David Rieff, autor de 'Deseo y destino', en la entrevista con 'Letra Global'

David Rieff, autor de 'Deseo y destino', en la entrevista con 'Letra Global' Òscar Gil Coy Barcelona

Ideas

David Rieff: "Triunfa lo kitsch, Taylor Swift frente a Schönberg, porque nadie quiere esforzarse"

El analista y crítico literario, autor de ‘Deseo y destino’, sobre el movimiento ‘woke’, señala que Trump lleva a cabo “una contrarrevolución” y que el impacto en Estados Unidos sólo es comparable al que ejerció Roosevelt en los años 30 con el New Deal.

David Rieff, lo 'woke' y el ocaso de la cultura

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David Rieff (Boston, 1952) relaciona elementos distintos, con referencias a autores y a distintas épocas, para reflejar una realidad, la de un mundo en el que la gran Cultura ha dado pie a creaciones que se enmarcan en lo “kitsch”, en lo fácil. En ese fenómeno el movimiento woke tiene un papel principal, pero también el capitalismo neoliberal, que ha sabido aprovecharse al comprobar que “no supone ninguna amenaza contra el sistema económico”.

Rieff lo explica con detalle en su último trabajo, Deseo y destino, lo woke, el ocaso de la cultura y la victoria de lo kitsch (Debate), traducido al castellano por Aurelio Major.

Rieff, con una voz grave que recuerda a Leonard Cohen, reflexiona con sumo detalle. En esta entrevista con Letra Global, considera que el movimiento woke “mata el arte”, con esa apuesta por mostrar la identidad, la expresión de la comunidad, por esa voluntad de “presentismo”, que resta valor a las obras del pasado, precisamente por ser de otros tiempos.

Su idea la refleja con una frase centrada, por ejemplo, en el campo de la música: "Triunfa lo kitsch, Taylor Swift frente a Schönberg, porque nadie quiere esforzarse, nadie quiere trabajar para poder apreciar algo”.

La aportación de Rieff es que ese movimiento woke, que se instaló en las universidades norteamericanas, no puede considerarse como algo de izquierdas, como un fenómeno que busca una transformación en el campo socioeconómico. Es el capitalismo, el neoliberalismo, el que “ha acabado animando o acompañando ese movimiento porque ha visto que no comportaba ningún riesgo”.

David Rieff, durante la entrevista con 'Letra Global'

David Rieff, durante la entrevista con 'Letra Global' Òscar Gil Coy Barcelona

Pero, ¿cómo se puede caracterizar ese fenómeno que influye también en muchos países europeos como España? Rieff ve tres elementos: “Lo woke es un movimiento emancipatorio, que es muy crítico con el pasado, con la idea de que ese pasado vale menos que el presente. Eso golpea a la alta cultura que, precisamente, pone más peso en el pasado que en el presente. Y, por otro lado, está obsesionado con la calidad moral de los artistas”.

¿Cómo diferenciar obra artística y persona? Rieff insiste en que lo woke percute en lo moral. “En un artista como Picasso se marca más su relación con las mujeres, su comportamiento personal, que su genio artístico, por ejemplo”.

El autor de Deseo y destino ve otra cuestión, que resulta clave. “Se trata de una versión de una idea profunda del cristianismo, que se ha secularizado. La idea de que, finalmente, los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros. En literatura, por ejemplo, leer a Cervantes o a Calderón es leer a colaboradores del Imperio, y lo que hay que hacer es leer a los marginados, a las víctimas. Es una visión que ha tenido más influencia en el mundo anglosajón, en países protestantes. Es mejor, siguiendo esa idea, leer a un poeta árabe migrante que a un gran escritor del siglo XVII”.

¿Es algo nuevo, cómo se ha llegado hasta ese punto? Rieff recuerda que lo que se conoce como woke tiene algunas referencias. “Es el mexicano Vasconcelos quien pronuncia aquello de ‘por mi raza hablará mi espíritu’, y creo que, en un sentido evidente, los seguidores de lo woke son los hijos de Vasconcelos”.

Lo que está en juego, por tanto, es una transformación de lo que denominamos Cultura. Cuando Rieff reflexiona sobre ello, incide en una diferencia, la que se establece entre representación y trascendencia. ¿Qué se busca, en el fondo? “Como escritor o pintor puedes contar algo a través de tu imaginación. Ahora se parte del grupo, que quiere representar al grupo, no se piensa en la trascendencia. Lo woke es un rechazo a la trascendencia, y eso mata el arte”.

David Rieff en la entrevista con 'Letra Global'

David Rieff en la entrevista con 'Letra Global' Òscar Gil Coy Barcelona

¿Ya no habrá espacio para un lenguaje universal, lo que ha intentado expresar la gran creación artística, en diversos campos? “El arte de la gran cultura occidental es difícil. Las personas ven difícil la música clásica. Y triunfa lo kitsch, Taylor Swift frente a Schönberg, porque nadie quiere esforzarse, nadie quiere trabajar para poder apreciar algo”.

¿Mucho esfuerzo, algo que hoy nadie está dispuesto a realizar? “Se entiende que esa idea es como someterse al arte. La idea clásica de la sumisión. Y hoy todos somos reyes. Volvemos a la frase de Warhol, de ser famosos durante quince minutos”.

Pero, ¿por qué lo woke se ha impuesto, qué ha sucedido en las últimas décadas?

“El triunfo de lo woke es el resultado de la derrota de la izquierda clásica, del socialismo. Los partidos que pudiéramos llamar de centro no saben cómo encarar los grandes desafíos de nuestra época, sea el cambio climático o la migración descontrolada, o la destrucción de la burguesía o las transformaciones a partir de las redes sociales y la inteligencia artificial. Contrasta el mensaje de alegría de Kamala Harris en su campaña electoral con el miedo al presente y el futuro que se ha instalado en la clase media baja, en los migrantes, en los jóvenes. Hay un clima apocalíptico en el que solo se considera que tienen sentido los partidos extremistas. Estamos como en los años veinte o treinta del siglo XX, entre el comunismo o el fascismo, un clima que reflejó muy bien Marcel Ophüls en el documental La tristeza y la piedad sobre el colaboracionismo francés con el nazismo”.

Pero es necesario algo más. Rieff mantiene en la conversación su tono íntimo, marcado por un cierto pesimismo. “Lo woke viene también de la derrota de las esperanzas de esa izquierda clásica. En los países que se consideran comunistas todos quieren salir, sea Venezuela o la Nicaragua de los Ortega o Cuba. Y el que se mantiene oficialmente como comunista, que es el caso de China, es en realidad un sistema capitalista autoritario”.

¿Defienden un modelo económico concreto? “Esa es la cuestión, que lo woke no quiere que se le formule esa pregunta. Sus integrantes, en las universidades, se pueden identificar como comunistas o anarquistas, pero no tienen una crítica fundamental respecto a la economía. Y las empresas saben que no reducirán sus beneficios por el elemento ‘trans’, por ejemplo. Por eso aceptan el movimiento. Sí es cierto que con el regreso de Trump al poder muchas empresas han visto que el precio puede ser alto y han dejado de apoyar o de tolerar lo woke. Pero no es una amenaza fundamental al capitalismo. Los ‘wokistas’ se describen como la resistencia, pero leen las atrocidades de Trump y siguen con sus empleos. Es una resistencia de señoritos”.

¿Considera que está tan próximo el final del liberalismo político? ¿Todo tiene su tiempo?

“Podría decir como Héctor Abad ‘el olvido que seremos’. Pero es obvio que no podemos garantizar si existirá España o Estados Unidos dentro de 1.000 años. No veo al liberalismo político con respuestas para todo lo que ha llegado. Movimientos como la socialdemocracia o la democracia cristiana, que fueron reformistas, hicieron su papel. Quizá llegue una nueva versión del liberalismo, siempre en la Historia es peligroso decir cosas definitivas. Nadie podía suponer que una religión de mujeres y esclavos se transformara en la religión del Imperio, como ha sido el cristianismo. Pero dudo que esa nueva versión llegue. Entramos en una época de capitalismo autoritario”.

Portada del libro de David Rieff

Portada del libro de David Rieff

¿Con qué nos enfrentamos? “Un ejemplo que es central en Europa es la migración. Las migraciones van a cambiar nuestras culturas de manera fundamental. Pero debemos afrontar nuestras contradicciones. Si no hay niños, y tampoco queremos migraciones, ¿qué nos queda? No veo como la Europa de Monnet, de Schuman o De Gasperi van a poder afrontarlo. Se vive en un mundo de fantasía biempensante”.

El movimiento woke, y Rieff lo destaca también en su libro, presenta algunas razones, cuestiones que deben estar en la agenda. En la conversación surge la cuestión de Palestina, y las aseveraciones de intelectuales del sur global como Pankaj Mishra, que inciden en los restos de colonialismo. ¿Hay colonialismo en Gaza, es Israel el hombre blanco de Occidente en el seno de Oriente Próximo?

“No comparto esa visión. Me parece narcisista. Hay muchos israelíes del Magreb, y en Palestina hay también población rubia. Otra cosa es sostener que Israel comete crímenes de guerra o un genocidio, algo que puedo aceptar. Pero no se puede sostener que los palestinos son los buenos. Hay una confusión en el mundo biempensante. Se confunde el estado de víctima con el estado de gracia. Lo he vivido en Bosnia o en Ruanda. La víctima de hoy es el verdugo de mañana. Y en el caso de Israel desgraciadamente la víctima se imagina tener una autoridad moral perpetua, y es un error moral pensar de esa manera”.

El escritor, periodista y crítico cultural David Rieff, en la entrevista con 'Letra Global'

El escritor, periodista y crítico cultural David Rieff, en la entrevista con 'Letra Global' Òscar Gil Coy Barcelona

Con David Rieff no se puede obviar la cuestión que rodea al presentador de televisión Jimmy Kimmel, a quien se le ha cancelado su programa en Estados Unidos, por un comentario sobre el asesinato de Charlie Kirk, el joven activista trampista.

“No voy a llorar por Jimmy Kimmel, no voy a llorar por el destino de un millonario. Pero está claro que Trump llegó al poder con ideas muy radicales y hay una presión del Gobierno para censurar, para frenar varios debates. Estamos ante una contrarrevolución. Trump y su equipo pretenden que el consenso mediático-liberal, centro-izquierda, no siga teniendo la misma centralidad en el país. La derecha sabe que los medios tradicionales, además, ya no tienen tanto peso. El diario más leído, liberal, es el New York Times, con ocho millones de lectores. En las redes, en podcasts, esa derecha tiene 30 millones de seguidores. Y esa derecha tiene claro que el consenso en la televisión se puede cambiar. Es la dimensión radical del tropismo. Los dueños de la cadena donde trabaja Jimmy Kimmel han pensado que se puede prescindir de él, o que se le puede convencer para que no haga esos comentarios”.

¿En qué momento estamos, entonces? “Es una contrarrevolución. Estados Unidos va a experimentar un enorme cambio de las dimensiones que experimentó en los años treinta. Entonces Roosevelt, con el New Deal, tenía principios. Trump, en cambio, es un oportunista total. Si le hubieran aconsejado hacerse trans para ganar las elecciones, lo hubiera hecho. Otra cosa es Vance, su vicepresidente, que es un alumno de Orbán. Tiene una visión menos transaccional que Trump, que es un empresario del sector inmobiliario, el más corrupto de todos”.

¿Quién se enfrenta a Trump? ¿Dónde están las protestas de la sociedad civil?

“La sociedad civil no tiene mucho aliento, y no parece fácil oponerse de forma sistemática a Trump. Los demócratas están divididos. Trump tiene suerte. Está gobernando en medio de la crisis del Partido Demócrata. Ha aparecido un joven socialista en Nueva York. Es interesante, porque desde hace 80 años no existe el socialismo en la política electoral. Veremos, aunque no puede ganar unas presidenciales".