaciones de los hoteles del grupo. En ellas, los visitantes podrán leer las páginas de Fornés, que medita sobre la muerte, la ecología, la aculturación o la globalización a partir de sus viajes particulares por todo el globo. Es el filósofo que vio de cerca la muerte en el Kurdistán del norte de Irak, que ofreció comida a las hienas en Etiopía o que comprobó "el aburrimiento" que se siente en Japón.
Comer un helado en Tokio
Fornés no quiere ser objeto, precisamente, del aburrimiento. Contagia su pasión por el viaje, con la idea de aprender, o de dejarse impregnar por lo que se ve, se siente y se comparte en numerosas partes del mundo. Ha estado en 75 países, y su idea es clara sobre cómo se viaja hoy. "Se ve una posibilidad de viajar a una ciudad determinada, pero se está allí sin vivir nada en especial. Te puedes comprar un helado, sentarte, ver algo que te gusta, y al día siguiente ya estás en casa, donde te comes también un helado muy similar", asegura.
El filósofo, que se gana la vida en la industria farmacéutica, pero que ha publicado ya cinco libros, abordando diferentes cuestiones y que participa en distintos foros, no es un extremista. Defiende la industria turística, pero pide un mayor esfuerzo a los que viajan. Rechaza, eso sí, la idea de ciertos puristas, que hablan siempre de lo "auténtico", y que entienden que eso se alcanza yendo a un pequeño pueblo aislado, en un país remoto, que puede ser muy peligroso. "Lo auténtico lo tienes en cualquier gran capital de un país como Indonesia o Tailandia, porque allí vive el grueso de la población. ¿No es eso auténtico?", se pregunta con sorna.
Fornés reflexiona con los periodistas, junto con los miembros del jurado del premio, como Carme Riera o Alfredo Conde, en el Hotel Grand Marina del puerto de Barcelona, del Grupo Hotusa. Los miembros del jurado destacan la "gran calidad" de las obras entregadas en esta ocasión, y valoran la capacidad de Fornés al conectar con un lector que viajará junto a él, y que se preguntará lo que el filósofo le propone. "Sentí miedo, pensé realmente que podía morir, y he pensado sobre ello, sobre la muerte, algo que no solemos hacer, y que es necesario", asegura, en relación a su viaje al Kurdistán del norte de Irak.
Pero ha habido muchos países en la vida de Fornés, que se costea sus viajes y trata de que sean realmente vitales en cada ocasión. Ha estado, pero en el sentido amplio del verbo, en países como Azerbaiyán, Naminia, Eitopía, China y Japón. En este último caso, se plantea el sentimiento del propio viajero, del turista, al que ve "aburrido, sin saber muy bien qué hacer" en una enorme ciudad como Tokio.
Con Joseph de Maistre de fondo
En el caso de Etiopía, la enseñanza es grande. "Me hice amigo de un hombre que era un ex militar, que me llevaba de un sitio a otro, siendo consciente de que yo allí no podría sobrevivir por mucho tiempo. Yo le invitaba a beber y a comer en diferentes lugares, y él tuvo el convencimiento de que yo era alguien importante. Y, claro, no lo soy. Era un inútil en Etiopía que le podía invitar a copas. Ese contraste nos debe fijar más en el suelo, y reflexionar sobre el concepto hoy de la globalización". Ese ex militar le enseñó a ofrecer comida a las hienas, en la región de Harari. "Veías lucecitas a lo lejos que se aproximaban. Eran los ojos de las hienas, que querían comer, y con un palo, con carne en la punta, le ofrecías la comida. Fue realmente algo muy emocionante", asegura Fornés.
Fornés es socio del RCE Espanyol. Y sus primeros viajes fueron con aficionados del club, como un iniciátivo viaje a Praga, con 18 años, cuando obligó a sus acompañantes a visitar la tumba de Kafka. Es doctor en filosofía y se diplomó en ciencias religiosas. Tiene claro Fornés que el progreso se debería analizar con mayor cuidado. Y recuerda frases de Joseph de Maistre, que escribió en contra de la revolución francesa. Su entrada en el mundo laboral sigue provocándole hilaridad. En una entrevista de trabajo aseguró que era especialista en herejías medievales. Y quien le contrató entendió que había dicho "orgías medievales". Eso lo explica todo, a juicio del filósofo. Cayó simpático, y fue visto como alguien arrojado, que era capaz de decir tal cosa.
Obtuvo el trabajo. Pero lo suyo es viajar y reflexionar, con una idea clara sobre el mundo de hoy: "Todas las personas son respetables, pero no todas las opiniones son respestables. Para sostener algo, hay que estudiar, saber de qué se habla. No todo vale". Y aparece, de nuevo, la figura de De Maistre por detrás de Fornés. ¿La modernidad? Bueno, igual no ha sido tan positiva. El lector deberá juzgarlo tras leer Corazón ligero.