El filólogo Domingo Rodenas

El filólogo Domingo Rodenas SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Letras

Domingo Ródenas: "De Borges no hay que fiarse"

El catedrático de Literatura, autor de El orden del azar, donde explora la figura de Guillermo de Torre, reflexiona sobre la España de las vanguardias y su proyección hispanoamericana y las obras inéditas de Luis Martín-Santos

21 marzo, 2024 17:44

Catedrático de Literatura Española y Literatura Hispanoamericana en la Universitad Pompeu Fabra, Domingo Ródenas firma El orden del azar (Anagrama), un extraordinario trabajo de historia cultural y crítica intelectual a partir de la figura de Guillermo de Torre. Mucho más que el cuñado de Borges, De Torre fue una figura clave para comprender la historia literaria y editorial de España desde los años veinte. Padre del ultraísmo, promovió la llegada de las vanguardias y el diálogo con Latinoamérica, en concreto con Argentina, donde residiría desde 1937 y en el que fallecería. Allí fundó la colección Austral y la editorial Losada, a la vez que participó mano a mano en la creación de la revista y de la editorial Sur. Promovió la publicación de autores españoles en el exilio y fue el primero en publicar la obra completa de Federico García Lorca. Domingo Ródenas trabaja ahora en la edición de la obra Luis Martín-Santos, de quien en los próximos meses aparecerán varios títulos inéditos.

A priori, una podría pensar que su ensayo es un deseo de reivindicar la figura de Guillermo de Torre. Sin embargo, a la medida en que se lee, queda claro que usted va mucho más allá de la simple reivindicación.

El libro, efectivamente, no es una reivindicación y no nace con un propósito reivindicativo de la figura de Guillermo de Torre que, en todo caso, sí que merece iniciativas que recuerden su valor y su relevancia. De Torre es una de esas figuras que desparecen de la historial pero que jugaron un papel de intermediario, igual que los editores, los divulgadores, los críticos o los conferenciantes….Torre hizo todo esto y, además, fue un dinamizador cultural, un oficio que ahora se ha instaurado, pero que en los años veinte, treinta o cuarenta no existía. Estaba disuelto en algo que se llamaba vagamente hombre de letras, como lo fue en su momento Victoria Ocampo.

Domingo Ródenas, catedrático de Literatura Española e Hispanoamericana

Domingo Ródenas, catedrático de Literatura Española e Hispanoamericana SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Ocampo también ocupa un lugar importante en esta historia. De hecho, diría que El orden del azar es ante todo una historia cultural que utiliza a Guillermo de Torre como eje.

Este era el propósito que me fijé desde el inicio. Cuando hace muchísimos años empecé con el proyecto puse y me puse varias condiciones. La primera era la de hacer un trabajo de investigación, pero no quería que el resultado fuera un trabajo formalmente académico. Por esto, el registro tiende a lo literario. Es decir: no tiene que ver con lo académico. La segunda condición era que quería que fuera un libro que pudiera interesar a un lector curioso y culto, no a un especialista. Mi objetivo era despertar el interés por la figura de Guillermo de Torre, que no mucha conoce y que es un personaje secundario en la historia cultural del país, pero solo aparentemente. Es un personaje que nace simbólicamente en 1900 y que podríamos definir, si Scurati no hubiera elegido este sintagma para Mussolini, como el hombre del siglo. A partir de él puedo recorrer todos los avatares de la cultura en su conjunto, puesto que De Torre se acercó también a la política y al activismo social. 

Antes hablaba de que De Torre es un falso secundario y, en efecto, podríamos definirlo como un ayudante necesario, pues, empezando por la generación del 27 y siguiendo por los exiliados españoles, fue un personaje clave para la difusión y publicación de muchos autores.

Exacto. Yo diría que la fisonomía de la cultura hispánica y, por tanto, incluyo la latinoamericana y, en concreto, la argentina, no sería la misma sin él. Él actuó entre bambalinas, no en el proscenio, del escenario cultural desde que era un chaval.Tenía dieciséis años cuando inventa el concepto de ultraísmo para designar una literatura y un arte parecido al que circulaba por entonces en Francia, país que no solo es la cuna de la mayoría de las vanguardias, sino el lugar de paso de las vanguardias no francófonas, como el futurismo. De Torre, desde joven promovió acciones, revistas y plataformas que favorecieran la creación del arte moderno. Ten en cuenta que tenía diecinueve o veinte años cuando, junto a Robert Delaunay, su mujer, Sonia, y el poeta ultraísta Isaac del Vando piensa en la posibilidad de montar un salón de independientes, a la manera de los franceses, para los jóvenes artistas españoles. Este proyecto no cuaja, pero años después monta en El Retiro la primera exposición de artistas ibéricos. 

'El orden del azar'

'El orden del azar' ANAGRAMA

Esas ansias de modernidad, no sé si excesivas, quedan más que reflejada en los consejos de Cansinos Assens, cuando le recomienda moderación.

En ese momento, Cansinos era no sólo el crítico principal en la prensa madrileña y, sobre todo, en la sevillana, sino el valedor de las nuevas formas literarias. Esa llamada a la contención tiene una razón: De Torre era un muchachito que quería romper con cualquier cliché cultural o moral; ese deseo de ruptura estaba dentro del programa de las vanguardias históricas, una ruptura que implicaba al lenguaje, en cuando se quería acabar el estilo adocenado, mostrenco, etc.… Hasta aquí todo normal. Lo que le pasa a De Torre es que cualquier escritor joven tendía a considerar que la elaboración de un lenguaje con alta temperatura literaria requería un enrarecimiento del lenguaje y, por tanto, el uso de palabras raras y una sintaxis retorcida.

De Torre cayó en este error juvenil como tantos otros, un error del que Cansinos le advirtió y que uno asume solamente con el tiempo. Aquel joven Guillermo de Torre adoptaba términos técnicos que aprendía de glosarios de física,de electricidad o de cualquier otro ámbito tecnológico claro. Al incorporar estos términos, al desplazarlos de su entorno natural y utilizarlos para otra cosa Torre producía unos textos disparatados. De ahí la petición de moderación de Cansinos, una cuestión que tenía también que ver con el hecho de que Torre resultaba a veces pesado por su constante defensa del cubismo, del futurismo, del espíritu nuevo

Incluso Gómez de la Serna le pide moderación.

Sí, Gómez de la Serna, ni más ni menos, vino a decirle que sentía simpatía por su actitud rebelde, pero le recomendaba moderarse porque –le dijo– con esos cimientos no iba allegar a construir nada. 

¿Su moderación vino de la mano de un alejamiento de la poesía y un acercamiento al ensayo?

Efectivamente. Pero este proceso de moderación y de interés por el ensayo no se entiende si no tenemos en cuenta que Guillermo de Torre llegó demasiado pronto a todo, fue demasiado precoz. Creo que su precocidad le pasó factura, terminó siendo un peso muerto que arrastró toda su vida.

Guillermo de Torre (1928)

Guillermo de Torre (1928) EFE

¿Por qué?

Él madura intelectualmente muy rápido. Cuando con veinticuatro años ya tiene escrito su libro sobre las vanguardias se avergüenza de ese registro estrafalario que había creado y defendido. Tanto se avergüenza que lo afirma por escrito. Basta leer cualquiera de las cosas que escribe en publicaciones como Revista de Occidente para darse cuenta de que, a los veinticuatro y veinticinco, ya no es el mismo de antes. Ha aprendido, cosa que le duele y mucho, que no tiene talento como creador. Quería ser poeta, pero descubre su falta de talento poético y literario. Intentó hacer una novela, pero no prosperó. 

A propósito de lo que comenta, Borges afirmaba que, en realidad, él quería ser poeta, si bien la fama le llegó antes como autor de cuentos.

De Borges no hay que fiarse, sobre todo a partir de 1962, cuando se convierte en una figura pública y es consciente de ello. Es entonces cuando concede la primera entrevista larga e inaugura parte su carrera de entrevistado, que va a durar el resto de su vida. Es ese año cuando vuelve a Europa, tras el primer viaje familiar que hizo siendo jovencito, y es también en el 62 cuando es invitado a la Universidad de Austin (Texas). No hay que fiarse porque un día puede decir una cosa y otras veces otra. Podía decir que él quería ser poeta, pero la realidad es que renuncia a la poesía y pasa años sin escribir versos. En los años veinte, Borges desarrolla una carrera de crítico y de poeta, pero abandona la poesía en los treinta y es, por entonces, cuando comienza a aflorar el narrador como continuación de su carrera como crítico. El hecho que dijera que quería ser poeta es una expresión más esa máscara pública que se puso y llevó puesta hasta el final.

Públicamente Borges desdeña a Guillermo de Torre, no le reconoce ningún mérito. ¿Se debe al distanciamiento que hubo entre ellos cuando Borges comenzó a reivindicar el criollismo?

Tuve claro que no quería con este libro fomentar la morbosa curiosidad que suscita, en quienes conocen un poquito del caso, la relación entre ambos cuñados, una relación que podría haber sido el centro del libro, pero no era esta mi intención. Por esto dejé fuera de mi ensayo los diarios de Bíoy Casares, donde encontramos transcritas distintas opiniones de Borges muy mordaces y destructivas sobre su cuñado. 

Domingo Ródenas

Domingo Ródenas SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Mas allá del desdén de Borges hacia De Torre, ambos tuvieron carreras paralelas.

En esto tienes toda la razón: ambos desarrollan una carrera de críticos literarios, independientemente de sus preferencias estéticas; ambos ejercen como críticos culturales y escriben sobre cine. A todo esto, Guillermo de Torre es un excelente crítico de arte moderno. Borges no tenía sensibilidad para la música, algo que sí tenía De Torre que escribe de joven piezas en torna a la danza moderna. Los dos arrancan como jóvenes poetas, lo que sucede es que De Torre tiene la lucidez de reconocer dolorosamente que es preferible no seguir escribiendo poesía, pese a que García Lorca, a quien conoce en Granada, le dice que le tiene estima y que la última parte de su poemario Hélices apunta un camino por el que podría transitar.

Es sobre todo a partir de 1937, año en el que De Torre vuelve a Buenos Aires junto a Norah Borges, cuando las carreras de los dos cuñados se separan. Sucede cuando De Torre monta junto con Gonzalo Losada y Julián Urgoiti la colección Austral, de libros asequibles, baratos y alta calidad. Por discrepancias ideológicas con Urgoiti, Gonzalo Losada decide apostar su fortuna personal a montar una editorial que no dependiera de la España franquista. Así surge Losada, un sello en el que De Torre juega un papel clave, mientras que Borges empieza a acercarse a las nuevas formas de la ficción.

Hablando de carreras que se dan la mano, hay que hablar aquí de Victoria Ocampo y del papel de Guillermo de Torre en la revista Sur.

Hay que mencionar la revista, pero también la editorial, que Ocampo monta a semejanza de Revista de Occidente siguiendo el consejo de Ortega y Gasset, que le dice: "usted se va a arruinar con la revista. Monte también una editorial y así las pérdidas de la revista quedan compensadas". Desde el inicio de la editorial y de la revista, Ocampo cuenta con Borges y con Guillermo de Torre, cuyo papel es esencial, si bien Borges nunca se lo reconoció. Cuando Ocampo piensa en crear una gran revista cultural americana, cuenta con él, que viene acreditado por su experiencia como coordinador y director de revistas culturales.

Borges también está, pero se mantiene en un segundo plano, si bien su talento hace que destaque y que para Ocampo sea también imprescindible, aunque es consciente de la personalidad esquinada y complicada de Borges, de su arbitrariedad en los juicios. Rn una carta al escritor cubano Julio Rodríguez Feo, Pedro Enrique Ureña le dice que entiende su fascinación por Borges, pero añade que ellos solo conocen una parte de Borges, una parte que está haciendo y ha hecho mucho daño a la literatura argentina. Le cuenta sus arbitrariedades; su galofobia, su fobia a lo español y su anglofilia, que le lleva a considerar interesante todo lo que esté escrito en inglés. Volviendo a Sur, ahí De Torre hace un papel determinante en la primera etapa de la revista, que monta mano a mano con Eduardo Mallea. La propia Ocampo reconocerá su labor diciendo que, en realidad, la revista la hacían ellos tres y nadie más.

'Correspondencia entre Giménez Caballero y Guillermo de Torre'

'Correspondencia entre Giménez Caballero y Guillermo de Torre'

Guillermo de Torre viene, entre otras cosas, de participar en La Gaceta Literaria, la revista fundada por Giménez Caballero.

Esta revista es fundamental para las vanguardias y la modernidad literaria y cinematográfica española. Giménez Caballero era un teórico del cine, un gran cinéfilo que quiso ser director y que rodó una pequeña película. En aquellos años, las revistas tenían mucho peso: más que escaparates, eran lugares donde circulaban ideas y estéticas nuevas. Fueron esenciales en España, pero también en otros países; pensemos en la Nouvelle Revue Français, en Novecento, en The Criterion, la gran revista fundada por de T.S. Eliot. Es una revista de este tipo la que quiere hacer Victoria Ocampo. Crear un órgano que permita la circulación de ideas en todos los órdenes occidentales. Por eso en Sur publica figuras como Heidegger o Maritain, por ejemplo. De Torre participó en la creación y promoción de muchas de estas revistas. En 1949, en Buenos Aires, participa en la creación de la gran revista de pensamiento en español de aquella época, la revista Realidad, lo que ocurre es que por, discrepancias internas con el equipo, prefirió que su nombre no figurara. Lo mismo pidió Francisco Ayala, que también fue uno de los impulsores de esta revista. 

Si algo hay que destacar de Guillermo de Torre es el interés por América Latina en un momento en el que los intercambios eran muy escasos.

Su América Latina es muy temprana: en los años veinte ya se está escribiendo con los estridentistas mexicanos y con José Carlos Mariátegui, el gran pensador marxista peruano, a la vez que mantiene una estrecha relación con los Edwards, en concreto, con Joaquín Edwards Bello, una de las grandes familias intelectuales y políticas de América Latina. La vocación hispanoamericana de Torre está sobradamente acreditada desde su juventud, prueba de ello es que Cansinos Assens conoce a Vicente Huidobro gracias a una carta del jovencísimo De Torre que, nada más leer a Huidobro, le escribe para mostrarle su entusiasmo. Este hecho demuestra, además, lo informadísimo que está de la literatura Hispanoamérica, un interés que también se atestigua por la relación epistolar que mantiene con los jóvenes del grupo Martín Fierro.

A este punto, la pregunta es evidente: ¿Qué pasó y qué consecuencias tuvo la publicación del artículo 'Madrid Meridiano Intelectual de Hispanoamérica'?

Para contestar, es necesario retroceder. El americanismo de La Gaceta Literaria era percibido desde distintos centros americanos, por ejemplo, desde México, con un poco de recelo. Por parte de Torre había un interés intelectual por cuanto acontecía en campo literario en Hispanoamérica y la poesía en general. De Torre quería dar a conocer a los poetas jóvenes de los países latinoamericanos, pero no solo. En él había también un interés que podríamos definir como comercial. Se da cuenta de la necesidad de crear un mercado del libro transatlántico, que facilite que la producción americana venga a España y que a producción española vaya a Latinoamérica. Su objetivo era crear un mercado fluido y único, y soñaba con la posibilidad de promover una gran feria del libro en Buenos Aires. Tenía una visión no solo intelectual, sino también empresarial.

Esto es importante tenerlo en cuenta porque detrás del artículo hay mucho más que una mera cuestión literaria de prestigios y vanidades. De ahí el enfado de De Torre y Giménez Caballero por la facilidad con la que Francia seguía ejerciendo la capitalidad cultural occidental. De Torre no entendía que los jóvenes poetas fueran a París y cambiaran incluso de idioma para así conseguir publicar -este es el caso de Oliverio Girondo, que publicó su primer libro, Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, en un pequeño pueblo al norte de París- libros que apenas tenían divulgación. ¿Qué hizo Girondo para dar a conocer su poemario? Volverlo a publicar en Argentina. Esto enfadó a De Torre, y es desde este enfado cuando escribe el texto del Meridiano, con un punto de arrogancia y soberbia. No era la intención: lo que quería hacer con ese artículo era promover una hermandad intelectual transatlántica. Sin embargo, este mensaje lanzado desde Madrid quedó enterrado retóricamente por la inmensa torpeza de sus argumentos, planteados desde un lugar de superioridad. Este artículo produjo la reacción inmediata y airada de los jóvenes argentinos de la revista Martín Fierro

Domingo Ródenas

Domingo Ródenas SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

No quiero terminar la entrevista sin preguntarte por Norah Borges. Ella era pintora; él, crítico de arte. ¿Hubo un diálogo artístico o intelectual entre ambos?

Lo que hay es una colaboración constante. Al llegar Norah a España con tan solo diecisiete años, cuando se conocen, De Torre promociona su trabajo. Norah deslumbra por sus dibujos, xilografías y grabados en madera. Empiezan a aparecer en todas las pequeñas revistas de vanguardia. De Torre, que quiere convertirse en su novio, hace lo posible para promocionarla en Europa y, por esto, a Tristan Tzara, con quien mantenía contacto, le envía grabados de Norah. Quiere darla a conocer. En los años de la República promovió su primera exposición individual y quiso que los grandes libros de la editorial Losada llevaran ilustraciones suyas. Piensa en La invención de Morel de Bioy Casares. Firmó muchísimas portadas de Losada hasta que llegó un momento en el que no quiso seguir. Optó por dedicarse a su familia, si bien, como me explicó su hijo, siguió pintando, pero pintaba para ella. Ya no le interesaba promocionarse y De Torre respetó su elección.

Por último, ¿qué me puede contar de Martín-Santos? ¿Los inéditos nos descubrirán a un autor distinto?

Martín-Santos escribió mucho desde muy joven, desde que era estudiante universitario en Salamanca. Escribía poesía, narrativa y teatro. Se ha conservado ese material juvenil que es interesante como curiosidad. Escribió en paralelo a su carrera de psiquiatra y político en la clandestinidad. Resulta increíble que pudiera escribir tanto en aquella época, antes de publicar Tiempo de silencio en 1962. De los años cincuenta tenemos muchas obras teatrales que serán una gran sorpresa En su juventud, dejó dos novelas escritas, pero que son ejercicios. Sí que tenemos dos novelas que están muy bien y que no tienen nada que ver con Tiempo de silencio, si bien reflejan un mundo en el que la posibilidad de crecer individualmente no existe y en el que todo está abocado a la ruina y al fracaso. Luego tenemos un sorprendente material ensayístico, compuesto principalmente por conferencias.