Victor Klemperer, escritor, filólogo, autor de 'Quiero dar testimonio hasta el final' / WIKIPEDIA

Victor Klemperer, escritor, filólogo, autor de 'Quiero dar testimonio hasta el final' / WIKIPEDIA

Letras

Klemperer vuelve a dar testimonio hasta el final

Se publica la esperada reedición de los diarios que detallan la vida cotidiana bajo el Tercer Reich de un testimonio excepcional

16 abril, 2022 22:00

Galaxia Gutemberg acaba de publicar una reedición de los diarios de Victor Klemperer, que se editaron en dos tomos hace casi veinte años bajo el título de Quiero dar testimonio hasta el final y que estaban desde hace ya mucho tiempo agotados. El precio de aquellos dos volúmenes en segunda mano (en iberlibro y otras librerías on line), estaba por las nubes, pues el prestigio de estos diarios detallistas y minuciosos, formidable crónica cotidiana de la ascensión y caída del nazismo, vistas y vividas desde la experiencia de un distinguido intelectual de etnia judía, y por consiguiente sometido permanentemente a la ignominia y en peligro de muerte, no ha parado de crecer desde que se publicaron en Alemania.

Bienvenida, por consiguiente, la reaparición de esta fenomenal obra maestra, cuyas descripciones contribuyen a perfilar la imagen de lo que era la vida de a diario bajo el Tercer Reich, ahora en nueva edición condensada en un solo volumen de 450 páginas por Galaxia Gutemberg.

Victor Klemperer nació en 1881, combatió como voluntario en el ejército alemán durante la primera guerra mundial, en 1920 era especialista en literatura francesa del siglo XVIII y catedrático de filología románica en una universidad de Dresde, cargo del que fue desposeído en 1935, y obligado a jubilarse con una magra pensión por el defecto de ser de raza judía. Poco a poco, como judío fue siendo desposeído de sus derechos y posesiones, incluida su vivienda, pero el hecho de ser veterano de la guerra y de estar casado con una mujer aria retrasó por unos años lo peor de la represión.

Portada del libro de Klemperer

Portada del libro de Klemperer

La política antisemita no comenzó, como suele creerse, en 1939, con la segunda guerra mundial, sino seis años antes, en cuanto Hitler alcanzó el poder, agudizándose poco a poco según se consolidaba el régimen, se formaba un ejército formidable, se eliminaban las fuerzas de la oposición y a las personas no adictas, y se eliminaba el estado de derecho y la igualdad de los ciudadanos alemanes ante la ley, según una dinámica de creciente ensañamiento y desenvoltura en el odio racial hasta desembocar en el genocidio. 

El bombardeo de Dresde, la salvación de los Klemperer

Klemperer llevaba desde los 19 años un diario personal, pero durante los años del tercer Reich fue especialmente meticuloso en la anotación de los pequeños acontecimientos y adversidades de cada día: cada nueva exacción, multa, prohibición, cada asesinato, cada amigo que tras largas cábalas y cálculos sobre el agravamiento de la situación decidía emigrar a Palestina o a Estados Unidos, una vía de escape a la que él y su mujer, Eva Schlemmer, no podían recurrir por su desconocimiento de otros idiomas (pese a ser Klemperer un reputado especialista en literatura francesa del XVIII), no contar con ahorros ni contactos en el extranjero y no imaginar cómo podrían ganarse la vida en otro país.

Según pasaban los años y crecían las dificultades para la supervivencia, llevar ese diario se hacía más imprudente y peligroso, tanto para el autor como para todas las personas que en sus páginas mencionaba. Eva se ocupaba de esconderlas en lugar seguro, jugándose también ella la vida en caso de que se la descubriera, pero aún así Klemperer arrostraba esos peligros porque le parecía importante “dar testimonio hasta el final”, lo que efectivamente hizo.

Después de mil humillaciones y amargas vicisitudes y de asistir a la desaparición de amigos y parientes, en el exilio o en la maquinaria del exterminio, y en el momento de mayor desesperación, paradójicamente el bombardeo de Dresde por los aviones británico y norteamericanos salvó a los Klemperer del ya inevitable tren a Auschwitz: aprovechando el caos causado por el estallido de las bombas y los incendios, él se arrancó la estrella amarilla del abrigo y se dieron ambos a la fuga. Permanecieron escondidos en el campo hasta la capitulación de Alemania, y luego Victor recuperó su puesto en la universidad, donde al inicio de cada clase los alumnos le tributaban una prolongada salva de aplausos. Eva falleció en 1952, y Victor en 1960.   

La elección de la editorial

¿Es mejor la antigua edición (de Círculo de Lectores/Galaxia Gutemberg) o ésta de ahora (de Galaxia Gutemberg)? Depende. Ya aquella primera edición era en realidad abreviada, pues el señor Klemperer, que nunca llegó a publicar sus diarios en vida, ni a editarlos o corregirlos, era ciertamente minucioso, minuciosísimo en sus descripciones.

Sus primeros editores decidieron abreviar las largas y detalladas notas, aligerándolas de sus excursos filológicos. Ahora se ha abreviado la abreviación según el siguiente criterio: “Sobre todo se ha prescindido de la extensa descripción del trabajo científico de Klemperer, sus lecturas y análisis literarios. La selección se concentra en los textos que se refieren a la vida diaria”.

Es un criterio plausible, pues en la primera edición (en dos volúmenes) la reiteración de las cuitas y angustias cotidianas podían llegar a impacientar al lector e invitarle a saltarse páginas, aunque también aquella repetición casi maniática de quejas y lamentos por las dificultades nimias o gigantescas del día a día contribuía a proporcionar al libro una atmósfera de alta densidad e imponía por su propia acumulación una lectura obsesiva y rendida. Este adelgazamiento preserva lo esencial de la virtud del testimonio. En cualquier caso, esta reedición es una excelente noticia y ofrece una segunda oportunidad de conocimiento para quienes no alcanzaron a beneficiarse de la primera.